Sin cajas y sin aprender de los errores

Castilla y León se ha quedado sin Cajas de Ahorros (hace un año todavía tenía seis), que han acabado por diluirse como azucarillos en grandes grupos bancarios. Una de las causas de este final, además, por supuesto, de la crisis financiera, ha sido la incapacidad de sus responsables para aunar voluntades en torno a un proyecto común, pendientes más de intereses provincianos que de un interés general. Pues parece ser que seguimos en las mismas,   porque ahora toca disputarse direcciones territoriales que bien poco pueden aportar desde un punto de vista económico. Hace unos días fue el propio presidente del PP en Burgos, César Rico, el que reclamaba para esta ciudad la Dirección Comercial de Zona y el Consejo Asesor territorial de CaixaBank, el grupo con el que se fusionó Banca Cívica del que, a su vez, formaba parte Caja Burgos. Este miércoles ha sido la Confederación Vallisoletana de Empresarios, que preside  Manuel Soler, la que se ha subido al mismo carro y ha reclamado la "suculenta sede" para la capital vallisoletana. Seguimos sin aprender de los errores a pesar de que los hayamos pagado muy caros.