Algo está cambiando

Desde que un juez de Valladolid dijo aquello de que "los bancos no tienen alma" parece que a más de uno les ha hecho reflexionar, más que nada por los acontecimientos sucedidos desde diferentes sectores y estamentos.

Para empezar el propio Estado, el Gobierno de Mariano Rajoy, daba un paso de gigante al aprobar una norma que miraba por el desahuciado, por aquel que por la situación de desempleo y ya sin prestaciones sociales, no podía hacer frente a la hipoteca contraída con la entidad financiera. La buena noticia era que, en los casos más extremos, el banco se quedaba con la vivienda pero sin necesidad de que el desahuciado siguiera pagando las letras.

En una primera lectura, esta medida del Gobierno parecía tener trampa porque los bancos podían adherirse de forma voluntaria, no obligatoria, lo que hacía pensar que iban a ser pocos los que se sumaran. Sin embargo, parece que algunos "se pusieron colorados" y empezaron a sumarse, empezando por las cajas -no las mejor posicionadas económicamente- y poco a poco han seguido los bancos. A más de uno se le ha abierto una ventana para respirar en estos tiempos de asfixia.

Pero no queda aquí la cosa porque hasta los juzgados se han puesto manos a la obra y, cosa poco habitual, se ha cumplido aquello de que "el cliente siempre tiene la razón"... también ante un banco. Y en medio de la lucha de muchos usuarios de banca y cajas de ahorro que se sienten engañados por las llamadas participaciones preferentes, han visto un rayo de luz en la sentencia de un juzgado vallisoletano que ha condenado a un banco por cláusulas engañosas en el contrato realizado a un cliente. El mundo al revés... dirán muchos.

Sin embargo las asociaciones de usuarios de bancos, tales como AUSBANC o ADICAE, ven en estos pasos un posible cambio de actitud, o quizá una pérdida de poder de la larga mano bancaria. ¿Estarán perdiendo influencia? Se les ve como los malos de la película no solo por los clientes, por el usuario tipo. Los empresarios de Castilla y León, también el Consejo Regional de Cámaras, e incluso IBERAVAL, ya han dicho en reiteradas ocasiones que las dificultades para el crédito no están ayudando a salir de la crisis. Ahora también las administraciones públicas, los gobiernos, se unen a este tirón de orejas social a estos estamentos que, en muchas ocasiones, "se han creído con la sartén por el mango".

Las cosas están cambiando, podemos afirmarlo, a la espera de consecuencias que cambien la imagen social y económica de esta sociedad. De momento ya estamos ante un Euribor que sigue bajando con incidencia directa en las hipotecas y en los hipotecados, la inmensa mayoría de los mortales... siempre que no se vieran afectados por la cláusula suelo. ¿Otro engaño bancario?

Eva Marín. Periodista.