Inesperada crisis en norteamérica
Obama afirmó que "los republicanos quieren que Estados Unidos caiga en default"
miércoles 02 de octubre de 2013, 23:49h
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se declaró
"exasperado" por la paralización de la administración federal
provocada por los republicanos y advirtió que el partido opositor está
dispuesto a permitir que el país entre en cesación de pagos.
Obama recibió a líderes demócratas y republicanos del
Congreso para discutir la situación, pero el encuentro acabó sin avances para
resolver el "cierre del gobierno" por falta de fondos que el país
vive desde ayer, y que tiene, entre otras cosas, a 800.000 empleados públicos
con licencia forzosa sin goce de sueldo.
Tras casi 90 minutos de reunión, el presidente de la Cámara de Representantes,
el republicano John Boehner, fue el primero en salir de la residencia
presidencial, y en declaraciones a periodistas aseguró que los demócratas
"no están dispuestos a negociar".
Por su parte, el líder de la mayoría demócrata en el Senado,
Harry Reid, afirmó que Boehner no quiso aceptar una propuesta para negociar un
presupuesto a largo plazo y sentenció que su partido "no se moverá"
en su reivindicación de que el debate no se vincule a la reforma sanitaria.
La actual crisis, el primer cierre del gobierno desde 1996,
se desencadenó esta semana luego de que la oposición republicana, sobre todo el
sector ultraconservador del Tea Party, condicionara la financiación del
gobierno a una revocación o demora en la aplicación de la reforma de salud del
presidente Obama.
Cada uno de los intentos de los republicanos, que controlan la Cámara de Representantes,
fue derrotado por la mayoría demócrata en el Senado, lo que dejó al gobierno en
un limbo anoche a la medianoche al iniciarse un nuevo año fiscal sin que el
Congreso hubiera podido aprobar una ley de presupuesto. Pero los problemas
podrían agravarse aún más.
Los republicanos también exigen a Obama que haga concesiones
respecto a su ley de Salud si quiere que la oposición le apruebe una elevación
en el techo de endeudamiento -que actualmente es de 16,7 billones de dólares-.
Sin esto, Estados Unidos incurriría a en el primer default de sus deudas de la
historia.
Antes de la reunión en la Casa Blanca, en una
entrevista con la cadena de noticias CNBC, Obama se manifestó poco esperanzado
en una pronta solución al cierre del gobierno y advirtió que los republicanos
también están dispuestos a dejar que el país caiga en default, algo que
golpearía duramente a toda la economía mundial.
El mandatario demócrata dijo que la crisis parlamentaria que
llevó al cierre de gobierno proviene de un conflicto "innecesario"
provocado por una minoría, pero que es lo suficientemente grave como para que
Wall Street se "preocupe".
"Durante mi presidencia, me desviví para trabajar con
el Partido Republicano y bajé el tono a propósito de mi retórica", dijo
Obama en la entrevista con la cadena CNBC.
"Creo que soy conocido por ser un tipo calmo, a veces
la gente piensa que soy demasiado calmo. Pero, ¿estoy exasperado? Sí estoy
exasperado porque esto es totalmente innecesario", aseguró el mandatario.
"Estoy exasperado con la idea de que, a no ser que yo
diga a 20 millones de personas que no pueden tener cobertura sanitaria, esta
gente no reabrirá el gobierno", explicó el mandatario.
Al responder a una pregunta sobre si el mundo empresarial
debería preocuparse por la situación que llevó al segundo día de cierre del
gobierno, Obama aseguró que "esta vez es diferente".
"Creo que deberían preocuparse. En democracia no es
inusual que demócratas y republicanos no estén de acuerdo (...) pero cuando
tienes una situación en la que una facción está dispuesta a dejarnos en impagos
frente a nuestras obligaciones, entonces tenemos un problema", advirtió.
Destacó además que la pelea parlamentaria sólo se limita a
aprobar fondos para los próximos dos meses y que, de no frenar ahora un debate
que se vino repitiendo en los últimos años (aunque nunca hasta ahora con tan
graves consecuencias), la situación podría reiterarse en el futuro, con las
graves consecuencias inherentes a una situación política y económicamente tan
precaria.
Sobre todo teniendo en cuenta que en menos de dos semanas se
avecina otra potencial crisis en caso de que el Congreso no apruebe la
necesaria elevación del techo de la deuda para evitar que Estados Unidos caiga
en "default".
El Congreso debe dejar de gobernar "de crisis en
crisis", reclamó Obama, usando una frase que repitió en los pasados días.
"Así que si John Boehner, toma la decisión de llevar al
pleno una propuesta de ley (...), y si votan para asegurarse de que (...) no
haya una suspensión (de pagos), estaré preparado para tener una negociación
razonable y civil sobre muchos temas", añadió.
Subrayó que está dispuesto a negociar y a hablar de cómo
puede funcionar mejor la reforma sanitaria, pero no va "a hacerlo bajo la
amenaza" de mantener cerrado el Gobierno, informó la agencia EFE.
"Eso mantendría el Gobierno abierto dos meses, pero
estaríamos otra vez en el mismo punto en Navidad, y de nuevo en seis
meses", apuntó.
"Tenemos que romper este ciclo constante de gobernar de
crisis en crisis", señaló en referencia al hábito del Congreso de aprobar
sólo medidas presupuestarias de corta duración.
Además, acusó a Boehner de servir a los intereses de una
facción minoritaria pero poderosa de su partido, el ultraconservador Tea Party,
que está dispuesto a incluso "quemar" las instituciones con tal de
salirse con la suya y derogar su ley sanitaria, trasfondo del peligroso pulso
político en el Capitolio.
Entre la entrevista y el encuentro con los líderes del
Congreso, Obama se reunió con altos ejecutivos de empresas para comentar la
situación.
A la salida del encuentro, el jefe de Goldman Sachs, Lloyd
Blankfein, advirtió de que las consecuencias del cierre del gobierno y la
amenaza de no elevar el techo de la deuda podrían ser "extremadamente
adversas".