viernes 11 de mayo de 2012, 18:01h
La soja, el popular "yuyito" que configura hoy por
hoy la relación más fuerte de nuestra economía con el mundo, se cotiza hoy a
USD 550 la tonelada, cerca de sus máximos históricos. Cuando le tocó gobernar a
Fernando de la Rúa lo hacía a USD 150. Para la presidenta, sin embargo,
"el mundo se nos vino encima".
Los gremios, por su parte, han favorecido a su gobierno con
una paz sindical como no se tiene memoria, a pesar de la apropiación de fondos
de las Obras Sociales y el creciente peso impositivo sobre los salarios. No le
han hecho ni un Paro General, cuando a Raúl Alfonsín le hicieron CATORCE. Para
la presidenta, sin embargo, los reclamos gremiales le "dan rabia".
Con respecto al conflicto de jurisdicciones con el gobierno
porteño, cuya solución ameritaría al menos una comunicación telefónica entre
ambos ejecutivos, aunque más no fuere para atenuar la odisea que significa
desplazarse en la zona metropolitana a varios millones de compatriotas, la
presidenta ha declinado de hecho los numerosos pedidos de audiencia del jefe de
gobierno de la Capital con una frase inusual para la investidura de una
presidenta, a más, mujer: Macri, a su juicio, "es como la gata Flora..."
(¡!)
Gobernar en tiempos de escasez no es lo mismo, como lo está
comprobando, que hacerlo en tiempos de abundancia. La estrechez endurece la
convivencia, hace más intransigentes los reclamos, enciende las pasiones. Ello
debiera llevar a quienes gobiernan a moderar sus nervios, extremar la
predisposición para entender a quienes tienen problemas, y dedicarle más tiempo
a la función. Una jornada de trabajo de pocas horas, en semanas reducidas,
alcanzará cada vez menos.
Presidenta, tranquilícese. No olvide que, para bien y para
mal, su conducta es modelo para muchos. Si usted pierde los estribos, está
echando leña al fuego a la convivencia, ya deteriorada por la escasez y la
inseguridad, de todos sus compatriotas.
Ricardo Lafferriere