lunes 03 de noviembre de 2014, 14:59h
Las chances de los candidatos a la elección presidencial del
año próximo, se mueven al ritmo de las reservas del Banco Central.
Por un lado, la relación reservas, saldo comercial, pagos de
deuda y endeudamiento, determina la cantidad de dólares disponibles para
importar y revertir la recesión actual.
Por otro lado, los pesos en circulación determinan la brecha
cambiaria, la tasa de inflación, el ingreso real, el crédito al sector privado
e, interactuando, influyen sobre la disponibilidad de dólares.
Cuánto más empeore la situación económica, por la dinámica
de las relaciones expuestas más arriba, mayores serán las chances de los candidatos
percibidos como "opositores puros".
En cambio, si la dinámica lleva a una mejora de la economía,
ello favorece más a los candidatos percibidos como "oficialistas puros". Una
situación intermedia, finalmente, beneficia a los candidatos percibidos como
"opositores pero no tanto" u "oficialistas pero no tanto".
Obviamente, todo lo anterior puede parecer una exageración y
una simplificación economicista respecto del panorama electoral pero, me parece
que vale la pena el ejercicio.
Desde que el gobierno impuso el control de cambios, para
mantener "subsidiado" el precio del dólar, o para no "rendirse ante las
presiones devaluatorias de los poderes concentrados", la variación de las
reservas depende, casi exclusivamente, del ingreso por exportaciones. Con ese
ingreso, más las reservas acumuladas, hay que pagar importaciones, deuda,
dólares para ahorro, para turismo, etc. A menores exportaciones, más pérdida de
reservas, y mayor necesidad de profundizar el "cepo", es decir, limitar las
importaciones. (La alternativa sería aumentar más fuerte el valor del dólar
oficial, lo que igual, en principio, limitaría importaciones, pero quizás,
alentaría exportaciones, y permitiría algún ingreso de capitales de empresas
y/o particulares que, al actual precio no invierten). Al profundizar el cepo,
el nivel de actividad, y por lo tanto de empleo se reduce, dado que para
producir hay que importar.
Por lo tanto, como se espera que el ingreso por
exportaciones del año próximo sea igual o inferior al de este año, por caída de
los precios internacionales de lo que exportamos y por la menor demanda de
Brasil, la única manera de que la economía del año próximo, no empeore respecto
de la actual es con algún ingreso extraordinario de capitales, sea por aportes
de petroleras, sea préstamos del Banco Central de China, sea por los rusos, o
sea por endeudamiento, si es que, como deja trascender el gobierno, se arregla
con los buitres, y el resto de los potenciales buitres tenedores de bonos
argentinos que no entraron al canje en su momento, y los tenedores de los
actuales bonos en default.
Pasemos a los pesos,
la brecha, y su vinculación con la inflación y el nivel de actividad.
Cuando el gobierno impuso el control de cambios, terminó con
20 años de libre convertibilidad entre pesos y dólares. Allí nació el mercado
"informal" junto con los otros tipos de dólar que se obtienen comprando y
vendiendo activos que cotizan en ambas monedas.
Ahora bien, el precio en el mercado informal, depende de la
cantidad de pesos que el Banco Central emite. Dado que quién se queda con pesos
en el bolsillo o en el banco, pierde contra las expectativas de inflación, los
pesos que le "sobran" van a demandar más bienes -cuya producción está limitada,
como dijimos, por la falta de dólares- presionando sobre los precios de esos
bienes, o a demandar más dólares, presionando sobre el precio del dólar en el
mercado informal y aumentando la brecha.
A mayor brecha, mayor expectativa de devaluación en el
mercado oficial. A mayor expectativa de devaluación, mayor expectativa de
inflación, menos incentivo a aumentar exportaciones, o a ingresar capitales. Se
afectan las reservas, por venta de "dólares ahorro". Y el nivel de actividad, dado que el Banco
Central, para evitar que los pesos que emite para financiar al gobierno sigan
el camino mencionado, los "saca" del sistema colocando deuda, y desplazando
crédito privado.
En síntesis, cuantos
más dólares se consigan, menos cepo, más importaciones y más actividad. Mejor
para los "oficialistas" y para los "oficialistas pero no tanto", u "opositores
pero no tanto". Cuanto menos dólares haya, menos actividad, menos empleo, menos
salario, y mejor para los "opositores puros".