Valín vuelve por sus fueros

No lo va a tener nada fácil el nuevo presidente de la Confederación Hidrográfica del Duero, un organismo cuya dirección ha sido siempre bastante compleja y complicada. Llega, además, en un momento en el que la sequía, que va camino de convertirse en pertinaz, augura una campaña de riego especialmente dura con la guerra del agua entre provincias a punto de declararse. Los embalses están a la mitad de su capacidad y con ese nivel no es precisamente sencillo gestionar el agua, sobre todo porque poco o nada se puede hacer si no llueve, o nieva, y los recursos son los que son, al menos mientras no se desarrollen nuevas infraestructuras que, tal y como está el patio, no parece muy plausible.

Valín tendrá que aplicarse, además, en la reforma del Plan Hidrológico Nacional -y por lo tanto de cuenca- una labor que se suma a los frentes abiertos actualmente en el organismo de cuenca, como el traspaso de la gestión del Duero a la Junta (de la que su predecesor no quería ni oír hablar)  o la finalización de una obra ya mítica como es el embalse de Castrovido. Su condición de ingeniero de caminos canales y puertos, su experiencia profesional y su profundo conocimiento del mundo rural  le van a hacer más fácil el camino en el que, sin embargo, no le faltarán "chinas" o tal vez pedruscos. De momento, Asaja se ha mostrado "indiferente", tal vez porque recordaba sus importantes diferencias durante su etapa de consejero. Tal vez debería empezar a pensar en encomendarse a San Isidro, al menos para que llueva y el problema del agua y las cosechas sea uno menos a resolver.