Política fiscal confiscatoria
martes 03 de enero de 2012, 12:30h
Es más fácil predicar que dar trigo. Mariano Rajoy ha debutado al
frente del Gobierno incumplido una de sus promesas electorales: no
subir los impuestos. La realidad es que los ha subido. ¡Y de que
manera!. La política fiscal anunciada tiene perfiles confiscatorios y se
ensañará con las clases medias, base, por cierto, de su electorado
tradicional. Tan consciente debe ser de la desazón con la que millones
de ciudadanos encaran los primeros compases del nuevo año que prefirió
no ser él quien diera las malas noticias dejándolas en manos de la
vicepresidenta Sáenz de Santamaría y los ministros Montoro, De Guindos y Bañez.
Mal comienzo. El Gobierno anunció recorte de gastos, pero se quedó
corto en aquellas partidas en las que el ejemplo podría haber sido
ejemplar: ¿Por qué un 20 por ciento de reducción de las subvenciones a
los partidos políticos, los sindicatos y la patronal y no el 100? Si a
quienes no viven de la política (el grueso de los ciudadanos) se les
imponen nuevas y pesadas cargas de impuestos, lo justo es que los
políticos, la patronal y los sindicatos vivan de las cuotas de los
afiliados a estas organizaciones, no a costa del Presupuesto. El
Gobierno justifica el palo aduciendo que se ha encontrado con un déficit
del 8 por ciento, dos puntos más de lo proclamado por Zapatero.
Añade que han sido las comunidades autónomas las gastadoras. En algunas
de ellas (Valencia, Murcia, La Rioja, Castilla y León, Galicia, Ceuta y
Melilla) el PP gobierna desde hace años, y en el resto, salvo en
Andalucía, Cataluña y el País Vasco, manda desde el mes de mayo. Los
técnicos del PP, ¿no sabían lo que hacían los políticos del PP? Cuando
Rajoy se comprometió a no subir los impuestos, ¿no conocía el calado
real de la deuda autonómica? Cuesta creerlo. La composición del Gobierno
pintaba bien, pero, visto lo visto, empieza mal.