Sobre la zoncera: salario = inflación
miércoles 03 de julio de 2013, 10:32h
Un análisis sobre la falacia que culpa a las negociaciones y
al aumento de salarios como causa directa del aumento de precios, cuando en
realidad lo que encubre es una crítica a la redistribución de la riqueza y la
producción.
Muchas veces se recurre a muletillas, o más bien dicho como
diría "Don Arturo", a zonceras que se instalan y terminan como "verdades
reveladas".
Una de ellas es que los aumentos de salarios presionan sobre
el mercado y el consumo tendiendo a producir brotes o rebrotes inflacionarios.
La propia Presidenta de la Nación en su discurso de
presentación de los candidatos del FPV aludió a ello, manifestando que no le
echen la culpa a los trabajadores
La zoncera se caracteriza por partir de una premisa
dogmática falsa, pero con costados verosímiles, sobre la cual se monta una
construcción lógica que al mejor estilo de un sofisma pasa a instalarse como
verdad.
En cierta lógica lineal pareciera tener cierto sentido que
si se aumentan los sueldos pueden aumentar los precios y dispararse la
inflación.
Muchos economistas liberales construyen sobre esta línea de
razonamiento para arengar, desde un falso supuesto, que los aumentos de
salarios producen distorsiones importantes en el "mercado" y, por lo tanto,
desbalancean la ecuación en la relación precio de los productos - salario.
Es por ello que en los períodos dictatoriales y/o
neoliberales es donde más fuerza cobra la idea de eliminar la negociación
colectiva y la negociación salarial o, en ciertos casos, más sutilmente, atar
los aumentos de sueldo a un concepto que tiene miles de "aplicaciones" e
interpretaciones, como lo es la productividad.
Esta idea siempre es acompañada además con una segura
reforma que involucre reducción de indemnizaciones, modificación de la
negociación colectiva; reducción de aportes a la seguridad social; creación de
"nuevas" formas de contratación, entre otras, toda ellas a ir cercenando
derecho de los trabajadores. (Ver las reformas que se pretenden aplicar en
España, Portugal, Grecia o ahondar en las relaciones laborales que se
plantearon cono corolario en la década del 90 en nuestro país.)
Todo ello tiene su complementación en un posterior laissaiz
faire, laissaiz pasaire (dejar hacer, dejar pasar ) que hace a la
consustanciación y reinado del Dios Mercatum.
Ese razonamiento que pretende defenestrar los reclamos y
aumentos salariales se sustentan, precisamente, en una lógica de mercado que
poco tiene que ver con la realidad.
Para poner un ejemplo, mucho se ha hablado de la
participación en las ganancias, pero los empresarios no se oponen a ella por
una posible mínima, casi miníscula, exacción de su plusvalía, sino porque ello
conlleva revelar información a los trabajadores, para que estos, efectivamente,
puedan controlar si se aplica bien la ecuación ganancial.
¿Porque traigo a colación este ejemplo?
Porque la información es esencial en cualquier estamento y
mucho más en el ámbito de las relaciones laborales.
Porque en realidad es una falacia afirmar que los aumentos
salariales per se generan o impulsan decisivamente la inflación.
Para ver como incide un aumento salarial respecto de la
inflación, lo primero que hay que ver es como se diseña la estructura de costos
de una empresa y la cadena de valor de
la actividad, cuanto más valor agregado tiene el producto menor impacto tienen
las remuneraciones en la estructura de costos.
La incidencia en el costo de un aumento, como los que se han
venido dando y como los que se reclaman, no generan efectivamente grandes
impactos en la estructura de costos, motivo por el cual poco se puede argüir
desde ese lugar sobre un posible impacto inflacionario.
Si el impacto en la estructura de costo de la empresa no es
grande, mucho menor lo es en la cadena de valor, por lo tanto queda claro que
los aumentos salariales, desde ese punto de vista, no generan, ni le dan
impulso a la inflación.
La otra cuestión que queda - porque la lógica de mercado así
lo exige - es: entendido que el aumento por si mismo no genera inflación, lo
cierto es que hay más plata en la calle y más demanda y, como lo bienes son
"escasos", en la medida que se los demandan estos tienden a aumentar.
¿Pero son escasos los bienes y si son escasos por qué?
Esta es otra de las "máximas" de mercado cuya respuesta es
más simple de lo que parece, los bienes son escasos si no se los produce y,
habiendo capacidad para producirlos, no debieran ser escasos.
En tal sentido, es importante analizar la cadena de valor y
es allí donde encontraremos la respuesta sobre los aumentos de precios y es
allí donde se debe actuar.
Si la cadena de valor se encuentra "saturada" de
intermediarios y, además, los principales productos se encuentran
oligopolizados en su producción, distribución y/o comercialización tendremos
que en realidad el "mercado" no es un lugar donde juegan libremente la
oferta y la demanda, sino que son decisiones de política emresarial que se
entremezclan con las de política a "secas" donde los precios aumentan por tales
decisiones, que además -salvo alguna batalla comercial concreta, por mayor
concentración en el mal llamado mercado- se cartelizan.
Lo que hace que en realidad ese imaginario llamado mercado
no exista como tal y, por supuesto, sus leyes tampoco.
En tal sentido, es claro y evidente que los aumentos
salariales y, por lo tanto, los reclamos de esa índole, como la negociación
salarial, no juegan, en verdad, un papel importante en la formación de precios.
En realidad cuando mediáticamente y desde el establishment
se les asigna ese rol es porque se está atacando la redistribución de la renta
y los ingresos, pero además se ataca el actual modelo de acumulación para volver
a reinstaurar modelos -que no fracasaron, porque los que tenían que ganar
ganaron- antipopulares como se está viendo en la Unión Europea.