La historia la hacen los pueblos

La ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, expresó que el gobierno "no recrea relatos como algunos despectivamente dicen". La historia "la hacen los pueblos, los relatos los editorizalizan quienes escriben, que la mayor parte de las veces no escuchan lo que el pueblo siente".


La ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, publicó la siguiente nota de opinión en el diario Tiempo Argentino:


"Al finalizar el acto en Vélez, los militantes nos unimos en un: Compañeros, por todas las conquistas, los días más felices siempre fueron peronistas. Así lo sentimos, así lo vivimos, trabajando para nuestro querido país.


Algunos que dicen que vamos a contramano de la historia y yo pregunto: ¿de qué historia? ¿La que escriben los centros de poder? Es bueno recordar, sin soberbia, que lo que nos importa es lograr, para los que piensan como nosotros y para los que no lo hacen, algo tan simple como "la felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación".


Por eso estamos empeñados en elevar la calidad de vida, en generar empleo, porque el trabajo es el mejor organizador social. Porque el trabajo se reconoce en la solidaridad. No es casual que la Organización Internacional del Trabajo, en su último Informe 2012, sobre el empleo en el mundo, rescatara las mejoras en América Latina, en desmedro de lo que está ocurriendo en los países centrales.


En los próximos años, este mundo que se dice civilizado, habrá alcanzado (si los países de la Eurozona siguen con sus políticas de ajuste) 205 millones de desocupados, y esa desocupación alcanzará, sobre todo, a los jóvenes. ¿Alguien hubiera imaginado hace unos pocos años este retroceso? ¿Lo intuían siquiera los supuestos expertos que nos empujaban a seguir las políticas neoliberales dictadas por los países centrales a través de los organismos multilaterales de crédito? ¿Lo anticipaban acaso las notas de fondo de los principales medios argentinos?


No hace mucho, el director general de la OIT, Juan Somavía, planteaba que hay que "colocar las inversiones productivas en la economía real al centro de la formulación de políticas".


En la Argentina estamos creciendo, pero parece (y lo digo con ironía) que según los medios de la oposición es porque tenemos un supuesto "viento de cola". Cómo les cuesta reconocer que crecimos porque tenemos un proyecto nacional, popular, soberano y democrático.


Es curioso cómo a veces la historia se repite. Entre los '40 y los '50, una oposición monitoreada desde las Embajada de Estados Unidos en Buenos Aires sostenía que la industrialización del país, el empleo para todos, los casi inexistentes índices de pobreza, se debían a que Perón había encontrado los pasillos del Banco Central abarrotados de lingotes de oro. Y es posible que así haya sido. Lo bueno es para qué y para quién se usó ese oro. Se quedó en el país para su crecimiento.


Ahora, sigue habiendo quienes  se quejan por las reformas a la Carta Orgánica del Banco Central, o sin argumentos hablan de falta de políticas de Estado para mantener la bonanza, a la que además le auguran corto plazo. Se niegan a reconocer las industrias abiertas en estos nueve años con los 5 millones de puestos de trabajo generados y tampoco reconocen que la Argentina tiene el menor índice de desigualdad en América Latina.


Las políticas de Estado no se definen por voluntarismo político. Si así fuera sería suicida; cuando menos irresponsable. Lo curioso es que los que exigen políticas de Estado para todo, nunca las generaron o no supieron hacerlo cuando les tocó gobernar, y hoy no quieren reconocer que el gobierno argentino sí las tiene. Es más fácil reclamar y declamar desde la oposición. Es el "no sé de qué se trata, pero me opongo".


La aristotélica frase "la única verdad es la realidad" remata cualquier oposición absurda. Las decisiones que adoptamos son las que termina legitimando el pueblo a la hora de analizar el poder.


El poder no se impone, se construye haciendo crecer al país, trabajando y hay que construirlo con realidades que sean legitimadas por el pueblo. Así lo hizo y lo logró Néstor Kirchner. Sin esa voluntad, poco podría haberse transformado, aunque se tuviera viento de cola o lingotes de oro en los pasillos del Banco Central. Porque la distribución de esa riqueza hubiera sido como tantas veces, para los que más tienen y para la usura internacional.


Nuestro gobierno no recrea relatos como algunos despectivamente dicen; los cuenta el pueblo, cuando dice "Fuerza Cristina, siempre con Néstor". La historia la hacen los pueblos, los relatos los editorializan quienes escriben, que la mayor parte de las veces no escuchan lo que el pueblo siente, piensa y dice"


Alicia Kirchner


Ministra de Desarrollo Social de la Nación