Selectividad

Lo peor de la primavera no son los cambios de tiempo, ni las lluvias que estropean la tarde que vas a salir en bici, ni siquiera la maldita alergia al polen o derivados que convierten tu nariz en una parte del cuerpo inútil que no cumple su función... Lo peor de la primavera es sin duda para muchos y muchas ¡la Selectividad!

Todos estos años estudiando para jugarte no solo tu futuro profesional y académico, sino también, tu dignidad. Jugártelo todo en una única prueba de acceso a la universidad concentrada en tres días donde el café y las bebidas energéticas pueden ser tus mejores compañeros de viaje.

Durante esta semana podemos escuchar frases del tipo: "No me va a dar tiempo", "se me ha olvidado todo" o "¿qué tal llevas el tema 5?". Frases producto de los nervios y la tensión acumulada ante tan diabólico examen que nos hace desconfiar de nuestras propias posibilidades y encaramarnos a pactos absurdos con el mismísimo dios de la fortuna para que  nos pregunten, única y exclusivamente, aquellos temas que nos sabemos al dedillo. "¡Por favor Dios de la fortuna! ¡Si haces que me pregunten por Platón, prometo no bailar la canción del verano!".

La única receta milagrosa para aprobar la selectividad es estudiar. El temario es abrumador y por mucho que cojas los libros y cuentes las hojas no va a ser más pequeño. ¡Ponte a ello! Fíjate pequeños objetivos y organiza tus horas de estudio. ¡Tranquilízate! Ahora mismo lo más difícil del mundo para ti es aprobar ese maldito examen, pero no sufras, las estadísticas juegan de tu parte ya que muy poca gente suspende la selectividad. ¡Cree en ti! Dale la importancia justa que tiene dicha prueba, ni más ni menos, seguramente eso haga que te lo tomes en serio pero que te tranquilice el pensar que no va a ser el peor momento de tu vida. ¡Estás preparado/a y lo sabes!

Tras varios días de estudio, con sueño, con más ojeras que un oso panda.... ¡suena el despertador! ¡Es la hora! Pocas veces en tu vida ha sonado el despertador no para que te levantases, porque ya estás en pie estudiando, sino para que vayas a hacer el primer examen. Cuando llegas aumentan los nervios y siempre hay alguna cámara de televisión que recoge ese sufrimiento, ¡aléjate de ella! ¡Tienes que reservar todo tu ingenio y creatividad para el examen! Siéntate en la mesa que te toque, despliega tu arsenal de escritura y repítete a ti mismo/a que lo vas a aprobar y con buena nota.

Cuando acaba el examen todo ha pasado. Por momentos tienes la sensación de que todo te da igual, seguramente porque en tu cabeza ya sabes que no te ha salido tan mal y que tampoco ha sido para tanto. Lo peor de la primavera ya ha pasado. Es entonces cuando solo piensas en celebrar que has sobrevivido y el sueño que arrastras desaparece para celebrarlo con tus compañeros y compañeras, todavía sin saber si has aprobado. Lo único malo es que entró Platón... ¡y un pacto es un pacto!
 Roberto Carlos López Martín. Presidente del Consejo de la Juventud de Castilla y León.