lunes 20 de mayo de 2013, 13:57h
Una aceleración de la lógica cristinista de poder. Agosto es
más importante que octubre. El blanqueo y la arremetida contra la Corte Suprema
busca más oxígeno y poder. La muerte de Videla.
Según la medicina, el vértigo es la sensación de falta de
estabilidad o de desconocer cuál es nuestra situación rotatoria en el espacio.
El vértigo se caracteriza por presentar la sensación de que lo que está a
nuestro alrededor da vueltas o no estuviera quieto. Este síntoma pareciera
reflejar lo que ocurre a los conductores que moran en la Casa Rosada. Pero
sigamos con la ciencia de Hipócrates: El vértigo es provocado por diferentes
causas, entre ellas las afecciones del laberinto, que es el órgano encargado
del equilibrio y que se encuentra ubicado en el oído interno. Cuando el vértigo
es de origen laberíntico se le conoce como vértigo periférico.
Esto completaría el cuadro diagnóstico actual: el gobierno
sufre de vértigo periférico y la misma afección le impide escuchar las
advertencias que desde hace rato viene recibiendo, desde la ciudadanía - con
diferentes marchas multitudinarias de protesta-; desde la academia, con alertas
por el constante debilitamiento institucional; desde el nivel internacional,
con críticas constructivas a la política exterior; desde la política con varios
frentes abiertos que han debilitado el bloque de poder del kirchnerismo y la
fragilidad nunca reparada del sistema de partidos; y desde el mercado que ha dado
señales de que "el modelo" está agotado. Sin ánimo de hacer el "caldo gordo" a
los sectores especuladores que siempre medran con los vaivenes de la economía,
la inflación, el desempleo, la falta de incentivo para invertir y la pobreza,
son realidades que no se pueden negar.
El vértigo en el que se ha sumido la presidente se contagia
al humor social, de modo que se suceden situaciones de malestar, no sólo por
las causas eficientes que operan sobre la vida diaria de las personas, sino por
la misma actitud que continua teniendo, en forma empecinada, la responsable de
los destinos del país.
Su respuesta es: más vértigo. Así se suceden los temas de
agenda política que instala el cristinismo, del mismo modo en que el fárrago
informativo de los medios mantiene la tensión del espectador, en donde una
noticia sepulta a la que ha mantenido en vilo a esa audiencia, durante una
determinada cantidad de tiempo.
Como sobre una cinta de Moebius, el aparato político
mediático del oficialismo coloca la reforma judicial; el blanqueo de capitales;
congelamientos de precios; la turbia designación de fiscales y jueces; la
farandulización de las denuncias de corrupción, etc. Todo, a marcha forzada.
Aunque en forma infructuosa, porque los índices de popularidad de la presidente
se desploman y, ya no octubre sino agosto, se convierten lentamente en un
escenario más difícil que el del año 2009.
Dolores de dólar
Esta claro que con el dólar paralelo al doble del oficial
algo había que hacer. Y, al igual que en otros planos, el oficialismo instalado
desde el año 2003, repite sus estrategias para todo. Y si en el año 2009 llevó
adelante un blanqueo para oxigenar la campaña electoral, ahora lo planteó para
eso y para ver si surte algún efecto sobre la cotización de la moneda extranjera.
Sin embargo, el proyecto difiere en algunos detalles con el
de 2009. Por ejemplo, habrá que comprar una serie de bonos oficiales para fines
determinados, en vez de simplemente declarar los depósitos en el exterior o
"exteriorizar" los fondos locales. Con esta lógica, es el crimen
organizado el actor al que el blanqueo más le conviene.
Convenios suscriptos por nuestro país nos obligan a que todo
blanqueo debe ajustarse a normas internacionales para evitar que se filtre en
él, el crimen organizado. El proyecto actual no dice nada al respecto y abre la
puerta para que ello ocurra, porque se encarga de definir cómo y quien podrá
adherirse al blanqueo; pero nada se expresa sobre los mecanismos de control
efectivos tendientes a determinar que los dólares blue no provengan de crímenes
aberrantes, como la trata de personas, la corrupción, la venta de drogas, etc.
Con el antecedente del blanqueo anterior, que sumó unos 4000
millones de dólares, queda claro cuál es el rumbo del gobierno en esta materia.
Todavía tiene que explicar que se hizo en el año 2009 para evitar que el crimen
organizado haya podido invertir en Argentina. La Unidad Anti-lavado (UIF)
reconoció en el 2010 que "estaba estudiando exhaustivamente" 586 ROS (Reportes
de Operaciones Sospechosos), pero a la fecha no hizo ninguna denuncia penal
producto de esos ROS.
La necesidad tiene cara de hereje. Y al gobierno que hace
poco batía el parche de la pesificación no se sonroja de tomar una acción
contraria a esa "bandera" y emprender un blanqueo temerario que, como
mucho podrá recaudar 1500 millones de dólares, una cifra exigua para recomponer
las reservas y seguir negando una devaluación que vino para quedarse.
Cercar al enemigo
La inminente aprobación del paquete de leyes denominadas por
el gobierno de "democratización de la justicia", recibirán un arsenal de
impugnaciones apenas asome su promulgación, muy especialmente aquella que versa
sobre la elección de los consejeros de la Magistratura. En ese caso, el per
saltum, plantado por el oficialismo para dirimir sus asuntos con un grupo de
medios, se utilizará para que la Corte se expida con respecto a la
constitucionalidad del paquete "democratizador". Es muy probable que se
produzca un fallo adverso, en cuyo caso el gobierno recibirá un revés, pero justificará
lo actuado frente a la "corporación judicial", como un jalón más en su relato
épico. ¿Podría desobedecer como lo ha hecho en otras oportunidades (caso Santa
Cruz; distribución de la pauta oficial, ajuste de haberes jubilatorios, etc.)?
No pareciera estar en una posición de fuerza para esa maniobra.
Por su parte, la Corte Suprema de Justicia enfrentará su
momento más duro con la ausencia con aviso de Eugenio Zaffaroni, de viaje por
Italia, tanto como para no tener que estampar su voto adverso al gobierno y
romper con la armonía que Eduardo Lorenzetti cultiva con gran artesanía.
El asedio a la Corte no difiere del que sufre la libertad de
prensa y que impulsó a Mauricio Macri a firmar un DNU, en días en los que los
rumores de intervención al grupo que sorteó el 7D, arreciaron, acompañados de
señales inequívocas en ese sentido: La Comisión Nacional de Valores realizó
varios requerimientos al Grupo Clarín y Guillermo Moreno ya había amenazado en
una de sus intervenciones tragicómicas en la asamblea de papel Prensa, que el
gobierno iba a hacer valer la habilitación que el artículo 20 de la ley de CNV,
impulsada y aprobada por el kirchnerismo y sus aliados, que autoriza a
intervenir empresas.
También se planteó la posibilidad de expropiar Papel Prensa
en una escaramuza de amedrentamiento del diputado Carlos Kunkel y largamente
planteada por el mismo Moreno.
La Corte sigue siendo, en estos casos, el último dique de
contención del cristinismo y por eso es el blanco de la embestida final de un
régimen cada vez más desesperado. No sería extraño que para la próxima elección
algún pajarito hable al oído de la presidente, aunque el vértigo que padece,
tal vez le impida escuchar.
La muerte de la muerte
No ha muerto en el exilio, ni protegido, ni se suicidó o fue
asesinado como otros genocidas. Murió en la cárcel, el lugar al que lo envió la
justicia en los difíciles tiempos en que gobernaba la UCR. Su nombre a secas
causaba escalofríos. Tal vez sea intransmisible a las generaciones que han
vivido en democracia comprender y sufrir que una persona sea el dueño de la
vida de las personas, como lo fue Videla desde 1976 hasta 1979. Lo que si es
transmisible e inequívoco es que la democracia y la libertad son los únicos
caminos para vivir en una sociedad mejor y que la suerte de un país no puede
estar nunca en manos de una sola persona.