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Sufriendo y por penales se llegó a la Copa

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De la mano de Messi y el Dibu se consiguió la gloria eterna

Por Eduardo Fleming
domingo 18 de diciembre de 2022, 21:59h

Nunca tan merecido, nunca tan festejado, sufriendo, cómo no podía ser de otra manera, pero justificado. La felicidad de Messi, que tanto lo buscó, era la felicidad de todo un país, que asombraron al mundo por su pasión en la búsqueda de una ilusión y el sueño tuvo su mejor final.

Por penales, por más que se había jugado un primer tiempo casi perfecto con un dos a cero contundente, y cuando todo parecía indicar que la final iba a ser un simple trámite apareció Francia y en dos minutos empataron para mandar el juego al alargue. Y ahí también, apareció lo que quedaba de Messi para poner el 3 a 2, y uno dijo listo ya está, pero no, Mbappe no se iba a ir así nomás del mundial, puso el 3 a 3 y en la última del suplementario apareció el gigante del Dibu Martínez para llevar la final a la definición por penales.

Y sí había definición por penales nadie dudaba que el Dibu iba a hacer de las suyas. Tras la conversión de Mbappe), tapó el disparo de Kingsley Coman y luego intimidó tantó a Aurélien Tchouaméni que lo terminó desviando.

Los nuestros cumplieron con su deber. Messi, Dybala –que sería titular en cualquier otra selección y acá se la bancó como el mejor tener poca participación, y los ingresados Leandro Paredes y Gonzalo Montiel para darnos el mundial.

Y así llegaron los festejos en todo el país, de un equipo que consiguió unir a todos, con entrega, con actitud, humildad y buen fútbol, donde todos se encolumnaron en la búsqueda de la tercera, para poner el país en un lugar más acorde de la historia.

A esto hay que agregarle que era el último mundial de Messi, y que hubiera sido muy injusto el fútbol con él, si no se retiraba de la selección con la Copa del Mundo en sus brazos. Y así jugó todo el mundial, con una agenda apretadísima, jugando casi in descanso, pero con un amor propio que contagiaba a propios y sorprendía a extraños. Pero no solo era el amor propio, sino que puso en la cancha todo su repertorio, hasta humillando a un joven croata de veinte años que era considerado el mejor del mundial. Ni hablar que metió siete goles en todo el certamen, una locura solo pasada por su sucesor –obviamente con otras características como Mbappe, que termino con ocho tantos. Leo en la final convirtió dos, y por si le faltaba algo para coronar su carrera, nadie podrá discutir que es el mejor del mundo, y para los que lo compartan con Maradona, habrá que entender que no es Messi o Maradona, sino que tenemos el honor que los dos sean argentinos.

Y quien también se llevó todos los honores fue el entrenador. Scaloni le terminó tapando la boca a quienes lo quisieron sacar de su lugar, menospreciando su tarea, y, ahora, como buenos panqueques, se “subieron colados” a la Scaloneta. Con sapiencia, el técnico campeón solo contestó con resultados, logrando el respeto del plantel y generando un gran grupo humano que lo llevaron a ganar la Copa América en el Maracaná y ahora el mundial en Qatar. Priorizando al que estaba mejor, dejó de lado durante el desarrollo del mundial a su goleador –la gran decepción del plantel- Lautaro Martínez, cómo así también a Leandro Paredes. A su vez tácticamente superó a casi todos los rivales, y por esas cosas del fútbol, en las mejores actuaciones, como contra Países Bajos y Francia, se tuvo que definir en la serie de penales el pase a a final y su definición.

Sobre la final en sí, ya de entrada el equipo de Sclaoni demostró que quería buscar el partido. A pesar de las especulaciones de la prensa, que aseguraban que Argentina iba a ir con cinco en el fondo, el entrenador definió el ingreso de Di María por la izquierda y la confirmación de Tagliafico por la izquierda, ambos claves para el desarrollo del encuentro. Y esa actitud se vio en el campo de juego, donde Argentina tuvo el dominio total del encuentro durante el PT y con un dos a cero _messi de penal y Di ría con un golazo de contra- que quedó corto para esa etapa. El segundo tiempo, a pesar de los cambios franceses, seguía desarrollándose de la misma manera, con el dominio argentino y el desconcierto de Francia. Pero, lo que para un espectador imparcial sin ninguna duda fue la mejor de la historia, para el análisis argentino, fue una lástima esos dos minutos de desconcentración, cuando el partido tendría que haber estado tres o cuatro goles de diferencia, Francia apareció de la nada en dos ráfagas para quedarse con el empate. Y de nuevo, como contra Países Bajos, esta vez con menos resto físico aún, Argentina pareció no sentir el golpe y con el resto que le quedaba fue a buscar el triunfo en el alargue. Y lo tuvo con Messi, esta vez sí parecía que el 3 a 2 iba a ser el resultado definitivo, llegó una nueva distracción en el fondo, y un Montiel –que no entró bien pero tuvo la capacidad necesaria para meter el penal decisivo, que salió desesperado a tapar un disparo de Mbappe, tapó con su brazo el disparo y el 3 a 3 tiraba abajo toda la ilusión, que parecía derrumbarse del todo cuando apareció de la nada un francés solo para definir, el Dibu se jugó la vida estiró todo su enorme cuerpo para transformarse en el Súper héroe de todos y confiar en sus poderes mágicos para la hora de los penales.

Y el Dibu no falló, tapó uno e hizo que otro resultara desviado, para que Messi, Dybala, Paredes y Montiel cumplieran con su parte y desataran la fiesta, una fiesta merecida, que pareciera no querer terminar, con la imagen para la eternidad de Messi besando a la Copa, con el mismo, o más amor que besó a Antonella el día de su casamiento, y todos juntos, la frase elegida por el plantel, festejando, hasta el gran Kun Agüero levantando el trofeo, sintiéndose –como corresponde- uno más de este plantel de amigos, de guerreros, que este 18 de diciembre pusieron su nombre en la rica historia del futbol argentino.

Ahora es momento de celebrar, y estos festejos son una gran oportunidad que si estamos todos juntos es más fácil conseguir resultados, donde se pudo ver durante casi un mes, a casi todo un país unido en búsqueda de un bien común –siempre se encuentra algún miserable que buscó impedir la felicidad de un pueblo-y aunque sea toda una utopía, si Messi y compañía pudieron lograrlo, porque no pensar lo mismo para un país que necesita dejar las grietas de lado y meterle para adelante.

Todo el país es una fiesta y el agradecimiento a este plantel será eterno, 36 años tuvieron que pasar para volver a levantar la Copa, y después de Maradona, llegó el turno de su sucesor Leonel Messi, para sacar pecho y que el mundo mire con asombro la fiesta, pasión y orgullo de los argentinos.

Gracias jugadores, gracias cuerpo técnico por esta coronación, ahora a darles el recibimiento que se merecen para agradecerles este enorme logra conseguido.

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