A 23 años del trágico episodio
Los familiares de las víctimas del atentado a la Embajada de Israel renovaron su pedido de justicia
martes 17 de marzo de 2015, 23:00h
El acto se realizó a las 14.45 en la plaza seca ubicada en
Arroyo y Suipacha, en el lugar donde estaba emplazada la sede diplomática que
fue volada por una bomba.
Sobrevivientes y familiares de las víctimas del atentado
contra la Embajada de Israel en Buenos Aires volvieron a exigir justicia hoy
durante el acto que realizaron al cumplirse un nuevo aniversario de la masacre
ocurrida hace 23 años, el 17 de marzo de 1992.
Antes del inicio del acto, Carlos Susevich, que mañana cumplirá
91 años, dialogó con Télam y recordó a su hija Graciela, fallecida en el
atentado: "Soy el familiar más viejo, y mi hija dejó a mis tres nietos, a
los que criamos en el camino de la justicia para que pudieran crecer sin odio
ni sed de venganza".
La embajada del Estado de Israel en Buenos Aires fue volada
en 1992 por un atentado terrorista que dejó un saldo de 22 muertos y 242
heridos, y 23 años después la investigación a cargo de la Corte Suprema de
Justicia no arrojó resultados concretos sobre los autores materiales e
intelectuales de aquella masacre.
En el predio que ocupara la sede de esa delegación
extranjera en esta Ciudad, Susevich también habló con Télam sobre las
declaraciones del titular de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, quien
sostuvo que la causa por el atentado contra la Embajada era "cosa
juzgada".
"Estoy dolido por las declaraciones de Lorenzetti, por
los 23 años sin justicia y por la postergación del acto recordatorio de la
Embajada", agregó refiriéndose al acto oficial que se realizará el próximo
jueves 19 producto de las elecciones parlamentarias que hoy se llevaron a cabo
en Israel, y concluyó: "A pesar de todo ello para los familiares no hay
olvido ni perdón para con los asesinos y los encubridores".
Lea Kovensky, sobreviviente del atentado, consideró:
"Todos los 17 de marzo son especiales en mi vida porque me reúno con gente
con la que construimos una parte indisoluble de la historia de nuestras
vidas".
Visiblemente conmovida, Kovensky se expresó "feliz de
estar con vida y de poder dar testimonio por los que ya no están, por poder ser
la voz de todos ellos".
Jorge Cohen, quien fuera jefe de Prensa de la delegación
diplomática al momento del atentado, fue el único orador del acto y habló de
"impunidad", "dolor" y "justicia".
Este sobreviviente recordó que salió como pudo de lo que
quedaba del edificio y los escombros "convertido en un fantasma cubierto
de tierra y sangre".
"¿Cuánto queda de ese tipo tambaleante, sin saber lo
que había sucedido y sin sospechar que 23 años después no habría ni siquiera
acusados, ni sospechosos, ni encarcelados?", se preguntó ante los
concurrentes.
"¿Qué palabra alude a lo que nos sucedió el 17 de marzo
(de 1992)?... Impunidad es lo primero que se me ocurre... también aparece la
palabra dolor. El dolor fue y es, está ahí, es una marca", continuó.
Y concluyó que la impunidad también es una marca que junto
al dolor se modelaron juntos "como una sola roca, como un monstruo, como
un viento de fuego sobre los ojos de un niño".
Cohen afirmó, luego, que decidió "que era tiempo de dar
el paso de dejar de ser víctima para ser un testigo" y agregó:
"Entendí que es uno quien tiene que dar testimonio para mantener viva la
memoria porque los muertos no pueden".
Gracias a su cambio de actitud, Cohen destacó que pudo
"caminar, salir de la trampa", a lo que confesó: "No enfrenté a
la bomba, era inútil".
En esa línea, sostuvo: "Me hice cargo de lo que pasó,
lo acepté y lo sumé a mi carga".
Para Cohen, caminar significó "mirar hacia adelante con
la actitud del montañista, que camina cuatro pasos hacia arriba y mira hacia
abajo para mantener la referencia".
Luego dejó en claro que familiares y sobrevivientes aún
esperan "saber quiénes fueron los responsables materiales y políticos,
quiénes fueron los que decidieron hacer estallar" la sede de la Embajada
de Israel en Buenos Aires.
Recordó con anécdotas emotivas a algunos de sus compañeros
fallecidos, sobre los que remarcó que llevaban "vidas comunes, simples,
muy valiosas e irrepetibles", y destacó el fuerte e interminable abrazo
con su padre.
Detrás de Cohen destacaba una de las placas en homenaje y
recordación del atentado de aquel 17 de marzo de 1992 que hacía alusión al
versículo 85:12 del libro de los Salmos que dice "De la tierra brota la
verdad, y del cielo asoma la Justicia", al que muchos de los presentes se
acercaban al concluir el acto recordatorio.