Del Mapa al Magrama pasando por la grama

Ahora que llueve algo de agua y sobre todo recortes presupuestarios, se me ocurre que si Mariano Rajoy ha cumplido ya sus primeros cien días más o menos ha conseguido los mismos galones el ministro de lo nuestro, Miguel Arias Cañete. A los ciudadanos estos cien días se nos han hecho muy largos, ocupados como estamos en que el próximo tijeretazo no nos corte hasta el oxígeno que respiramos. Prácticamente no hay ya ningún capítulo que se salve de la poda y la única pregunta que nos atrevemos a hacer es "¿y cuánto?", como el padre que paga el cristal que su hijo ha roto de un balonazo.

Así las cosas, a las peticiones que hace cien días planteábamos para el ministro habría que sumar hoy la de conservar lo hasta hace poco teníamos y ahora tememos perder en el futuro. La sequía presupuestaria es más dura y tiene aún menos piedad que la del tiempo, así que en el campo apretamos los dientes, esperando que escampe lo antes posible y no arrample con lo que tanto esfuerzo había costado levantar.

Repaso las propuestas que hacíamos, días antes de las últimas elecciones generales, para que el nuevo gobierno apostara por el sector agroganadero. Sobre las que dependen de Ciolos, Merkel y Sarkozy todavía tenemos alguna pequeña esperanza, y eso que es casi un milagro que Bruselas legisle a favor de nuestro país. De los puntos que dependen del bolsillo nacional y autonómico -algunos tan vitales como el plan estratégico en materia ganadera, las infraestructuras hidráulicas, el relevo generacional, la fiscalidad y el gasóleo profesional etc. -, después del "rapado al cero" al que se ha sometido al presupuesto del Ministerio, nada podemos esperar, salvo lo que venga de nuestro propio esfuerzo.

Observo que en lo único que, en estos cien días, en lo único que nos han hecho algo de caso es en lo que no cuesta nada: en el cambio de nombre del ministerio. Ya no es el antiguo MAPA (Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación) ni el anterior MARM (Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino). Ahora es el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, pero sus siglas no son, como parecería lógico, "MAAMA" (que parece el grito del desesperado), sino MAGRAMA. Una palabreja que por cierto por esta tierra suena bastante mal, porque lo último que quiere un agricultor es que la grama se enrede y consuma la tierra.

Donaciano Dujo. Presidente de Asaja Castilla y León.