El ocaso de Clarín: del patetismo no se vuelve
sábado 11 de abril de 2015, 23:56h
En su afán por dañar al Gobierno, el diario Clarín decidió
dejar en el camino procedimientos y manuales de periodismo, para terminar de
arruinar definitivamente un producto que le había dado buenos resultados al
Grupo mediático conducido por Héctor Magnetto.
Es el final. El diario Clarín que todos conocimos, ese que
nuestros padres compraban los domingos para que lo leyera toda la familia, no
existe más. La acumulación de torpezas y el descontrol editorial de los últimos
tiempos han colocado al otrora Gran Diario Argentino en el lugar más inadecuado
del periodismo regional, junto a otros instrumentos de difamación, como la
revista brasileña Veja, utilizados por los grupos de especulación financiera
que operan en los distintos países de América Latina, dedicados a
desestabilizar a los gobiernos que reciben la denominación de
"populistas".
Hoy nos enteramos, a través de una comunciación del banco
norteamericano CNB, que ni la embajadora argentina en la OEA, Nilda Garré, ni el líder
de La Cámpora,
Máxima Kirchner, tuvieron alguna vez un depósito bancario en sucursales de esa
entidad financiera, y tampoco en el Felton Bank de Delaware, tal como había
escrito el periodista Daniel Santoro en la nota de tapa Clarín del pasado 30 de
marzo.
Ya nos habíamos enterado que era todo mentira por boca de
los propios involucrados, pero como para Clarín esas opiniones no bastaron,
tuvo que salir el propio banco a confirmar lo que Garré y Máximo habían
anticipado hace diez días.
Temiendo quedarse con las manos vacías una vez agotada la
utilización de la otra gran operación mediática de esta década, la denuncia del
ex fiscal Alberto Nisman contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y
el canciller Héctor Timerman, el Grupo Clarín decidió ir con esto.
Doce días después de aquella tapa destinada a perjudicar a
quien desde el 13 de septiembre del año pasado han identificado como el
continuador del proceso político iniciado en la Argentina en 2003, lo
único que consiguió Clarín fue reafirmar la línea descendente del declive que
viene teniendo la nave insignia del Grupo en los últimos años, en buena medida,
gracias al fanatismo de la dupla conformada por los dos Ricardos, Kirschbaum y
Roa, quienes manejan el matutino con mano de hierro desde hace más de 15 años.
No obstante, sería injusto endilgarle sólo a Roa y a
Kirschbaum la tarea de demoler el perstigio periodístico del Grupo mediático
más grande del país: recordemos los estudios montados a lo largo de toda la Avenida de Mayo para
relatar el minuto a minuto de la movilización del 18F, a la espera de una
revuelta republicana que nunca llegó.
En un futuro no tan lejano, será un buen ejercicio en las
escuelas de periodismo repasar algunas de las cosas que dijeron las principales
figuras del canal Todo Noticias (TN), aquella tarde de febrero, en vivo y para
todo el país.
Respecto de lo que viene, habrá
que seguir con atención los movimientos editoriales del Grupo durante la
campaña electoral nacional que tenemos en ciernes, porque los antecedentes
indican que lejos de corregir el rumbo puede entrar en una dinámica
autodestructiva tan acelerada, que lo deje en una situación de debilidad
extrema frente al próximo gobierno, situación inédita en la historia
democrática de nuestro país.