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Cambalache

Cambalache

martes 17 de abril de 2012, 20:32h
La situaciòn es absolutamente incomprensible y poco aceptable. La seguridad jurídica de las inversiones transnacionales es un factor importante de la economía global y de las buenas relaciones entre países. La presidenta Fernández, en un estilo del que se siente orgullosa y al que pomposamente llama peronista (conviene recordar que el general Perón, nacido en el siglo XIX, murió de viejecito en 1974 y la sensatez indica que 120 años después del nacimiento del militar algo se debería haber avanzado en la concepción política de tan pintoresco partido) ha decidido pelear con toda Europa cuando no con todo el orbe. 

Está el matonismo gubernamental perpetrado contra YPF, está la pelea contra Gran Bretaña (verbal, Argentina ya sabe cómo se las gasta la Armada de su Real majestad) por "un palmo más de tierra que yo tengo acá por mío cuanto abarca el mar bravío" y, claro, el mosqueo que se llevó la lideresa neochavista de la VI Cumbre de las Américas cuando ni se nombró oficialmente a las Malvinas en el discurso de apertura ni se incluyó como tema menor en la agenda de los "retiros" presidenciales, así que Fernández se retintó el moño, recriminó por la bajini al elegante anfitrión Santos y no fue ni a la cena de gala.

Esta mujer de sesenta años tenía 22 cuando murió Perón y ni había nacido cuando el general accedió por primera vez a la presidencia. Desde luego no es tiempo lo que le ha faltado para reciclarse y ponerse al día sobre cómo es y debe ser la política en el siglo XXI.

Lo que no se le puede negar a la mujer es redaños y maquiavelismo. Redaños porque no duda en poner en riesgo los 142.000 millones U$ de inversión española actualmente en Argentina (1993-20119 ni los 17.000 millones U$ de exportaciones a la UE ni los 3.000 millones U$ anuales que España se gasta en chucherías made in Argentina).

Y maquiavelismo porque su estrategia, iniciada hace algo más de un año y cargada de matonismo financiero, ha consistido en un desgaste in crescendo que ha desvalorizado la acción en un 50% aproximadamente incluyendo a ojo de mal cubero el batacazo de ayer en Madrid, Nueva York y Malos Aires. Como los estatutos de Repsol YPF establecen que una toma externa del 51% de los títulos valores obliga a una OPA por el 100%, hoy día la capo di tutti capi compraría la empresa por la mitad de lo que valía hace una año, eso suponiendo que el Parlamento argentino (yo le llamaría el Acatamiento argentino) decidiera no aceptar el trágala de su presidenta y la obligara a envainársela.

O sea, que para rebajar la tensión internacional provocada por la salida de pata de banca de la mejor clienta de Ivo Pintaguy, la retirada del mandato (similar al real decreto de España) de expropiación sobre YPF supondría comprar YPF por vía legal a precio de todoacién.

La cosa, sin embargo, no va a ser fácil para una Argentina malquistada con medio planeta, con una inflación galopante que ya alcanza el 24% (el 2% mensual, comparen con España, Italia, Alemania o hasta la pobre Grecia que anda ya por el 5,4% anual), con unas infraestructuras terrestres y marítimas de la misma época que el general Perón y con riesgo de perder los ingresos por venta de carne y soja a España, México, Estados Unidos y la UE. 

Titulaba en estas mismas páginas mi jefe y sin embargo amigo Fernando Jáuregui que "Cristina nos quiere gobernar". Puestos a recordar canciones, yo le cantaría a la señora el tango Cambalache que dice 

¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!...
¡Ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador!¡Todo es igual!

¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro
que un gran profesor!
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