En un libro
Videla admitió por primera vez, que la dictadura asesinó a ocho mil personas
viernes 13 de abril de 2012, 23:49h
El dictador Jorge Videla admitió por primera vez que el
régimen militar que gobernó a sangre y fuego en Argentina de 1976 a 1983
asesinó a "7.000 u 8.000 personas", el "precio que había que pagar"
para "ganar la guerra" contra la subversión".
Videla, de 86 años, hizo esta confesión en el libro
"Disposición Final", del periodista argentino Ceferino Reato, quien
en una entrevista con Efe se manifestó "impactado" por la forma
en la que el dictador relató los horrores cometidos durante la "guerra
sucia".
"Me sorprendió cómo Videla me decía las cosas. Siempre
lo vi muy articulado, muy preciso en sus recuerdos, usando un lenguaje
descarnado y sin metáforas. Parecía un analista de hechos cometidos por otra
persona", destacó.
En el libro, de la editorial Sudamericana y que saldrá este
sábado a la venta, el exdictador cifró la cantidad de asesinados durante los
"años de plomo" y aseguró que el régimen militar hizo desaparecer los
restos de las víctimas "para no provocar protestas dentro y fuera del
país".
"No había otra solución -afirma Videla-. En la cúpula
militar estábamos de acuerdo en que era el precio que había pagar para ganar la
guerra contra la subversión y necesitábamos que no fuera evidente para que la
sociedad no se diera cuenta".
Las confesiones del primero de los cuatro presidentes
(1976-1981) que tuvo la última dictadura fueron el resultado de nueve largas
entrevistas que Reato, director de la revista económica Fortuna, hizo entre
octubre de 2011 y marzo de 2012 a Videla en el penal federal de Campo de Mayo,
a las afueras de Buenos Aires.
"Esas entrevistas y otras estaban destinadas a otro
libro, pero cuando me di cuenta de lo que me había dicho cambié mi decisión y
le comuniqué a Videla que él era el entrevistado principal de 'Disposición
final'", recordó el periodista.
"Lo vi muy bien físicamente y no sentí nada cuando lo
entrevisté, sólo la necesidad de cumplir con mi trabajo periodístico",
subrayó antes de resaltar la "predisposición" que Videla y otros
jerarcas de la dictadura tuvieron a ser entrevistados por periodistas.
Según Reato, una confesión del exgeneral trajo a su memoria
el filme "La conspiración", que da cuenta de cómo los nazis encararon
la Segunda Guerra Mundial sin determinar previamente qué iban a ser con sus
enemigos, los judíos.
"Videla me cuenta lo mismo al decirme que la Junta
Militar dio el golpe de Estado sin saber qué haría con las personas que quería
eliminar, y que hacerlas desaparecer fue la solución", apuntó.
En el libro, Jorge Videla hace una descripción pormenorizada
de los métodos usados por la dictadura para secuestrar y asesinar opositores,
justifica el uso de la tortura y destaca la influencia de la llamada
"Doctrina Francesa" en la lucha contra las guerrillas.
Explica que el país fue dividido en "cinco zonas"
antes del golpe del 24 de marzo de 1976 y que el jefe de cada uno de esos
territorios había ordenado meses antes la confección de listas de personas que
debían ser detenidas tras el derrocamiento de la entonces presidenta
constitucional, Isabel Perón.
En ese sentido, sostiene que esos nombres fueron aportados
por los espías de las Fuerzas Armadas pero también por empresarios, ejecutivos,
sindicalistas, funcionarios nacionales y provinciales, profesores y dirigentes
políticos y estudiantiles.
Videla precisa asimismo que no existen listas "con el
destino final de los desaparecidos", unos 30.000 según los organismos
humanitarios, y señala que la suerte que correrían estas víctimas era decidida
semanalmente por el jefe de cada zona.
Habla además del robo de bebés, hijos de desaparecidos,
cometido por la dictadura, causa que le tiene actualmente en el banquillo de
los acusados, y dice que "desde el punto de vista estrictamente militar el
golpe de Estado fue un error".
"Nuestro objetivo (en 1976) era disciplinar a una
sociedad anarquizada. Con respecto al peronismo, salir de una visión populista;
con relación a la economía, ir hacia una de mercado, liberal. Queríamos
disciplinar también al sindicalismo y al capitalismo prebendario", añadió el dictador