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El Centro Gallego de Buenos Aires es una obra del amor.

El Centro Gallego de Buenos Aires es una obra del amor.

Por Manuel Suárez Suárez
martes 08 de mayo de 2012, 15:33h
Las obras que el hombre realiza con amor son como los hijos del amor: siempre lo más bello. Los gallegos unidos, fuertes y honrados, honran aquí a España y a Argentina con esta 'obra del amor'.   [Juan Domingo Perón]

Cuando el presidente Perón visita el Centro Gallego de Buenos Aires el 28 de febrero de 1950 y firma en el Libro de Oro le dedica a nuestros emigrantes en tierras argentinas un muy acertado elogio sobre la gran obra construida. En aquel año de 1950 ---el 7 de enero--- murió allí en la habitación 202 el inolvidable rianxeiro Alfonso R. Castelao. En el mes de julio se celebran las Jornadas Patrióticas con la presencia de Valentín Paz Andrade [Letras Gallegas, 2012] quien escribe lo siguiente en el libro: "O Centro Galego de Buenos Aires representa unha culminación do esforzo dun pobo fora do seu lar e no culto ao seu orixe. É a más radiosa leición de capacidade para a síntesis, para a colectiva integración que un país pode dar e que cecais nin os mesmos galegos poderían dar na Terra. Ten o dobre timbre da solidaridade e da superación, de servicio as necesidades humanas e de promoción das empresas do espírito. Galicia merece todo, mais non podería ser mellor honrada".

El actual Centro Gallego nace el 2 de mayo de 1907 aunque hubo un primigenio centro fundado el 8 de julio de 1879 pero con actividad solamente durante tres años. En octubre de 1881 organizó los primeros Xogos Florais de Buenos Aires con un jurado formado por Bartolomé Mitre, Nicolás Avellaneda y Lucio Vicente López. El premiado fue Olegario V. Andrade por su poema Atlántida según se puede leer en la muy recomendable obra "Historia del Centro gallego de Buenos Aires- Centenario 1907-207" de la autoría del doctor Padorno Caldeiro. Los miembros del jurado son muy significativos e indicativos de la importancia de nuestra colectividad. Tanto Mitre como Avellaneda fueron presidentes del país y Lucio V. López un destacado político que además de Interventor Federal es el autor de la magnífica obra "La gran aldea" en la que recoge los rápidos cambios que se están produciendo en la capital argentina con la llegada masiva de la emigración europea.

Cualquiera que escriba o hable sobre el Centro Gallego destacará el mérito de la unidad de esfuerzos alrededor del fogón común donde calentar los huesos con la fuerza sentimental de las vitaminas que formaban parte de la pócima llamada identidad. Muchos siglos antes de que los gallegos conociesen la aspirina ya tenían una eficaz cura para sus males con dosis diarias de identidad. Así fue que sementaron futuro en La Habana, Montevideo y Buenos Aires siendo inmunes al desaliento. Los fundadores del Centro Gallego de Buenos Aires desembarcaron en la orilla rioplatense con una salud de hierro. Aquellos pioneros solo confiaban en una antigua y sencilla receta que funcionaba bien, siempre y cuando, el corazón estuviese lleno de generosidad. Lo mejor para los problemas de piel son las gotas de "orballo" [semejante a la garúa]; los dolores de cabeza desaparecen con quince minutos en una carballeira [robledal] y si los nervios andan revueltos, mirando las olas del mar de Fisterra vuelven a ponerse suavecitos.

Los que conocemos el labor del Centro Gallego estamos preocupados por las actuales dificultades que está sufriendo y contra de las que está luchando un heredero de las tierras de Covelo, el presidente Vello. Su esfuerzo es conciliador y busca con tenacidad obtener un consenso que permita salir adelante y avanzar a pesar del pesado lastre de una herencia envenenada. Las actuales deudas son el fruto de la fracasada privatización temporal de la gestión mutualista de asistencia médica.  Los que queremos al Centro Gallego apostamos por la recuperación y deseamos que a la brevedad nuestros emigrantes y sus descendientes puedan volver a ser una firme  aleación sentimental en una entidad que forma parte de su patrimonio personal. No olvidemos que los dueños son los propios asociados y que los dirigentes son unos socios más, a los que se escogió para empuñar las riendas de la sociedad. El dos de mayo de 1907, en la calle Alsina 946, los fundadores hacen constar que los que se reúnen son "un grupo de entusiastas coterráneos, guiados a cual más, de un entrañable cariño a la región gallega". Nadie duda que el cariño trasmitido por los fundadores es hoy necesario también para que los actuales dirigentes terminen su tarea con la honda satisfacción de la misión cumplida.

Quiero hacer una sugerencia a modo de colaboración para intentar que la sección cultural del Centro Gallego [Instituto Argentino de Cultura Gallega] agarre nuevas fuerzas luego de un tiempo de escasa actividad. Se trata de dos propuestas: una sobre la puesta en marcha de un Fogón Gayego y otra sobre la creación de un programa de Visitas Culturales. Creo que la misión del Instituto es la de abrigar a los emigrantes para que mantengan encendidos sus sentimientos al mismo tiempo que se promociona en Argentina el valioso labor de la emigración gallega. Las reuniones alrededor del fogón tendrían lugar los sábados por la tarde luego de los cursos de Cultura Gallega que allí se imparten. Los alumnos de los cursos son los principales destinatarios de estos fogones en los que un invitado o invitada realiza el relato de su vida. Se trata de escuchar y luego participar en un coloquio en el que irán surgiendo anécdotas e historias que forman parte activa de la historia d ella emigración gallega a Argentina. Las visitas buscan que el Centro Gallego sea conocido por visitantes y turistas nacionales y extranjeros. Una vez al mes y previa inscripción ---se recomienda no más de 25 personas--- recorrerán las instalaciones en paseo guiado y siempre en compañía de algún miembro directivo del Instituto. Conocerán la habitación en la que falleció Alfonso R. Castelao y disfrutarán viendo las obras plásticas del eximio rianxeiro y también, entre otras, con las creaciones de Luis Seoane, Díaz Pardo, Colmeiro, Laxeiro, Maside.

Pueda que no sea nada original el de proponer un fogón pero de lo que estoy seguro es de su eficacia ya que podemos meter dos goles al mismo tiempo. Con el fogón juntamos los corazones emigrantes y con las visitas nos hacemos conocer fuera del ámbito estrictamente gallego. Estoy pensando en comentarle a mi buena amiga Graciela Pereira que hable con don Carlos Alberto y le exponga mi humilde propuesta. Si la respuesta es positiva habrá que comenzar a programar la rueda de invitaciones para abrigarse alrededor del fogón. A mi me parece que muy apropiado y también protocolario que sea la presidenta de la República Argentina la que inaugure el "Fogón Gayego". Será una jornada histórica y un gran privilegio poder escuchar cuando doña Cristina recuerde a su abuelo de las tierras lucenses de A Fonsagrada. Las velas del 105 aniversario anuncian tiempos de esperanza para nuestro querido Centro Gallego de Buenos Aires: ¡cumpleaños feliz!

Manuel SUÁREZ SUÁREZ[En exclusiva para DIARIOCRÍTICO DE ARGENTINA]
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