El Ministro Consejero de la Embajada fue nombrado Secretario de Estado para Iberoamérica

El funcionario viajó a Madrid desde Buenos Aires, el lunes de esta semana para interiorizarse de la situación y ponerse a disposición para el cargo que fue nombrado este jueves por el Consejo de Ministros.


En la Embajada cumplía la función de Ministro Consejero, siendo quien quedaba a cargo cuando el Embajador Rafael Estrella viajaba hacia algún sitio.

En los pocos meses que duró su función - reemplazó a mitad del 2011 a Rodrigo Aguirre de Carcer, quien pasó a ser Embajador español en Croacia- Gracia Aldaz tuvo un perfil bajo, y, al no haber ningún tipo de polémica o negociación importante, su trabajo no llegó a trascender fuera del ámbito de la Embajada, lugar donde logró cosechar en ese escaso tiempo un muy buen concepto.


Jesús Manuel Gracia Aldaz, que ingresó en la Carrera Diplomática en 1985 era actualmente el 'número dos' en la Embajada española en Buenos Aires y tiene una amplia experiencia en los asuntos relacionados con Iberoamérica.


Entre los cargos que ocupó con anterioridad figuran los de director general del Instituto de Cooperación Iberoamericana y embajador de España en Cuba entre 2001 y 2004.


Su nombramiento, que se produce en el primer consejo de ministros del año, permitirá que comiencen a desarrollarse los cambios en las relaciones en Iberoamérica, atendiendo a la importancia que el presidente de España, Mariano Rajoy, ha mostrado en diversas ocasiones.


Es licenciado en Derecho y Filología hispánica y ha sido consejero de cooperación técnica en la Embajada de España en Costa Rica y jefe de gabinete de la Vicepresidencia del Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI).


El 17 de mayo de 1996 fue nombrado director general de este último organismo, puesto que desempeñó hasta que el 19 de noviembre de 1999 asumió la secretaría general de la Agencia Española de Cooperación Internacional, AECI. El 6 de abril de 2001 cesó en este último destino al ser nombrado embajador en Cuba, donde sucedió a Eduardo Junco.


Su llegada a La Habana coincidió con un momento de estancamiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países, por la política del Gobierno Aznar, con el acercamiento a los disidentes.