Los planes de un giro hacia la derecha en el eje del
Atlántico se vieron entorpecidos por el triunfo de Dilma Roussef en Brasil; la
reelecta presidente deberá afrontar en el corto plazo temas internos como una
incipiente inflación y un bajo nivel de inversión externa, por lo cual la
discusión respecto de cómo posicionar el Mercosur a futuro será postergada
hasta tanto se confirmen las nuevas autoridades uruguayas (en noviembre) y las
argentinas en 2015.
Mientras tanto, en el plano internacional, el sustento
mercosuriano será la "carta" que Dilma mostrará ante los interlocutores
europeos en su dilatada negociación de bloques con la UE, en la proyección
futura de los BRICS y en el equilibrio continental sopesando los intereses del
denominado eje del Pacífico, y tendrán un ojo en las disposiciones del grupo de
trabajo de Bali que se tomen en OMC antes de fin de año, y que marcarán una
tendencia en las decisiones para el inicio del segundo mandato en enero
próximo.
Aécio pretendía darle un cambio más drástico a las
relaciones del Brasil intra-Mercosur y a nivel internacional, buscaba modificar
los alcances del Mercosur y dotar de cierta libertad de negociación
fundamentalmente al Uruguay y Paraguay como socios menores, pero además
intentaba desligar al Brasil para que tuviese más independencia negociadora en
función de cierta presión empresarial interna, eso deberá esperar por lo menos
un par de años.
Una votación tan reñida y un triunfo por tal escaso margen
no genera en los hechos un Brasil dividido al medio, muchos de los votantes de
Aécio pretendían cortar con tan prologando ejercicio del poder petista, y la
palabra "cambio" fue la más escuchada en la campaña, y los que votaron a Dilma
confían en que ella llevará adelante estos cambios que no se animó a realizar
en su primer mandato.
Dilma implementará para responder es estas demandas
modificaciones en el gabinete (fundamentalmente en economía), ordenar el gasto
público, realizar más viajes internacionales, y la continuidad del Plan Brasil
Maior, desde donde intentará promover una mejor infraestructura logística para
bajar costos y mejorar los precios de los productos exportables, además de
temas inconclusos que quedaron post Mundial de futbol y previo a los Juegos
Olímpicos, como aeropuertos y autopistas, y un mejoramiento en los servicios de
salud por encima de gastos en infraestructura edilicia.
En el corto plazo la relación bilateral con Argentina no
tendrá muchos cambios, no obstante preveo el endurecimiento paulatino de
algunas medidas relacionadas con el comercio exterior, para dar respuesta al
reclamo empresario si desde este lado de la frontera se insiste con el proceso
de las trabas a las importaciones, pero considerando que no afecte aún más a un
ya pronunciado desaceleramiento del intercambio comercial bilateral.
Las actuales autoridades argentinas tomaron este resultado
con cierto alivio, más los "presidenciables" para las elecciones del 2015
realmente deseaban un triunfo de Aécio, ya que sus ideales claramente están más
asociados en privilegiar acuerdos por fuera del ámbito del Mercosur, y en la práctica era más sencillo lograrlo si
contaban con el beneplácito de la principal economía sudamericana, aunque la
realidad es que los principales candidatos a la sucesión presidencial no
dedican prácticamente una sola línea al problema actual del comercio exterior y
las deterioradas relaciones internacionales de nuestro país.
Saludos cordiales.
Mg. Néstor Pablo Aleksink
Director Ejecutivo del Programa Argentina Exporta
Especialista en Comercio Exterior y Relaciones
Internacionales.
www.argentinaexporta.com /
www.aleksink.com.ar