Votar a los 16

Estoy muy contenta con las iniciativas legislativas para que los jóvenes puedan comenzar a votar a los 16 años. Son el reconocimiento al compromiso de nuestra juventud en política.

 
Por todas partes vemos jóvenes que dialogan, discuten y se involucran en cuestiones sociales dentro y fuera del ámbito escolar. Asumir esta realidad implica que les ofrezcamos escenarios de participación que encaucen sus legítimos anhelos de participación.


La posibilidad irrita a algunos. Queda claro en los argumentos reaccionarios de siempre, que en el temor al empuje de las nuevas generaciones, hasta reclaman un voto calificado.


La refundación de la vida política argentina que desplazó el "que se vayan todos" por una nueva esperanza es la marca de nuestra era.

 
Es imposible pensar que en esa evolución no influyó el proceso abierto en 2003 con la llegada de Néstor Kirchner al gobierno. Él primero y Cristina ahora no formularon su opción por la juventud como promesa vaga del futuro, sino que confiaron y confían en ella porciones de responsabilidad concreta en la gestión.


Los jóvenes son hoy protagonistas activos de la democracia y creo que es bueno que puedan decidir quiénes los representen.
 

Soy de una generación que se involucró tempranamente en la política. Mi padre, que también se había iniciado joven en política, me enseñó el camino hacia el compromiso social. Es decir, desde mediados del siglo pasado la participación en política de los jóvenes es un hecho que busca reconocimiento institucional.

 
Que hoy estemos debatiendo la ampliación de derechos en materia electoral, es un logro más de aquella lucha, que es también la de jóvenes que soñaron con un modelo de sociedad justa, activa en la definición de quiénes deben conducir la cosa pública y las políticas de Estado


Nilda Garré

Ministra de Seguridad de la Nación