El ajuste en las tarifas

Dicen los trascendidos periodísticos que el ajuste kirchnerista incorporará una discriminación positiva en favor de quienes menos tienen, ya que sus retrasados ingresos serían demasiado castigados con la dimensión de los aumentos a que se verán obligados por su obsesión en no escuchar las alertas de los últimos años.

El concepto no parece errado. Una vez más, lo que sí pareciera equivocado es el criterio a utilizar. Siempre según las informaciones que trascienden al hermetismo -o la desorientación- oficial, serían el ANSES y el Ministerio de Desarrollo Social la fuente informativa para decidir a quiénes se les discriminará "positivamente".

El ajuste debiera apuntar no sólo a atenuar su efecto en los hogares de ingresos marginales, sino evitar también golpear a quienes sostienen todo el sistema con su esfuerzo cotidiano, que son los trabajadores activos, sean en relación de dependencia o sean autónomos, quienes serán golpeados especialmente en el costo del transporte.

Ello demanda una reflexión colectiva que debiera darse en el parlamento, ámbito natural de esta clase de decisiones. Los despachos ministeriales están demasiado cooptados y sus decisiones son demasiado opacos para la opinión pública, convirtiéndose en el ámbito privilegiado de las influencias y la corrupción.

Si el oficialismo decide terminar con la política de precios iguales para todos, no puede dejarse en ámbitos sospechados e inaccesibles para la mayoría de los ciudadanos la capacidad de decidir quiénes pagan más y quienes menos.

Ya que han tomado la decisión de retomar las políticas del gobierno justicialista anterior presidido por Carlos Menem, podrían aprovechar la oportunidad de revalorizar algunas de las instituciones positivas incluidas durante su gestión, como lo son las audiencias públicas antes de la determinación de cambio en las tarifas, para escuchar las diferentes voces afectadas e ilustrar el debate con todas las miradas.

La institución de audiencias públicas fue incorporada en la legislación argentina justamente por el Congreso Nacional, con el apoyo conjunto de los representantes de todas las bancadas. En un momento en que las fuertes turbulencias que sufrirá la economía afectarán a todos, y ante la fuerte exigencia de conocimiento y participación de los ciudadanos comunes que atraviesa por ráfagas todo el planeta, sería bueno descomprimir las situaciones antes que una equivocada decisión -por ignorancia, por falta de información o sencillamente por falta de conocimiento público- traiga a la Argentina una mayor conmoción y una mayor incertidumbre.

Y será una forma de evitar que las durezas económicas conspiren contra la democracia, en lugar de fortalecerla con la incorporación al debate de todos quienes deseen aportar una mirada o una opinión al esfuerzo conjunto.

Ricardo Lafferriere