No sé si alguna vez será posible, pero desde luego es necesario que los dos grandes partidos, PSOE y PP, lleguen a un acuerdo, a un gran pacto, sobre la Educación. Comienza el curso y socialistas y populares andan enfangados en un debate sobre esa nueva asignatura, Educación para la Ciudadanía, que es rechazada no sólo por el PP, sino por algunos sectores de la comunidad educativa, asociaciones de padres incluidos.
Esta asignatura, que a partir de este curso es de obligado estudio para todos los niños, desaparecerá de un plumazo si el PP gana las elecciones, por tanto, el Gobierno y la ministra de Educación deberían de reflexionar sobre qué sentido tiene implantar una asignatura que puede desaparecer.
Sí, ya sé que la respuesta desde las filas socialistas es que la culpa la tiene el PP, y que es evidente que el principal partido de la oposición ha estado moviendo los hilos para que esta asignatura nazca con lastre, pero la realidad es la que es, y los padres de familia, y también los alumnos, se convierten en víctimas de esta polémica partidista.
A los niños este curso se les carga con una asignatura más que tienen que aprobar, pero que a lo mejor el año próximo, si ganara el PP, no volverían a dar. Y eso no es serio. Por eso me parece obligado que los dos grandes partidos consensuen todo lo que se refiere a la Educación, y dejen de someter a las familias, a los alumnos, a los vaivenes de sus ocurrencias, las de los unos y los otros.
Verán, a mí me parece que los niños deben de conocer la Constitución, y que deben de ser educados en el respeto a los demás, y, es más, en principio me pareció interesante esa asignatura de Educación para la Ciudadanía, pero una vez que he ido conociendo algunos de los libros de texto de la asignatura la verdad es que mi convicción se ha convertido en dudas.
De la misma manera que creo que no se puede imponer la religión como asignatura, alguno de los textos de Educación para la Ciudadanía me parece que igualmente no se pueden imponer. Ya sé que la FERE, inteligentemente ha decidido que en sus colegios la asignatura la darán a su modo, y que en las comunidades autónomas también habrá peculiaridades a la hora de impartir la asignatura, lo que lleva a pensar que si al final es una asignatura que cada cual dará de acuerdo a sus intereses e ideas políticas, no tiene mucho sentido imponerla.
España necesita un sistema educativo estable, que no se cambie cada vez que gobierna un partido, que el que llega no deshaga lo hecho por el anterior, que es lo que viene sucediendo desde 1977. Ahora mismo tenemos un sistema donde los niños no aprenden lo mismo si estudian en Madrid o si lo hacen en La Coruña. Por si fuera poco, en aquellas comunidades autónomas en que gobiernan los nacionalistas se está llevando a cabo una supresión paulatina del castellano, mientras el Gobierno mira hacia otro lado por aquello de que los nacionalistas son sus aliados.
No me parece que tengamos un sistema educativo del que se pueda presumir, y sobre todo me parece una falta de respeto por parte de los dos grandes partidos a los alumnos y a los padres, por no ser capaces de consensuar un modelo educativo. Los niños este curso van a estudiar una asignatura impuesta por el Gobierno que puede ser suprimida si gana otro partido político, y ésto sencillamente es un dislate.
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