Algunas reflexiones sobre las enseñanzas que dejó este conflicto docente.
sábado 29 de marzo de 2014, 21:42h
Después de 17 días de
huelga los docentes bonaerenses aceptaron la propuesta salarial del gobierno.
La misma arranca con un 38% para el docente que recién se inicia y contempla un
aumento del 30% para toda la escala salarial docente. Monitoreo de las
variables económicas a nivel macro, discusión en comisiones técnicas de la
desastrosa y vergonzante gestión del IOMA y fondo para las escuelas entre los
puntos más importantes.
A lo largo del conflicto pudimos observar y escuchar las
apreciaciones más disímiles sobre el mismo y pocas, muy pocas voces
distintivas. Desde mi percepción a lo largo de 27 años como docente, resaltan
algunos hitos históricos que el conjunto de la docencia gestó. En ello se
destacan la jornada de desburocratización del año 1987 organizada desde el
SUTEBA por Deolidia Martínez, la marcha blanca realizada el 23-5-88 tras 42
días de paro; el primer paro de CTERA al menemismo en el año 90 (el 31 de
marzo), la resistencia a la Ley Federal de Educación y al modelo neoliberal
(infinidad de paros, cortes, ocupaciones y multitud de medidas); la resistencia
al plan Llach, al de Delich; el ayuno docente y la carpa blanca, la resistencia
a la ofensiva de Ruckauf de municipalizar la educación y la salud, la pelea por
la derogación del estatuto y el recorte del 13% en los salarios, el pago de
patacones (ya ni siquiera realizábamos paro sino "retención de servicio"), la
marcha junto a una multiplicidad de organizaciones en repudio social por los
asesinatos de Kosteky y Santillán, el paro y marcha por el asesinato de Carlos
Fuentealba, por mencionar los "hitos" que más rápidamente me vienen a la
cabeza.
¿Cuál fue a mi criterio el signo distintivo de este
conflicto del año 2014? El contexto general y la política económica. El
contexto posibilita que no sea de resistencia sino de ofensiva: un sector de
trabajadores organizado que reclama por sus salarios y la educación pública en
el marco de un proceso inflacionario luego de la devaluación de enero. Desde el
lado del estado, un gobierno con un mecanismo de paritarias que permitió
institucionalizar el conflicto y generar un proceso de negociación no exento de
rispideces, pero de eso se tratan los conflictos. Se puede estar a favor o en contra
del gobierno, pero los mecanismos de negociación existen desde la asunción del
kirchnerismo y se plasman en la negociación paritaria.
Por otra parte, las expresiones políticas que se
autoproclaman alternativas al actual gobierno y con posibilidades efectivas de
poder en términos electorales, no sólo volvieron a caracterizarse por su
eclecticismo sino por su proverbial ausencia de propuestas superadoras. Dicho
como en el barrio, no se les cayó una idea... Pero además, un contexto en el cual
hay que señalar la movilidad social ascendente según los datos de organismos
internacionales (si mal no recuerdo, entre ellos la CEPAL). ¿Qué quiero decir
con esto? Que el conjunto docente se vio favorecido, al igual que la población
en general, de una política económica con un marcada sentido mercadointernista.
Y frente a la devaluación de enero no quiso resignarse a perder lo recuperado
en años anteriores y apeló a los instrumentos y medidas históricas del
movimiento obrero argentino en su vasta experiencia (que es lo que explica los
artículos del diario La Nación por ejemplo). Las expresiones de movilización,
las manifestaciones de querer seguir manteniendo un nivel X de calidad de vida,
pocas veces las vi como en esta oportunidad. No es menor, como dato significativo,
que 60 inspectores de La Matanza se hayan adherido a la huelga y participaran
orgánicamente de las movilizaciones (no es la primera vez que lo hacen e
incluso con un pronunciamiento escrito, pero lo característico de esta vez fue
su masividad).
Una vez más vuelvo a sorprenderme por las "opiniones"
vertidas. El papel de algunos ¿periodistas? fue lamentable. Me pregunto si el
sólo hecho de estar frente a un micrófono o una cámara convierte a un tipo en
periodista. El nivel de información sobre la realidad educativa de la cual
opinaban sencillamente es lamentable. No tienen la menor idea de lo que hablan.
¿Un conflicto desarrollado en este contexto, con un estado que toma la decisión
política de institucionalizarlo y dar respuesta a lo solicitado no es acaso una
expresión democrática? ¿O será que tal vez algunos piensen la realidad como si
estuvieran viviendo en Suiza por ejemplo? ¿O será que algunos no pueden
ejercitar el mirar más allá de su dogmatismo? ¿El resultado de este conflicto
no es fructífero acaso en perspectiva de un proceso en el que hubo desacuerdos,
diálogo y relaciones de fuerza? ¿Acaso ello no es producto de la lucha de años
y de un tipo de estado por el que todos reclamamos, un estado permeable a las
demandas?
Dicho esto, este conflicto vuelve a poner blanco sobre negro
la cuestión educativa y la cuestión docente. Una vez más reitero que nunca en
mi carrera vi el grado de inversión en educación, en sus múltiples formas. La
pregunta es ¿se trata sólo de poner más dinero? Yo creo que no. Y un ejemplo es
demostrativo de esta cuestión. La escuela secundaria y la necesidad, como punto
de partida de su transformación, de realizar la concentración horaria e ir a
una organización escolar y laboral que permita el profesor por cargo y horas
institucionales. Recuerdo una jornada con Alfredo Moffat allá por finales de
los 80, en donde expresaba que el docente sufre del "síndrome de Tupac Amaru":
tironeado por las demandas de "arriba" y de "abajo". Esa imagen, sigue aún
vigente. Los diseños curriculares, la letra de la política educativa y el
discurso de las autoridades, medios y buena parte de la sociedad exigen
determinadas cuestiones. La pregunta es si la formación, capacitación, el medio
ambiente de trabajo de la docencia y las condiciones de aprendizaje de los
alumnos están en correlación con esas demandas. Porque esas demandas
significativa y discursivamente no encajan con las expresiones tales como
"trabajan cuatro horas". Dicho de otra manera, las demandas debieran estar
correspondidas de una organización escolar y capacitación en recursos
materiales y humanos en función de esa demanda. Por otra parte esa "demanda" no
adquiere formas y contornos determinados sino que se expresan en abstracciones
como por ejemplo "buena educación", etc. etc. Quiero decir, ello amerita
algunas otras cosas y cuestiones más que una simple opinión en un programa
periodístico, sino que amerita un debate social y político que la sociedad
argentina debe realizar en algún momento, tal y como se realizaron experiencias
que desde mi mirada considero exitosas, como los antecedentes de la ley de
medios y el debate por la reforma judicial, tan solo a manera de ejemplo.
La reforma de los lineamientos curriculares de la provincia
realizados por el equipo de Adriana Puiggrós son a mi modo de ver uno de los
avances más notorios en materia educativa. ¿Se corresponde la realidad docente
y escolar con la filosofía educativa y metas que se proponen tales
lineamientos? Se nos pide "calidad educativa". ¿Hay calidad de edificios
escolares? En La Matanza, y sólo a manera de ejemplo y sin pretensiones
estadísticas, faltan más de 120 jardines de infantes.
¿Debe el estado nacional y los estados provinciales
financiar la educación privada? ¿De dónde obtener los recursos genuinos
fiscales para la inversión educativa? ¿Hay relación entre educación y matriz
productiva? ¿Queremos que la haya? ¿Qué condiciones objetivas y subjetivas se
requiere para formar ciudadanos democráticos y críticos? ¿Es consciente la
sociedad que hoy por hoy aunque un gobierno se lo propusiera no se pude definir
la dedicación exclusiva para el docente? ¿O que no se podrían convertir a todas
las escuelas en escuelas de doble jornada sin correr el riesgo de quedarse sin
personal y sin edificios? ¿Deben las escuelas seguir dando de comer y los
comedores ser atendidos por personal de las escuelas? ¿Es consciente la
sociedad de que si aplicáramos la Ley de Seguridad e Higiene y sus normal
correlativas (las mismas que se aplican para la habilitación de un negocio por
ejemplo) casi ninguna escuela cumple con esta normativa? Fíjese nomás cuántas
escuelas tienen salida de emergencia, o matafuegos, o cumplen con la relación
entre cantidad de baños y cantidad de chicos / docentes. ¿Cuál es la razón
pedagógica, si la hay, de que en secundaria haya preceptores y en primaria no?
Digo esto porque aquellos que se quejaban de que teníamos de rehenes a los
chicos, a partir del lunes corremos el riesgo de que la educación, la escuela y
los chicos volvamos a formar parte del paisaje natural y cotidiano. Y todo este
andamiaje de cuestiones iniciales que seguramente pueden completar y mejorar
miles y miles de docentes y padres de alumnos son sólo algunos ejemplos.
Nuestra sociedad carece de la cultura de la prevención.
Discutimos a partir del desastre y/o del conflicto. Y ello es un rasgo
histórico cultural. El emergente siempre nos mueve de lo cotidiano. Pero no
definimos en términos sociales generales ese cotidiano, más que en términos muy
generales o como expresión de deseos: "calidad educativa". Fenómeno! ¿Còmo lo
hacemos y bajo qué formas políticas concretas?
Como conclusión muy provisoria, quisiera decir que hace más
de una década, en pleno ataque de ajuste neoliberal, desde la organización a la
que pertenecía, el SUTEBA Matanza, definíamos a la educación como factor de
integración geopolítica del estado, la escuela como factor de integración y al
conocimiento como elemento de crecimiento individual y social. En esta
cuestión, el rol del estado sigue siendo determinante como actor social y
político.