La Renuncia del Gabinete mexicano
Por
Francisco Martín Moreno
lunes 24 de noviembre de 2014, 11:53h
En esta compleja coyuntura de auténtica crisis política se
requiere la toma de decisiones inmediatas, radicales y audaces para recuperar
la credibilidad en el Jefe la Nación y en las instituciones de la República. Si
la economía es un auténtico desastre, la parálisis es evidente, en tanto que el
gobernador del Banco de México anunció un nuevo ajuste a la baja en relación al
crecimiento económico, el peso empieza a deslizarse temerariamente en un
tobogán, se desploma el precio del petróleo, lo cual requiere nuevos ajustes al
presupuesto federal de ingresos y los índices del consumidor reflejan una
desconfianza patética, sin olvidar, en ningún caso, la efervescencia política
que estamos padeciendo también por incapacidad en la conducción del país, ahora
en lo que hace a la Secretaría de Gobernación y a la Procuraduría General de la
República, para ya ni recordar la ineficiencia ostentosa que existe en las
autoridades educativas que no han podido lograr la ejecución de la reforma
educativa por las razones que se deseen o que se quieran aceptar, en todo este
entorno imprevisible y catastrófico, se impone la renuncia del gabinete de Peña
Nieto. ¿En dónde quedó la campaña para la erradicación del hambre o por qué se
mantiene en el poder todavía el secretario de comunicaciones responsable de una
licitación viciada cancelada por el propio presidente? Si aquí no renuncia
nadie porque nadie tiene dignidad, entonces hay que correrlos a todos.
Quien propone la renuncia de Peña Nieto tal vez no ha caído
en cuenta que si le va mal a Peña Nieto nos va mal a todos. Están a la vista
estrategas políticos orientados a derrocar al gobierno federal. Ninguno de los
padres que lamentan con tanto dolor la pérdida de sus hijos en Ayotzinapa
fueron capaces de quemar la puerta del palacio Nacional, es más, ni pasó por su
cabeza cometer semejante atentado ni mucho menos intentar una provocación en
las bases universitarias. Al igual que en el movimiento del 68 están presentes
los infiltrados que responden a otras directrices distintas a la paz y a la
consolidación de las instituciones de la República. Simple y sencillamente
aprovechan la incertidumbre y la inestabilidad para crear un ambiente de
crispación y llevar a cabo un golpe de Estado.
Prender fuego a un bosque puede ser muy delicado porque el
viento, siempre veleidoso, podría sorprender hasta los mismos que iniciaron la
devastación. ¿Qué tal una nueva fuga de capitales como la que se dio en 94?
¿Qué tal la quiebra del país? ¿Qué tal la cancelación de los empleos? ¿Qué tal
un disparo del tipo de cambio a 30 pesos por dólar? ¿Qué tal que fuerzas ajenas
a México intentaran aprovechar el río revuelto para propiciar un nuevo
movimiento armado? ¿Verdad, entonces, nos guste o no, que a nadie le conviene
que a Peña Nieto le vaya mal?
Los mensajes enviados en las redes sociales para denigrar al
Presidente de la República y a su esposa demuestran el gran sentido del humor
mexicano y el escepticismo en torno a nuestros políticos. Resulta imposible
refutar los cargos ni ignorar el envío de tantos correos, uno más hiriente que
el otro. Sólo que si nosotros destruimos la imagen presidencial, cuando
tengamos que echar mano de ella para imponer el orden, ésta, sencillamente, no
va a existir porque entre todos, gobierno y sociedad, nos habremos ocupado de
erosionarla y entonces nos precipitaremos en el caos.
Como una primera medida resulta imperativa la renuncia en
pleno del gabinete, un golpe de timón que requiere México para empezar a
recuperar la credibilidad y fortalecer la figura presidencial que a todos nos
conviene...
@fmartinmoreno
Francisco Martín Moreno