Cuestiones de familia y de discurso

¿Si la CGT defiende a los trabajadores, si la oposición  no defiende a los trabajadores, si el pueblo votó al Gobierno porque defiende a los trabajadores, y si el Gobierno da constantes pruebas de  seguir defendiendo a los trabajadores, cuál de los cuatro nombrados es el que no tiene liga con los trabajadores? Es fácil, no es necesario recurrir a un matemático del Conicet. Quien no tiene liga con los trabajadores es quien no los defiende, los posterga o los excluye.

Es obvio que el kirchnerismo hace ya ocho años que trabaja por el trabajo y por los trabajadores. Tan obvio como que hay una nueva maquinación  para tratar de fraguar una riña de familia ante la imparable disfunción de la oposición  opositora. Una riña hipotética y bastante inesperada y exótica, ya que se entablaría entre protagonistas aliados y que unidos han conseguido esta continuidad exitosa. Pero resulta que fantasiosos e insidiosos interpretadores de discurso creen  que en  el que pronunció la Presidenta ante el Congreso, se revela un oscuro témpano atravesado en el rumbo. Y se inventan algo así como una espina de tiburón en la garganta atorada del modelo. Y en plena borrachera semiótica se deliran con  una CGT alienada con la Mesa de Enlace cundo aún era de desenlace.

¿Pero qué dijo la Presidenta en su discurso ante la Asamblea? Dijo lo que dijo. Y no dijo lo que no dijo. "No soy la presidenta de las corporaciones", dijo. No hacía falta que lo dijera. Y dijo que la huelga es un derecho pero no lo es el chantaje. Tienen razón en sentirse señalados los chantajistas. Esos que sufren de tendinitis vip o si aterrizaban en Madagascar tenían colitis múltiple porque sabían que el médico de Personal estaba lejos y no lo puede comprobar. Ah, también dijo la presidenta que Guillermo Moreno se ocupará de la flamante secretaría de Comercio exterior, sin dejar la de interior. ¡Angurriento! No le basta con ese manjar podrido que tiene a su cargo con  Papel Prensa.  Anoto otra reyerta, esta sí viene con agenda mediática más planificada que el frustrado motín del pánico dólar. Es la discordia presunta, instigada y fantaseada por los opositores con pluma y con lengua: la encarnizada discordia entre el   nuevo ministro de economía con Moreno. Se agarrarán de los pelos y ahí sí Lorenzino tiene más para perder. De pelo. Sigan tramando tramoyas de familia. Al menos tienen para entretenerse en el tedio ideológico en que viven. Hay otra profecía que inquieta a la prensa rica y todavía dominante. Es el siniestro porvenir en poder de "La Cámpora". Lo que más los abruma es el bautismo setentista. ¿Por qué La Cámpora? Se preguntan poniendo circunspectas caras republicanas de la república del pasado cada vez más remoto.¿ Pero qué nombre quisieran que tuviese? ¿La Juvenilia, la Mitre, la Eclesiástica, la terrateniente, la oligárquica? Se llama La Cámpora, porque ese nombre les remite a un  intenso momento de utopía cercana. Porque les evoca a lealtad, a resistencia, a militancia. Porque están recobrándose de la larga "desutopía". La de los opositores que aplican la utopía al revés y en su retardo en lugar de llevar la utopía adelante, la llevan en el culo.  Atiendan bien lingüistas, semióticos y semánticos que andan diciendo que Cristina criticó la constitución de Perón del 49 para "desperonizarse".  ¿Saben lo que decía Perón de algunos opositores lengua larga e ideas cortas? Decía: "Tienen un cerebro que cabe en una cajita de fósforos. Y sin necesidad de sacar los fósforos". ¡Qué cerebro chiquitito! Después de oír y leer ciertas interpretaciones opositoras, del discurso de Cristina del sábado, ya no guardo esperanzas: hay cerebros que dentro de una cajita de fósforos son invisibles