Juzgan a los tres etarras que pusieron la furgoneta-bomba
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Los tres etarras durante el juicio |
El atentado contra la casa-cuartel de Burgos dejó una "zona de guerra" y quiso causar "el mayor número de víctimas"
Los testigos describen un escenario "devastador" y los etarras, que se enfrentan a 3.498 euros de cárcel, se niegan a declarar
lunes 11 de noviembre de 2013, 14:06h
Guardias civiles que sufrieron el atentado de ETA en la casa cuartel de
Burgos en 2009 han declarado este lunes en el juicio de los tres terroristas
acusados que estos buscaron el mayor número de víctimas entre las
noventa viviendas familiares del recinto, incluidas numerosos niños.
Los testigos y peritos de la Guardia Civil
que han comparecido en la Audiencia Nacional durante el juicio contra el
'comando Otazua' por el atentado cometido contra la casa-cuartel de
Burgos en julio de 2009 han desvelado que la explosión dejó un escenario
"devastador" que "parecía una zona de guerra" y que sus autores "iban
claramente a causar el mayor número de víctimas".
Este relato ha sido el compartido por la decena de agentes que ha
declarado después de que los tres acusados, Daniel Pastor, Iñigo
Zapirain y Beatriz Extebarria, se hayan negado a "participar en el
juicio" al "no reconocer la legitimidad del tribunal".
Los miembros del 'comando Otazua' se enfrentan a una petición
fiscal de 3.498 años de cárcel por 145 intentos de asesinato y un delito
de estragos terroristas, pena en la que coincide la Asociación
Unificada de la Guardia Civil (AUGC) y es ligeramente inferior a la
solicitada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y la
acusación particular, que cifra los afectados en 156.
La vista ha contado con el testimonio de varios médicos forenses
que exploraron los "cortes y erosiones" que sufrieron algunos menores
que dormían aquella noche en el edificio, así como a diversos adultos
que presentaban "síndromes de estrés postraumático, agorafobia y demás
secuelas de tipo psiquiátrico" que les incapacitaron para seguir
ejerciendo su profesión.
Además, un grupo de expertos policiales ha dado cuenta de la
capacidad destructiva que poseía la furgoneta-bomba colocada frente al
acuartelamiento y cargada con más de 700 kilos de amonal. "Dejó un
cráter de unos seis metros de diámetro y 1,80 metros de profundidad. La
fuerza de la explosión llegó a 600 u 800 metros de distancia. Un bloque
de motor llegó a 250 metros", han precisado.
Estos peritos han suscrito que encontraron "un escenario
devastador" en el que "un edificio de cierta altura tenía su parte
inferior totalmente derruida" con toda su estructura afectada y cuyos
aledaños se encontraban plagados de vehículos "calcinados y
explosionados". "Parecía una zona de guerra", han descrito.
En este sentido, la abogada del Estado ha pedido en concepto de
responsabilidad civil una indemnización de 20,6 millones dirigida al
Ministerio del Interior y el Consorcio de Seguros por parte de los
miembros del 'comando Otazua', que ya fueron condenados por el asesinato
del brigada Luis Conde o del inspector Eduardo Puelles.
"No quedaba casa"
Ante el tribunal, presidido por el magistrado Alfonso Guevara, han
declarado varios agentes que dormían aquella noche en la casa-cuartel y
cuyas viviendas quedaron totalmente destruidas. "¿Cómo quedó su casa?",
ha preguntado a uno de ellos la fiscal Susana Landeras, a lo que este
ha respondido: "No quedaba casa".
"Empecé a escuchar voces y ruido. Todo estaba a oscuras, sólo se
veía el fuego por detrás. Salimos como buenamente pudimos porque no
había ningún señalamiento a la salida de emergencia ni ningún tipo de
plan de evacuación", ha indicado otro agente, que a día de hoy se
encuentra en situación de incapacidad como consecuencia del atentado.
Por su parte, el instructor del atestado policial ha destacado que
los terroristas "iban claramente a causar el mayor número de víctimas"
ya que la furgoneta-bomba, estacionada a escasa distancia del recinto,
"enfocaba claramente hacia las viviendas". "Sobre las cuatro de la
madrugada reventó todo el cuartel. Había un gran destrozo", han
mencionado otros efectivos.
"Que yo sepa no hubo aviso previo -de la colocación de la bomba--.
Habría 90 familias, matrimonios y niños", ha señalado uno de los
agentes del turno de noche, después de que sus compañeros señalaran que
el atentado fue reivindicado posteriormente en el diario Gara por ETA y
que las cámaras de videovigilancia no permitieron identificar al
individuo que abandonaba la furgoneta-bomba.
Los agentes que participaron en las detenciones y registros
domiciliarios han subrayado que la investigación contra el 'comando
Otazua' comenzó a mediados de 2008 y estuvo centrada en las acciones
cometidas en Vizcaya y sus provincias limítrofes. Tras identificar a
Daniel Pastor y las citas orgánicas que mantenía con Beatriz Etxebarria e
Iñigo Zapirain, se precipitó su detención tras constatar "riesgo de
fuga".
Entre el "numeroso" material terrorista, los explosivos y los
manuales operativos que instruían sobre la forma de cometer atentados,
las cargas explosivas o las medidas de seguridad, llamó la atención de
los agentes un callejero de Burgos y una carpeta de una copistería
situada a escasos metros del cuartel. "El callejero tenía una relevancia
significativa, con anotaciones atribuidas a Daniel Pastor".
Los agentes han remarcado que los interrogatorios se desarrollaron
con "normalidad" y que los detenidos reconocieron la autoría y
ofrecieron "múltiples detalles" del atentado. Por ejemplo, que tomaron
una salida pequeña --"lógica desde el punto de vista de seguridad del
terrorista"-- para desplazarse hasta la capital burgalesa.