El poder político vs el poder económico

Como un espiral ascendente, el desarrollo de la historia de la humanidad avanza (o involuciona), según desde donde se lo mire. Quizás exista un solo objetivo esencial: el regreso a una nueva unidad orgánica entre el hombre y la naturaleza; esa meta, quizás tenga que ver con la recuperación de la tan mentada dimensión trascendental de la vida humana que algunos llaman sagrada y otros simplemente, espiritual.

Lo cierto es que en el corazón de Europa han descubierto que la salida a la crisis y al mejoramiento de las condiciones de trabajo-factor fundamental para la recuperación de la vida en sociedad-, es la puesta en marcha de una reforma laboral y de una serie de políticas económicas que su aplicación en América del Sur fue una catástrofe social.

¡Qué extraño mecanismo ha llevado a que se legitimen a través del voto una serie de medidas que van en contra del bienestar de la población! Las calles en España y en Grecia muestran esta situación con un dramatismo similar a nuestra reciente historia. En Europa, el efecto del tratamiento de la crisis se está viendo en el lento pero persistente proceso de desmantelamiento del Estado Benefactor. No solo se ve en el aumento de la desocupación, sino en el retiro del estado de áreas de la protección social, otrora modelo de democracia moderna.

En Argentina.

La reforma financiera de 1977; el plan de reforma del estado y de modernización de la Administración Pública de los años ´90, que siguió al tratamiento de la deuda pública y privada de los ´80; la ley de convertibilidad de 1990/91, hasta la ley de flexibilización laboral del gobierno de la "Alianza", también se orientaron en dirección a la desestructuración del Estado Nacional, cuya contracara es de alguna manera, el debilitamiento de la relación entre trabajo asalariado y capital productivo.

Pero lo que distingue a la experiencia Argentina de la actual situación europea, es que el corazón de los intereses financieros transnacionales que son los que están detrás de estos hechos, trabajaron en pos de la destrucción de las organizaciones de los trabajadores sindicalizados. Dentro de la estrategia para consolidar hacia el futuro un orden social basado en la valorización financiera, se encontraba el propósito de alejar a los trabajadores de las capas medias potenciales aliadas (intelectuales, profesionales, burguesía nacional, etc.). Se trataba en última instancia, de alejar lo más posible la participación de las organizaciones del trabajo en las decisiones de estado. Esa es la esencia de la lógica de poder liberal...

Estado/Gobierno/Comunidad organizada

Para el justicialismo, el estado debe adquirir el máximo de descentralización en tanto aparato de implementación de las políticas públicas. El gobierno mientras tanto, es la instancia de centralización de las decisiones, que al fin de cuentas, debe garantizar el pueblo que organizado libremente, participe de las decisiones en el aparato del estado y en sus diferentes niveles.

A deferencia de la actual experiencia europea, en nuestro país, en los momentos más difíciles de nuestra historia, las organizaciones obreras fueron el eje vertebrador del movimiento social general. Fueron las organizaciones de mayor reservorio de la moral de resistencia. El modelo de desarrollo con justicia social, permitió articular al estado con el gobierno y la comunidad organizada, permitiendo así la permanencia a través del tiempo de la idea del ser nacional.

Del poder económico y del poder político en la crisis actual

Si al ´45, le siguió el ´55. Si al ´73 le siguió el ´76, se debe en parte a que aquellos sectores sociales que han conspirado contra los proyectos de unidad nacional, se asentaron en estructuras de poder económico que no comulgaban con los destinos nacionales.

Para reconstruir un renovado ideal entre hombre y naturaleza, para que nuestro actual poder político acumulado, pueda continuar realizando el proyecto para las grandes mayorías, es imprescindible sostener la unidad del frente nacional y social y avanzar en la recuperación de las áreas de la estructura económica y financiera que no comparten los intereses nacionales.