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Falsas amenazas del FMI

Falsas amenazas del FMI

miércoles 26 de septiembre de 2012, 23:17h
Hay declaraciones que encierran tanta prepotencia que merecen respuestas firmes e inequívocas del Gobierno Nacional para reafirmar al mundo el carácter irrenunciable de la soberanía del pueblo argentino y denunciar los actos intimidatorios de un poder financiero que busca por todos los medios ensuciar con falsedades la imagen de la Presidenta Cristina. Así se busca no conceder la viabilidad de un modelo de desarrollo justo e incluyente que no deja de aparecer en los círculos económicos ortodoxos como piedra en el zapato.
 
Y es que cuando Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), salió a decir en Washington con aires de suficiencia que sacará "tarjeta roja" a la Argentina si en tres meses no "hace progresos" en la medición de la inflación, la Presidenta Cristina aprovechó su participación en la 67° Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas para reaccionar enérgicamente y recordar a la banquera que "la Argentina no es un equipo de fútbol, es un país soberano y no aceptará amenazas ni presiones".
 
En una firme defensa de los intereses del país, Cristina criticó con acidez al organismo financiero internacional al precisar que "ya que estamos en orden de comparar fútbol con política y economía, el rol del presidente de la FIFA ha sido más satisfactorio que el rol de los directivos del Fondo", puesto que mientras que la FIFA organiza cada cuatro años un Mundial exitoso, "el FMI viene tratando de organizar la economía desde la década de 1980 y crisis tras crisis no logra hacerlo", generando aplausos. "Esto no es un partido de fútbol, esto es la crisis económica más grave que se tenga memoria desde la década del 30", arremetió.
 
También, luego de fustigar que varios países centrales aplican proteccionismo comercial para después condenar a las naciones emergentes por defenderse a sus trabajadores y planta productiva, la Presidenta señaló las enormes divergencias que tiene el FMI para tratar a sus miembros, destacando que "no he escuchado ninguna crítica en cuanto a cuáles eran las estadísticas de España, de Grecia, de Portugal, de Irlanda, de Italia, que permitieron que contrajeran deuda, que emitieran deuda sin ningún tipo de control. ¿Por qué se controlan a unos y a otros no?"
 
No debemos olvidar que los reclamos de la Presidenta tienen justa razón. El FMI hace años que dejó de lado su papel de prestamista de última instancia para convertirse en el brazo ideológico del capital internacional, sometiendo a sus países miembros (principalmente los más pobres y menos influyentes) a amenazas y extorsiones que violan abiertamente los principios más elementales de soberanía, todo bajo la máscara de la "estabilidad financiera", el "crecimiento económico sustentable" y la "reducción de la pobreza en el mundo".
 
No hay que ser Premio Nobel de Economía para entender la falsedad de estos supuestos ni la gravedad de sus consecuencias. Pero aquí estamos otra vez, escuchando los sermones de Lagarde y atestiguando la sumisión de los medios de comunicación de la derecha argentina mientras todavía nos punza como astillas en el corazón los recuerdos de la debacle del modelo neoliberal de la década de 1990.
 
Según Lagarde, para el FMI, "la calidad e integridad de la información que suministran los países es crucial". Pero si esto es cierto, ¿dónde estuvo el FMI cuando en julio de este año el Financial Times reveló el escándalo sobre la manipulación de la tasa de interés LIBOR (London Interbank Offered Rate), que entre otras cosas determina tasas de hipotecas, créditos internacionales y productos financieros? ¿Qué acciones tomó Lagarde contra Inglaterra luego que los principales bancos londinenses inflaran o desinflaran a conveniencia esta tasa de interés para ganar miles de millones de dólares, con serios efectos sobre los consumidores y mercados financieros del mundo?
 
Humo, lodo y nada, dirían los analistas serios. Nos dicen que la supuesta "moción de censura" contra la Argentina es una figura prevista en el Artículo VIII del reglamento del Fondo, pero leyendo atentamente dicho cuerpo legal encontramos en sus incisos (a) y (b) de la Sección 5 que "el Fondo puede requerir a sus países miembros que provean información necesaria para sus actividades ... de la forma más precisa y detallada que sea practicable, para evitar meras estimaciones", cosa que evidentemente la Argentina ha estado cumpliendo cabalmente, por lo que sería virtualmente imposible su expulsión bajo este argumento.
 
Además, ¿qué tratado internacional firmó la Argentina estableciendo las condiciones para medir los indicadores económicos nacionales que usa el FMI? ¿Por qué el Fondo sólo utiliza esta amenaza con los países no alineados? Otra vez, humo, lodo y nada, esperando que algo pegue y se manche la reputación de Cristina.
 
Es claro que los ataques tienen que ver con la reticencia de la Presidenta Cristina a subyugarse al capital financiero, a ser rehén de los banqueros. Tienen que ver con el impulso del Gobierno Nacional de un modelo que "priva a los accionistas (extranjeros) de la posibilidad de obtener dividendos y las empresas se ven obligadas a reinvertir en la Argentina", en palabras de Román Oyarzun, embajador español en el país. Es el precio a pagar por defender a la patria, y queda claro que Cristina está dispuesta a pagarlo.
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