Nuestro muy querido Centro Gallego de Buenos Aires

Quiero manifestar que siento mucha tristeza aunque mantengo la esperanza de que la actual crisis en el Centro Gallego de Buenos Aires pueda ser superada. La tristeza sale de la decepción por impotencia delante de un escenario inestable en el que peligra la pervivencia de la

entidad gallega más importante de la Galicia exterior.

Llevo varias décadas divulgando, con mayor o menor acierto, el mérito del esfuerzo emigrante que levantó en la esquina de Belgrano y Pasco un hogar de identidad para sanar heridas del cuerpo y del espíritu. Estuve allí infinidad de veces y conocí a docenas de directivos e< hice muchos amigos desde los tiempos de la primera presidencia del noiés Sánchez Millares.

Cada visita llena mi corazón de disfrute identitario. Me siento agradecido por poder hacer un recorrido por delante de los siguientes nueve cuadros: 1) A familia do cego (Castelao); 2) O cego (Castelao); 3) Feira de Ourense (Colmeiro); 4) Nena no campo (Colmeiro); 5) Conto de nenos (Laxeiro); 6) Muiñeira (Seoane); 7) Nacemento (Díaz Pardo); 8) A sesta (Maside); 9) Emigrantes (Seoane). No olvido la emoción de cuando entré por primera vez en la habitación donde murió Castelao en compañía del muy generoso Rodolfo Prada Chamocín.

Recomiendo a los parlamentarios gallegos que hagan una visita al Centro Gallego de Buenos Aires. Se que volverán a Santiago de Compostela llenos de orgullo por ser parte activa de la etnia de honrados emigrantes que no olvidaron el lugar donde estaban las raíces. Los actuales parlamentarios tienen la obligación de ayudar a reparar y solucionar un problema de gestión administrativa que va camino de entregar un valioso patrimonio ---a precio de saldo--- para beneficio exclusivo de un grupito de indecentes intermediarios que buscan la privatización de una institución de carácter asociativo-mutual.

Lo primero que debemos de entender es que seguimos en deuda con la diáspora gallega. Quiero decir que recibimos mucho más de lo en estos pasados años les hicimos llegar en concepto de subvenciones sociales o culturales. Dicho esto, es de justicia que puedan contar con la Xunta de Galicia cuando hay un problema. Los socios del Centro Gallego no son huérfanos. Tienen una familia con más de 3 millones de hermanos que siempre está dispuesta para sacar los impedimentos que frenan su camino. Es evidente que en la gestión administrativa hubo errores. Hay muchos directivos que están decepcionados pero que aún no se rindieron aunque hay otros que están en el lado oscuro para aprovecharse de la crisis y sacar tajada.

Habría mucho que comentar de los acontecimientos que nos pusieron en la actual situación. Escribí varios artículos desde la dimisión del último presidente electo, Carlos Alberto Vello Pombo, que fueron mal recibidos por las tres agrupaciones que le retiraron su apoyo. Hoy estamos mucho peor ya que ganaron posiciones los enemigos del servicio mutualista de asistencia médico-hospitalaria. Ahora quiero hacer una propuesta para promocionar los fondos artísticos del Centro Gallego de Buenos Aires. Hace años le comenté al presidente Álvaro Campos una idea que pensaba era una buena forma de poner en valor la aportación de los gallegos a los acogedores ciudadanos argentinos.

La propuesta sigue en pie. Hoy la hago presente para colaborar en el salvamento del Centro Gallego de Buenos Aires. Ofrezco mi humilde persona, de forma gratuita, para hacer de guía en visitas organizadas a la Pinacoteca Social. Se trata de que los participantes del Emotional Tour conozcan la historia de Galicia a través de obras pictóricas que nos llevarán de viaje por la vida de un pueblo que dejó su paraíso atlántico para sementar honradez en tierras argentinas. La visita debería de comenzar fuera del Centro Gallego. El mejor inicio es delante del óleo “A derradeira leición do mestre” de Castelao. Allí, un amigo mío de Santa Cristina de Vinseiro ---que por cierto, manda mucho en el Centro Galicia--- estaría encantado de atender a los visitantes. No tengo la más mínima duda de que los participantes no quedarán indiferentes frente a los interesados ataques en contra de los sudadores emigrantes de la noble Galicia.

MANUEL SUÁREZ SUÁREZ