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La cuestión nacional

sábado 28 de enero de 2012, 00:01h
En el marco de la actual crisis financiera europea, recorriendo el territorio español de norte a sur, puede apreciarse a través de su arquitectura, su arte y sus costumbres, las diferentes etapas históricas de un universo no menor de nuestra civilización.

La belleza y la variedad de sus paisajes, conviven con el entrecruzamiento de diferentes culturas que plasmaron su impronta en cada rincón de España. Desde la montañosa y minera Asturias, pasando por el industrial e introvertido país Vasco, siguiendo por la cosmopolita Barcelona o la mediterránea y clásica Valencia; hasta la región soleada y visceral de Andalucía, pueden verse rastros milenarios y obras de la post-modernidad. En Sevilla la torre en construcción del arquitecto argentino César Pelli, se hace lugar ante las sombras de la histórica Catedral o los misteriosos palacios Alcázares.

Pues bien, las crisis en general sirven para replantearse el tema de la nacionalidad. Veamos cómo se presenta en nuestros días este tema en España y en la Argentina:

En el abordaje de la crisis europea está la idea de un gran espacio geopolítico que comprende la unión de unos 27 países. Por otro lado tenemos la unión monetaria y fiscal que involucra a 17 de ellos. Ahora bien, ¿Cuál es el límite de Europa? No obtendremos la misma respuesta si la pregunta va dirigida a los CEO de los grandes bancos y los líderes de las principales potencias, que si la hacemos a los habitantes de a pié de la península ibérica.

La conversación con los habitantes y pobladores durante ese mismo recorrido, nos hizo reflexionar y advertimos que, en realidad la pregunta que deben formularse los habitantes de España es en primer lugar: ¿Cuál es el límite de España?, ¿Qué significa ser español?, ya que vascos, gallegos, catalanes, no se sienten como tales y en todo caso, se piensan europeos desde ellos mismos sin pasar por España, a quién muchos ven como a un gobierno central más o menos extraño.

La presión del eje político alemán-francés, por querer encorsetar fiscal y presupuestariamente las cuentas españolas y de otros países de la unión europea, despertaron aún más la cuestión de las Autonomías-el alcance de sus atribuciones independentistas-, que es en definitiva, la forma institucional que toma el debate de fondo de la nacionalidad y la identidad. En tal caso, para que la unidad europea, trascienda el objetivo de contrarrestar el avance del área hegemónica del dólar, Europa deberá resolver estos problemas de segmentación de la nacionalidad interior. España es un ejemplo cabal de esta situación.[1]

Si es que España pretende ser una unidad jurídico-política sin fisuras hacia el exterior, entonces deberán españolizarse, parafraseando a Mariátegui (un destacado líder del Perú revolucionario), que pretendía superar la diversidad y las divisiones internas para con su tierra, el Perú.

La Argentina y su cuestión nacional

Para la Argentina, la cuestión nacional, es diferente, ya que un correntino o un salteño, se sienten en primer lugar argentinos, para después aclarar la provincia de la que son oriundos. En todo caso, la nacionalidad para nosotros será un replanteo de nuestra identidad desde una dimensión regional. Entonces la consigna será:

Hay que sur-americanizar la Argentina. Nuestros países de América del Sur a los ojos de la geopolítica internacional, deberán tratar los problemas nodales que la aquejan de manera conjunta, como por ejemplo los conflictos históricos y recientes en nuestras Islas Malvinas y el Atlántico Sur, las consideraciones de la biodiversidad en la Amazonia, las reservas de hidrocarburos en el corazón del continente, la Antártida y su futuro inmediato, la soberanía en las zonas de frontera  costeras, etc.

No siempre el clima, el suelo, el paisaje  o el idioma, alcanzan para lograr una identificación plena de un pueblo con un territorio y una conciencia socialmente compartida. Pueblo que al sentirse nación, se erige su propio ordenamiento jurídico-político. Cuando esto sucede, es porque entran a tallar otras cuestiones que hacen a lo social, las diferencias de clase, la distribución de la riqueza, la justicia social, etc. Esto merecería un tratamiento aparte, ya que en la vinculación del problema nacional y el de la cuestión social, se encuentra gran parte de la identidad de un pueblo.

 

* IAJ-CGT

[1] Diario Sevillano ABC, 24 de enero de 2012: Nos dice su editorial, Álvaro Delgado Gal:.."El horizonte de una Europa unida entra dentro de lo probable. Pero es también probable que Europa se desuna o, si prefieren, que estalle..."
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