Una buena noticia para España
miércoles 07 de noviembre de 2012, 16:07h
Me parece que en España eran muy pocos los que apostaban por
Mitt Romney, así que la victoria de Obama no ha sido una sorpresa para nadie. Y
creo que la alegría, y hasta el alivio -aunque nunca hubo realmente 'suspense'
en la larga noche electoral--, han sido patentes: hasta el Gobierno de Mariano
Rajoy, en teoría más en sintonía ideológica con los republicanos que con los
demócratas, hacía ruegos para que no ocurriese lo imprevisible, es decir, la
derrota de Barack Obama.
Ahora, habrá que 'trabajarse' a la Administración
norteamericana algo mejor de lo que se ha venido haciendo hasta ahora: me
parece que con los Estados Unidos la tibieza y las pretensiones de neutralidad
-como las que, correctamente, ha mantenido Madrid durante la campaña
electoral-han de transformarse en fidelidad al ganador. Una fidelidad activa,
que dé mayores rendimientos a nuestro país --una nación a la que Obama dijo que
había que ayudar-- de los que hemos obtenido hasta ahora.
Hay muchas enseñanzas que obtener de las campañas
americanas: desde su espectacularidad hasta su sentido del 'lobby'. Pienso que
ya va siendo hora de que la excesivamente tradicional Administración y la
excesivamente lejana diplomacia españolas aprendan ese sentido del 'lobby', que
no significa necesariamente mantener pequeñas 'embajadas autonómicas' en
Bruselas o en Washington, sino en mostrar donde hay que hacerlo que la unidad
de España, a la hora de defender sus intereses, es un hecho.
Y no lo digo solamente por el caso catalán, que poco importa
en los corredores de Washington; lo digo ahora más bien porque no puede
fomentarse la imagen de que dos direcciones generales, dos secretarías de
Estado o dos ministerios españoles están enfrentados por un quítame allá esas
pajas. Y eso, palabra de honor, está ocurriendo en esta Admnistración presidida
por Rajoy como ocurría con la presidida por Zapatero y, antes, por Aznar y, antes
por González, y antes...
Pero a lo que íbamos: entre tener en la Casa Blanca a un
señor que, en cuanto la he sido posible, se ha dedicado a poner a España como
ejemplo de lo que se hace mal y a acusarla poco menos que de ser la causante de
la ruina de los EEUU, y tener en el despacho oval a otro que lo que dice es que
hay que ayudar a que España no caiga, pues qué quiere que le diga. Romney, lo
siento, no se ha ganado el aprecio de los habitantes de este rincón del
Imperio, y lo peor es que bien poco le importaba ganarlo o no. Así que
congratulations, mister president.