Carta al presidente del Gobierno

Señor Presidente: hoy ha sido un día para olvidar. Su Gobierno nos ha subido el IVA sin misericordia, le ha quitado usted una paga extra a los funcionarios y ha reducido en general las prestaciones de los desempleados, a partir del sexto mes. Usted, Presidente ha dicho textualmente: "Hago lo único que se puede hacer, y no pregunto si me gusta o no". Y también ha dicho usted que "los españoles nos han elegido, para hacer lo que estamos haciendo". Hombre, Presidente, yo creo que hay cosas que usted no ha hecho y que se podían haber hecho antes de acabar haciendo lo que dijo que nunca haría. Y tampoco es cierto que los españoles le hayan elegido a usted para hacer lo que hoy está haciendo. Puestos a decir, díganos también que a los españoles no nos queda más remedio que aguantar lo que usted decida, porque así está establecido en nuestra democracia. Claro que sí, faltaría más, pero mucho cuidado Presidente, que las tormentas empiezan siempre por una sola gota.

Permítame pedirle que ya no nos hable más del tiempo pasado, que tampoco quiero que me hable más de herencias recibidas, de obligaciones impuestas, de deudas soberanas o de primas lejanas de las que no habíamos oído hablar nunca. Ya está bien. Aquí lo más importante de todo esto que está pasando es que estamos asustados, que no sabemos dónde estamos y lo que es peor, que no sabemos hacia dónde vamos

Hay dos cosas Presidente que usted debe explicarnos. Una: necesitamos saber dónde estamos de verdad, y cómo podemos salir de esta situación. Saber si podremos crecer y seremos capaces de crear empleo en los próximos años. Díganoslo sin ambages, sin eufemismos, sin miedo. Estamos preparados. Y dos: ¿cuál es realmente el modelo de país en el que usted y su Gobierno están pensando? ¿Lo saben ustedes? ¿Cuál va a ser el motor económico que nos permita salir de la crisis? ¿Seremos un país industrial, un país de servicios, o seremos el geriátrico de Europa?

¿Tiene usted respuestas para estas preguntas? Pues díganoslas ya y si no las tiene, váyase. Dele su espacio a otra persona que tire de nosotros, que nos infunda confianza y sepa valorarnos. No está el tiempo y el país para pasos de yenka. Necesitamos liderazgo, fuerza y decisiones contundentes. Los españoles estamos dispuestos al sacrificio.

Pero eso sí, al sacrificio de todos, incluidos usted Presidente y toda esa nueva capa socio-política que entre todos hemos creado y que ahora ustedes no están dispuestos a reducir adecuadamente. Esos, que hoy, cuando usted Presidente, desgranaba los sacrificios que vamos a tener que hacer, aplaudían a rabiar en pos de una imagen de unidad ficticia. Es obsceno ver las imágenes de un Parlamento ajeno al sentir de la calle.

Es deprimente verle a usted, Presidente, leer a toda prisa unos papeles preparados por terceros y transmitiendo una sensación de querer pasar el trámite cuanto antes. Cada medida restrictiva que usted ha tomado esta mañana Presidente, ha provocado muchas lágrimas en muchas familias españolas, aunque usted no sea consciente de ello.

Por eso Presidente, y con esto acabo, permítame que desde este humilde rincón de mi despacho y con la única legitimidad que me da ser español, mayor de edad y en pleno y legítimo uso de mis derechos constitucionales, decirle que no me gusta cómo está haciendo su trabajo. Que en mi calle y hasta en la calle más pequeña del pueblo más pequeño de España, hay ciudadanos indignados, temerosos, silentes y expectantes con los pasos que usted va dando. Ciudadanos que buscamos alternativas a las opciones políticas actuales porque no trasmiten ni tranquilidad, ni esperanza, ni ilusión, ni confianza y que si tuviésemos un cauce de expresión adecuada, usted, ustedes, a los que hoy se les llena la boca de palabras como esfuerzo, comprensión y necesidad, tengan la seguridad de que experimentarían, en sus propios privilegios, la fuerza y el empuje  de un pueblo cansado de viajar sin rumbo.

Daniel Movilla