El Nobel de Economía fue contundente
Stiglitz afirmó que el fallo del juez Griesa "alienta el comportamiento usurero"
martes 26 de agosto de 2014, 16:24h
El nobel de Economía se refirió a la decisión del juez de
Nueva York en favor de los fondos buitre y estimó que "los países que
emitan deuda ya no se fiarán de la justicia de Estados Unidos y elegirán otros
mercados".
"Por primera vez en la historia, un país que está
dispuesto y tiene la capacidad para pagar a sus acreedores no puede hacerlo
porque un juez se lo impide", remarcó Stiglitz, en una nota de opinión
publicada por el diario español El País, bajo el titulo "La moratoria 'a
la Griesa' de Argentina", en alusión al congelamiento que hizo el
magistrado de los fondos depositados por Argentina en el Banco de Nueva York,
pero que los bonistas reestructurados nunca recibieron.
El economista indicó que "los medios de comunicación
denominan a la situación como una suspensión de pagos por parte de Argentina,
pero el hashtag #griesafault en Twitter describe dicha situación de manera
mucho más precisa".
A su criterio "Argentina ha cumplido con las
obligaciones que tiene con sus ciudadanos, y también con sus acreedores quienes
aceptaron la reestructuración que este país realizó".
En consecuencia advirtió que "el fallo de Griesa, sin
embargo, alienta el comportamiento usurero, se torna en una amenaza para el
funcionamiento de los mercados financieros internacionales y desafía un
principio básico del capitalismo moderno: los deudores insolventes necesitan un
nuevo comienzo".
Stiglitz evaluó que "el reembolso en los términos
estipulados por Griesa -para cumplir con el reclamo de los buitres- devastaría
la economía argentina", y precisó que "NML Capital y los otros
buitres, que a pesar de que en su conjunto solamente representan al 1% de los
acreedores, recibirían un total de U$S 1.500 millones".
Añadió que "otros acreedores que se negaron a
participar en el proceso de reestructuración (un 6,6% del total) recibirían U$S
15.000 millones", y subrayó que "debido a que en la reestructuración
de la deuda se estipula que los acreedores que adhirieron, podrían demandar que
sean tratados con los mismos términos que se otorgan a los que se negaron a
participar en la quita, Argentina podría entrar en apuros ya que tendría que
pagar U$S 140.000 millones adicionales".
"Un dinero que iría a llenar los bolsillos de algunos
multimillonarios que están decididos a exprimir a Argentina y dejarla sin un
centavo", afirmó Stiglitz.
Recordó que "en el período previo al 30 de julio
-cuando finalmente se suspendió la reestructuración-, los buitres llevaron a
cabo una campaña del miedo", y puntualizó que "ellos aseveraban que
una segunda suspensión de pagos en 13 años sería un gran revés para Argentina,
ya que amenazaría a la frágil economía del país".
Sin embargo, el analista remarcó que "todo ello se
basaba en la conjetura de que los mercados financieros no irían a distinguir
entre una suspensión de pagos corriente de una moratoria a la Griesa, o como se
la denomina en inglés una Griesafault".
"Afortunadamente, los mercados sí hicieron esa
distinción: los tipos de interés para las diferentes categorías de préstamos a
empresas argentinas no reaccionaron ante el suceso. De hecho, los costos de
endeudamiento al 30 de julio fueron más bajos que la media de todo el
año", afirmó el Nobel.
De todos modos, estimó que "se pagará un precio alto
por esa moratoria a la Griesa, que será menor para Argentina que el que tendrá
que pagar la economía mundial y los países que necesiten acceso a financiación
externa", y aseguró que "Estados Unidos también sufrirá" las
consecuencias del fallo de juez.
En ese sentido consideró que los tribunales estadounidenses
"han sido una farsa: como un observador ha señalado, queda bien claro que
Griesa nunca ha llegado a desentrañar la complejidad del tema".
En consecuencia estimó que "el sistema financiero de
Estados Unidos, que ya ha ganado práctica en explotar a estadounidenses que
viven en niveles de pobreza, ha ampliado sus esfuerzos, expandiéndolos a nivel
mundial", y pronosticó que "los prestatarios soberanos no van a
confiar, ni deberían, en la imparcialidad y competencia del poder judicial
norteamericano y el mercado para la emisión de dichos bonos se trasladará a
otro lugar".