Inglaterra quiere cambiar el nombre de Puerto Argentino por Margaret Thatcher

El canciller Héctor Timerman desestimó la importancia de que el Reino Unido quiera cambiar el nombre a Puerto Argentino, capital de las Islas Malvinas, y ponerle "Puerto Margaret", porque cualquier modificación al statu quo de la Isla "es violatoria" de las resoluciones de las Naciones Unidas.
 
"No me importa si le quieren poner puerto Margaret, Margarita,  Margarona. La Argentina y las Naciones Unidas no lo reconocen", dijo el canciller Timerman al ser consultado por Radio Del Plata sobre el rumor que sonó en los últimos días en los medios de prensa británicos respecto a que rebautizarían Puerto Argentino (para ellos Puerto Stanley) con el nombre de "Puerto Margaret".
 
El jefe de la diplomacia argentina dejó claro que "ninguna medida que tome el Reino Unido sobre la cuestión Malvinas es aceptado por las Naciones Unidas", y afirmó que por otra parte "es violatorio de todas las resoluciones de la ONU".
 
Timerman recordó que las resoluciones de la ONU establecen que las partes en conflicto deben "abstenerse de realizar cambios en la zona del conflicto que alteren el statu quo al momento de comenzar el conflicto" (1982).
 
"Eso incluye el cambio de nombres, y también el referéndum [en las islas]", consignó el canciller argentino.
 
Timerman dijo también que el Reino Unido "sigue violando las resoluciones de la ONU, las mismas que después usan para bombardear otras naciones, como Libia u Afganistán".
 
Por otra parte, el canciller dejó claro que a la Argentina no le importa que no la hayan invitado al funeral de Margaret Thatcher en el Reino Unido (17 de abril): "No me importa que me inviten a un lugar donde no pensaba ir".
 
En otro tramo de la entrevista, Timerman se refirió al encuentro bilateral que mantuvo ayer con su par venezolano Elías Jaua, y dijo que se analizaron temas relacionados con las próximas negociaciones del Mercosur con la Unión Europea, al tiempo que desmintió que Argentina le deba 13.000 millones de dólares a Venezuela, tal como afirmó el líder opositor Henrique Capriles, que el domingo competirá en las urnas con el oficialista Nicolás Maduro, entre otros.
 
"Si Argentina le debiera 13.000 millones de dólares a Venezuela, como dice (el opositor Henrique) Capriles, Venezuela sería el mayor acreedor de la Argentina. Esto es una ridiculez, parte de una campaña electoral en la que se tiran cifras y datos, y se pronuncian calumnias para llevar agua a su propio molino", dijo Timerman.
 
En ese sentido, el canciller recordó cuando Ricardo Gil Lavedra (UCR) dijo que Argentina le había vendido un reactor nuclear a Irán, y reiteró que se trata de "chicanas de campaña que la gente no cree y que en realidad no cambia ni un sólo voto".
 
Según relató Timerman, en la reunión bilateral, a la que le siguió un almuerzo de trabajo, ambos cancilleres definieron el cronograma de actividades y objetivos para los próximos meses, "dando por descontado el triunfo de Nicolás Maduro" este domingo para elegir al sucesor del fallecido presidente Hugo Chávez.
 
De acuerdo a lo que explicó el canciller, en la reunión bilateral de ayer se habló también de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) como "principal organización regional latinoamericana", y de la "incorporación del Caribe" a ese cuerpo, objetivo en el que Venezuela tiene un rol fundamental por la "profundidad" de su relación, dada por la "cercanía".
 
Timerman agregó que otro tema que ocupó la agenda de ayer con su par venezolano fue la asunción de Venezuela como presidente pro témpore del Mercosur, el 28 de junio próximo, y "el proceso de adaptación que debe hacer a las normas del Mercosur".
 
El titular de la cartera de Relaciones Exteriores adelantó que en los próximos meses el Mercosur tendrá "negociaciones muy duras y difíciles con la Unión Europea", y reconoció que estuvieron "largo rato hablando sobre el tratado de comercio entre ambos bloques".
 
En la agenda de la reunión también se confirmó la continuidad del mecanismo de trabajo que funcionaba con Hugo Chávez, con reuniones presidenciales cada tres meses", y dijo que estuvieron "restableciendo ese cronograma" tras el fallecimiento del líder venezolano.