El chusquero de la política ataca de nuevo

El viejo político de moda en la actualidad es Pérez Rubalcaba, que en julio del año que viene cumplirá sesenta años. Tuvo una rápida carrera profesional como profesor de química orgánica en la Universidad Complutense de Madrid, y quizás por esto último, tras su ingreso en el Partido Socialista en Madrid en 1974, escaló puestos como miembro de las comisiones de enseñanza e investigación en el partido, y llegó, después de cargos intermedios en el ministerio a ministro de educación en 1992 y luego  de la Presidencia.

El resto, tras la victoria de Aznar en 1996, se oscurece hasta sus declaraciones alambicadas del 11-M , y luego otra vez con Zapatero, ministro del interior en 2006 y negociaciones con ETA incluidas. Hoy ya sabemos, ministro de interior, Vicepresidente primero y portavoz del Gobierno.

He querido citar parte de su currículum, para tratar de explicarme lo que he podido leer en  El Mundo del domingo 31 y referido a este señor. La frase “Mi ventaja es que yo sé todo sobre todos”, según afirma el periódico, se la espetó el Sr.Pérez Rubalcaba a un magistrado del Tribunal Supremo, cuando éste le indicó que no estaba de acuerdo con la forma en la que estaba llevando un delicado asunto jurídico desde su cargo del ministerio del interior. El roce entre ambos, sigue diciendo el periódico, tuvo lugar antes del verano y ahora, simplemente, se evitan.

En estos últimos días, en los que se  esconde Zapatero tras el protagonismo casi total de este nuevo vicepresidente, habrá que estar atentos a las maniobras que se urdan por esta persona, y tendentes a resolver varias cuestiones que dependen de su gestión, y que son, nada más ni nada menos, que la presentación  a las elecciones de Batasuna, el cacareado fin de ETA, la administración de los casos de corrupción y la comunicación sesgada de la información que administra.

Siempre se ha sabido que el PSOE, que no se caracteriza  demasiado por la defensa del estado de derecho y la división de poderes, puede utilizar el poder en estos momentos tan difíciles para su partido, para justificar los medios y conseguir sus fines. Es decir, mantener el poder. Si el manejo de la información privilegiada para fines de partido es detestable, creo que los partidos de la oposición han de mantener tolerancia cero hacia la utilización del Ministerio del interior. Y el poder judicial, extremar su función, sin ceder un ápice en la defensa de la división de poderes que exige el estado de derecho.

Este hombre, por lo que no ha tenido rubor en afirmar, “yo lo se todo de todos” no es de fiar, pues esa frase es más escandalosa que todas las que han protagonizado la actualidad en esta última temporada, las de Pérez Reverte, León de la Riva, etc, pues  supone una carga de profundidad meditada. Pero no sólo se ha limitado a decirlo, sino que recientemente se ha reunido a comer con la cúpula judicial anti ETA . No me extraña la queja que ha vertido sobre el hecho alguna  asociación de la magistratura. Parece que en la carrera de químicas no se estudia la prudencia ante  la independencia judicial. Pero claro, también la antigua  vicepresidenta De la Vega,  jurista ella, propinó una bronca a la Presidenta del Tribunal Constitucional en su día, en público y en un desfile militar, que fue muy comentada. El gobierno es sólo gobierno, y debe ser controlado por el poder legislativo y judicial, de lo contrario la democracia se queda en quimera.

Esto me recuerda a la anécdota que se contaba de Alfonso Guerra, del que se decía, que disponía de  dossieres  de todos los de su partido y de los  otros, para  sacarlos cuando fuese necesario.

¡Lo que veremos además de un buen químico!, que sabe mezclar sustancias para que reaccionen transformándose en otras. Es decir, aplicado a la  política, mezclar hechos o situaciones para que reaccionando se transformen en otros nuevos que nunca han existido o nunca debieron existir.

Jesús Pérez López. Abogado.