Conurbano con votos: qué tienen Cariglino y Giustozzi
lunes 11 de mayo de 2015, 13:52h
Malos conocidos o no tan buenos por conocer, esa es la
disyuntiva que atraviesa hoy al Frente Renovador. Una decisión tomada "con
los números en la mano".
"Se fueron porque no medían", simplificaron
durante el fin de semana los dirigentes del Frente Renovador que salieron a
plantear la postura oficial del massismo ante las deserciones de Jesús
Cariglino y Darío Giustozzi, a quienes además acusaron -vaya paradoja- de tener
actitudes "ambiguas" hacia el espacio político que conduce Sergio
Massa.
¿Es así? ¿Pueden dos dirigentes de tradición peronista que
fundaron una fuerza política, uno de ellos presidente de bloque en el Congreso
de la Nación, abandonarla porque su líder no les habilita una candidatura a la
gobernación? La hipótesis, facilonga pero asimilable para algunos, se vuelve
bastante inverosímil cuando uno empieza a preguntar y contrasta las
explicaciones de uno y otro sector.
En principio digamos que más allá de cierta vanidad que con
justa razón puedan endilgarle sus ahora ex compañeros del Frente Renovador,
Cariglino y Giuztozzi son plenamente conscientes del lugar que ocupan entre las
preferencias de los bonaerenses, porque además de hacer política hace muchísimo
años hacen lo que en la actualidad hace cualquier dirigente con aspiraciones a
un cargo electivo: leen encuestas, sondeos de opinión y resultados de focus
groups.
LA PROVINCIA
La provincia de Buenos Aires se encuentra dividida en ocho
secciones electorales y dos de ellas, la Primera y la Tercera, son las que
contienen a los partidos que integran el conurbano bonaerense, un conglomerado
de 28 municipios que con casi siete millones y medio de electores representa,
voto más voto menos, casi un 27 por ciento del padrón nacional y más del 70 por
ciento del bonaerense.
La Primera Sección electoral está conformada
mayoritariamente por los partidos de las zonas norte y oeste del Gran Buenos
Aires, que en orden de número de electores son: Merlo, Moreno, San Martín,
Tigre, Tres de Febrero, Malvinas Argentinas, Morón, Pilar, San Isidro, San
Miguel, Vicente López, José C. Paz, Escobar, Hurlingham, Ituzaingó y San
Fernando.
En tanto que la Tercera está compuesta por los partidos de
la zona sur del Gran Buenos Aires más La Matanza, el segundo municipio más
poblado del país. Así, el orden de importancia empieza lógicamente por La
Matanza y sigue con Lomas de Zamora, Quilmes, Almirante Brown, Lanús, Florencio
Varela, Avellaneda, Berazategui, Esteban Echeverría, Presidente Perón y San
Vicente.
En las elecciones de 2013 votaron en la provincia de Buenos
Aires 9.404.249 personas, de las cuales 195.844 lo hicieron Malvinas Argentinas
y 331.334 en Almirante Brown, es decir un 2,08% y un 3,52% respectivamente, de
los votos válidos bonaerenses. En ambos municipios triunfaron por amplio margen
las listas del Frente Renovador que respondían a los intendentes Cariglino y
Giustozzi.
FIERROS VS VOTOS
Hablando de medir o no medir, lo que motivó el abandono del
Frente Renovador por parte de Cariglino y Giustozzi fue el orden de prioridades
que le asignó Massa dentro de su espacio a dirigentes que no tienen los votos
que ellos sí tienen, ya sea porque gobiernan distritos mucho más pequeños en
términos electorales (como por ejemplo San Miguel o Hurlingham), o porque han
alcanzado una silla en la mesa de decisiones del massismo por estar en
condiciones de realizar un despliegue publicitario más cercano a los de una
empresa multinacional que a los de un dirigente bonaerense, sin siquiera haber
sido probados en la gestión.
Para decirlo de otro modo, cada uno a su manera, Carilgino y
Giustozzi están "calientes" con Massa por haber privilegiado
"los fierros" a la Política.
Conocedores como son del territorio y la política
bonaerense, ambos barones del conurbano saben perfectamente que son los dos
extremos de la boleta, Presidente e Intendente, los que traccionan votos para
ganar una elección en "La Provincia", por eso les resulta inaceptable
el destrato de Massa -que también conoce de esto- eligiendo a Francisco De
Narváez y a Mónica López como precandidatos a la gobernación, con el argumento
de que cualquiera de ellos podría llegar a incidir en el resultado general de
la elección de octubre.
Es una realidad que ni De Narváez ni López, aun suponiendo
que midan bien, están en condiciones de aportar una cantidad significativa de
votos, ya sea al proyecto presidencial de Massa o a la candidatura de algún
intendente.
Pueden hacer, en cambio, otro tipo de aportes, lo que en
definitiva enfurece tanto a Cariglino como a Giustozzi, quienes a esta altura
saben que la decisión de dejarlos afuera se tomó "con los números en la
mano", pero no precisamente de las encuestas, sino de los otros.