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Las cartas del Abuelo Pascasio: Al servicio de la Macri Famiglia

Las cartas del Abuelo Pascasio: Al servicio de la Macri Famiglia

Por Manuel Suárez Suárez
lunes 23 de octubre de 2017, 16:35h

Muy querida nieta Cristina:

Estaba esperando a pasar las elecciones para escribirte. No creo que los resultados sean para deprimirse. Es triste que gran parte del electorado siga pichicateado por un grupo de delincuentes que los manejan a su antojo. Cuando llegué a Buenos Aires podías hablar con gente en la esquina del barrio o en el tranvía para comentar sobre la actividad diaria en el país. Pasado el tiempo es evidente que retrocedimos. Bueno, nos hicieron retroceder con la inoculación masiva del veneno del neoliberalismo. Es difícil de entender que haya tantos ciudadanos que se ofrecen para ser esclavos de la Macri Famiglia. No podés decir nada porque el diálogo es imposible. Todos repiten las mismas boludeces, insensateces y mentiras. Lo más jodido es que la droga macrista los vuelve insensibles al dolor del semejante. Lo único importante es que don Mauricio siga aumentando su fortuna con lo que le saca al vecino grasa que no lo vota.

A muchos macristas incapaces de sentir compasión ---lo están demostrando con Santiago Maldonado--- les encantan las frasecitas en onda espiritual “new age”. Creo detectar que la pichicata los vuelve bipolares. No es normal que antes de las elecciones las redes sociales se llenen de mensajes con insultos para después pasar a hablar de sueños en bosques con flores. Te pongo un ejemplo sobre estos pordioseros mentales. El irlandés Terry Neill es el autor de la conocida reflexión de que “el cambio es una puerta que solo puede abrirse desde dentro”. Son tan necios que piensan que abrieron ellos la puerta. Acá está la clave. La puerta se abrió desde fuera y fue don Mauricio el que movió la manija para hacerlos salir, en fila infantil, para ir a votar en contra suya y de sus descendientes. Es lo que tiene el tragarse ciertas pastillas sin receta médica. Es lo que tiene el confiar tu vida a un contrabandista.

Mas allá de los traidores que se vendieron a la coima macrista (Randazzo es uno) es digno de estudio que los ayer abiertos y generosos anfitriones argentinos se conviertan a la doctrina egoísta del desprecio a los que menos tienen. Es cierto que hay varias categorías de votantes. Están los que al igual que Macri no pueden leer un texto de corrido sin equivocarse pero también están los bien educados. Los peores son los que cursaron estudios universitarios. Son peligrosos. Persiguen su bienestar arrastrando a infelices que no saben que están autorizando en las urnas su incorporación sumisa al servicio esclavista de la Macri Famiglia. Es curioso que acepten sin inmutarse que el presidente permita que se mate a un ciudadano por participar en una protesta. Algo no funciona dentro del cerebro cuando repiten las excusas de los terroristas mediáticos del “Clan del Clarinete”.

Acá arriba seguimos firmes al lado tuyo. Vamos a reunirnos semanalmente para lograr que el presidente Macri comparezca delante del Tribunal Penal Celestial. Entendemos que sus múltiples delitos exceden totalmente el campo civil ya que la muerte de Santiago Maldonado es una grave violación de los derechos humanos. Los votantes macristas eligieron a un pobre miserable aunque cargue guita a paladas para Panamá. La miseria de Macri es espiritual. Es público y notorio que el elegido carece de virtud alguna. Quizás los votantes, en su gran mayoría, tengan también vacía el alma y el corazón. No hay otra explicación para quien se alegra de que muera un noble muchacho que se fajaba por defender los derechos de la etnia mapuche. Si tu gran ilusión en la vida es ser madre de narcotraficante, entonces, votaste bien. Te felicito, che.

Si tu ilusión es que tus hijos formen un hogar y tengan una familia, entonces, votaste mal. Le erraste feo, che.

Me despido. Tengo que acercarme al “Cine Celestial” para ver la obra teatral “Gato encerrado”. Por gentileza de nuestra nieta Silvia Ramos vamos a poder disfrutar, mediante una trasmisión en directo, del último ensayo antes de su estreno en el Teatro Columbia de la avenida Corrientes. Recibí el cariño del viejo emigrante fonsagradino que mantiene su esperanza de que pronto vuelva la cordura a la hermosa esquina rioplatense.

Pascasio Fernández Gómez

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