El bla, bla, bla de los políticos

La precampaña es lo que tiene: políticos que ni siquiera conocíamos aparecen por nuestros pueblos, otros que hacía cuatro años que no veíamos salen día sí y día no en los periódicos. Todos hacen ruedas de prensa, encuentros y mítines para explicarnos, para "hacer balance" del dinero destinado por el Gobierno central en la provincia de Valladolid (PSOE) o para criticar lo que tenían que haber hecho y no cumplieron (PP).

La socialista Soraya Rodríguez (Soraya "la mala", para el alcalde) nos "vende" que las pensiones han subido (hay que cuidar la tercera edad, es donde hay más votos) y que fue una decisión muy "dolorosa" para el Gobierno reducir el salario a los funcionarios, aunque la secretaria de Estado recuerda que desde que llegó el PSOE a La Moncloa los empleados públicos han visto incrementada su nómina un 16%. Y lo dice "pegada" en la mesa a otro secretario de Estado, Mario Bedera.

La precampaña es así. Si hoy se celebra una rueda de prensa para ofrecer cualquier cosa, es precampaña. De qué sino el titular de Sanidad ( que se prodiga en exceso en los medios de comunicación) apoya la implantación de la llamada "isoapariencia" un puente.

Pero los más tristes y ridículos de esta época son los "cuneros". Castilla y León tiene varios cuneros de distintos pelajes y partidos. El más mediático, controvertido, protestado y que más problemas ha causado es el ministro del Interior, Antonio Camacho. Desde que fue designado como candidato al Congreso ha realizado más de seis viajes a Zamora, pero el advenedizo es incapaz de nombrar ninguna comarca zamorana, aunque habla y habla y habla. Hace cuatro años le ocurrió lo mismo a otro cunero famoso del PP en esta misma provincia: Gustavo de Arístegui.

Esto ocurre en la región. Fuera, la política está enlatada: grandes escenarios, eventos para bla, bla, bla y como es habitual sin preguntas de la prensa. Nuestros líderes se han acostumbrado a largar su discurso y que nadie más intervenga.