Mayor repulsa de los musulmanes
Por
Javier Fernández Arribas
miércoles 14 de enero de 2015, 09:24h
Los líderes musulmanes y de países árabes deberían haber
tenido más protagonismo en los medios de comunicación europeos durante estos
días de gran tensión terrorista en Francia. Al menos en España no se ha
colocado en primera página de los periódicos ni de la mayoría de las páginas
web las condenas y repulsas que han realizado los gobiernos y los jefes de
Estado como el rey de Marruecos, el de Jordania que además participó en la
Marcha de la Libertad de París este domingo, el de Arabia Saudí, de Túnez, de
Egipto, de Irán, e, incluso, los sorprendentes comunicados de los palestinos de
Hamás o de los libaneses de Hizbullah, considerados grupos terroristas.
Ni
siquiera las manifestaciones organizadas por instituciones musulmanas como la
realizada este domingo en la plaza de Atocha de Madrid tuvo un seguimiento
notable de asistencia de personas que tenían la oportunidad de clamar alto y
claro contra la minoría terrorista que tantos problemas les ocasiona a los
propios musulmanes. Los que sí asistieron a Atocha pudieron explicar que ser
musulmán no tiene nada que ver con los terroristas, es más, reniegan que los
asesinos utilicen su nombre para cometer sus asesinatos. En este caso, la
televisión pública española sí ofreció una buena cobertura de esta demostración
de repulsa y condena, clara y sin ambigüedades. Quizá la comodidad de debatir
en las redes sociales haya incidido en buena parte de las personas que han
preferido sus perfiles o cuentas en Facebook o twitter para expresarse. Y aquí
habría que considerar un punto que desde el punto de vista de periodista y de
ciudadano creo que debe valorarse adecuadamente: ¿hasta donde llega la libertad
de expresión?
Los asesinatos en el semanario Charlie Hebdo apuntan al
corazón de las libertades, de la democracia y de la convivencia. Que nadie dude
de que hay que plantar cara de manera firme y tajante al yihadismo. Son
asesinos que hay que neutralizar junto a su organización de fanáticos y
totalitarios. Pero cuidado con justificar todo por la libertad de expresión y
no respetar el honor y las creencias del prójimo. El humor, la sátira, la
ironía también tienen que respetar a cualquier persona, del credo que sea,
católico, musulmán, budista, hinduísta. Hay que evitar que los terroristas, con
sus viles e inaceptables asesinatos en el Charlie Hebdo, trastoquen nuestros
principios y valores.