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Las cartas del abuelo Pascasio: una 'Queimada' para la esperanza.

Las cartas del abuelo Pascasio: una "Queimada" para la esperanza.

Por Manuel Suárez Suárez
martes 17 de septiembre de 2013, 16:13h
                Muy querida nieta Cristina:
 
                Los abuelos aún estamos disfrutando con el aroma del aguardiente vivificador que el viernes 13 en el Teatro Castelao preparó el reconocido Gran Mestre Queimador "O Muxo de Salvaterra". Espero no te sorprenda lo que te estoy contando ya que acá arriba no hay ningún tipo de restricción al consumo de bebidas originales de nuestra tierra. Muchos piensan que estamos lejos y que no nos enteramos de nada. La verdad es que formamos parte activa ---no pasiva--- de toda actividad gallega que busque mantener viva nuestra identidad en tierras argentinas.
 
                Te podés imaginar los recuerdos que me trajo el sentir aquel curativo olor que en mi infancia ayudaba a combatir los duros inviernos en la montaña fonsagradina. Te puedo asegurar que no fue una "queimada" más. Allí, con el  salón repleto de gente, los asociados pudieron sentir que estaban uniendo fuerzas para ayudar a la recuperación del Centro Gallego. Vimos a varios ex directivos de distintas agrupaciones que sonreían. Ello es la muestra más evidente de que el trabajo del interventor La Blunda Criado está dando frutos.
 
                Aunque supongo que Alicia ya te habrá informado del buen laburo que está desenvolviendo la Intervención, no puedo resistirme a chusmear un poco. Te informo que pintaron en la planta baja. Ahora la recepción ---espacio utilizado diariamente por los socios para pedir cita--- es más alegre. Se habilitaron servicios que estaban inactivos o casi desaparecidos como por ejemplo el de pediatría. Se ampliaron los horarios de atención para beneficio de los socios. Hay más médicos atendiendo por las tardes. Antes todos querían solamente la "papita rica" de la mañana para por las tardes facturar en su consulta particular.
 
 
                A veces, Cristina, nos parece que no se hizo nada pero una pequeña mejora es un gran avance. Es evidente que a nadie le gusta que vengan de fuera a mandar en tu propia casa. Ahora bien, nosotros los gallegos somos agradecidos. Aceptamos la triste realidad de que el Centro Gallego recibió un  ataque a su integridad desde el interior de su organismo. Los encargados de mantener el escudo bien agarrado no cumplieron. Se doblegaron a oscuros intereses económicos vinculados con empresas medio carroñeras que andan al acecho de mutualistas con problemas.
 
                Bien, no te ocupo más tiempo, pero antes de despedirme quiero aprovechar esta carta para pedirte que no dejés de apoyar al Centro Gallego. Ya se que es mucha guita la que se está poniendo cada mes para los salarios de los más de mil empleados. Los abuelos opinamos que no son pesos tirados. Es una muy rentable inversión ya que miles de ciudadanos tienen en la esquina porteña de la avenida Belgrano un centro de atención médica que les cura con cariño y profesionalidad sus dobles dolencias de cuerpo y alma.
 
                Ahora mismo se me ocurrió ---perdoná que te entretengo unos minutos más--- plantearte que intentés hacer un lugarcito en tu agenda para recibir a dos honrados emigrantes conocidos nuestros. Sabemos que charlando contigo te abrirán las hojas del gran libro emigrante gallego en el Río de la Plata. Me refiero a doña Lola --ya te hablé de ella-- y a don Ramón. En serio, Cristina, hacéme caso. El comer un cachito de empanada y beber una "cunca" chiquita de queimada en su compañía, será suficiente. Quedarás convencida de que el sudor de los gallegos está en la base de cada una de las grandes obras que hicieron de nuestra querida Argentina, una tierra de esperanza. Recibí un abrazo del abuelo de la aldea de Mazaeda.
 
Pascasio Fernández Gómez
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