La situación político social en Murcia se complica desde la medida de Valcárcel de recortar retribuciones y derechos a los empleados públicos regionales, haciendo soportar la carga de la crisis económica en la Región sobre una masa social de 55.000 personas, a las que ya han señalado como "privilegiadas" (por tener trabajo) ante la opinión pública. Dejando a los servidores públicos de la Región "a los pies de los caballos" de una opinión pública escasamente informada de la realidad regional.
Naturalmente, tal grado de prepotencia desde el poder regional –pues se hizo con rapidez y por pura imposición, además-, conllevó la consecuente respuesta de los afectados y de las organizaciones sindicales, que hicieron un frente común ante tal atropello de derechos que se llevaban por delante toda una década de avances conseguidos de la negociación sindical con la Administración Regional. En el curso de las movilizaciones, que discurrieron con normalidad, más allá de un aislado episodio de zarandeo de dirigentes del PP que atravesaron una concentración de protesta, y que exageraron los afectados, no ha habido ningún episodio de violencia. Manteniéndose la protesta pública en una progresión creciente de movilizaciones, dentro del libre ejercicio constitucional de libre expresión, manifestación y reunión.
Sin embargo, ayer saltó la trágica noticia de una grave agresión al Consejero de Cultura, Pedro Alberto Cruz, que condenamos enérgicamente, también desde estas líneas, sin paliativo alguno, como lo han hecho infinidad de instituciones públicas y privadas, incluidos partidos políticos y sindicatos; estando los hechos sujetos a la correspondiente investigación policial para su clarificación y enjuiciamiento de sus autores, como así ha expresado el Delegado del Gobierno en Murcia. Sin embargo, hemos asistido perplejos a manifestaciones y comunicados del PP murciano, e incluso del Gobierno Regional, en la línea de señalar el móvil del atentado al Consejero en el ámbito de la protesta social existente últimamente en Murcia, siendo particularmente artera la visión de los populares murcianos cuando señalan a sindicatos y partidos de izquierda poco menos que como responsables de tan execrables hechos, con referencia a que unos señalan "dianas" y otros atentan. ¡Eso es muy grave…!. Primero porque no hay prueba que lo avale, al momento presente; y lo que es peor, probablemente tendrán la convicción que lo que insinúan y afirman no sea cierto, pero en esta situación preelectoral, parece que todo vale. Y eso, ¡es profundamente inmoral!, además de injusto y sólo contribuye a crispar el ánimo generando una incremento de la tensión social.
Lo más sensato, creemos que es dejar trabajar a los investigadores para que den con los autores de la grave agresión al Consejero Cruz y sean puestos a disposición judicial; pero sobre todo que se aclare el móvil de este delito. De inicio, es de suponer que la policía trabaje con una gama de hipótesis, que ha de llevar a término hasta verificar la que sea más solvente y demostrar con pruebas su validez. Entre tanto, los políticos tienen la responsabilidad de contener sus emociones y aquietar sus intenciones, para transmitir a la ciudadanía el necesario y recomendable sosiego que requiere la paz social y la convivencia ciudadana, tratando este episodio, en principio como tal, como algo aislado, que quiera Dios culmine así.
Sin embargo, conociendo la "Corte murciana", especialmente en fechas preelectorales, de elaboración de "listas" y dada la situación, suponemos que habrá quien quiera congraciarse con el "poder" establecido y "corra en una estúpida carrera de mostrar aflicción y servicio" para dar a conocer su lealtad personal y disposición. En esta línea, nos parecen algunas manifestaciones públicas de políticos en activo del PP, y especialmente el comunicado del sindicato CSIF de Murcia, que ha convocado un "acto de desagravio" en la puerta de la Consejería de Cultura. Algo que no sólo nos sorprende porque sin que se conozcan ni los autores, ni los móviles de la agresión, resulta que un sindicato funcionarial y participante activo en las movilizaciones de la protesta contra las medidas de recorte de Valcárcel, se apresure a "desagraviar" (¿!) a un político agredido por no se sabe quién… ¿Tal es el grado de culpabilización que tienen los dirigentes murcianos del CSIF por haberse movilizado en defensa de sus afiliados?, ¿podemos llegar a pensar un mayor grado de servilismo político?. Naturalmente esto requiere un breve análisis, para poderlo explicar, que parece radicar en que el actual presidente del CSIF en Murcia, ha sido alto cargo del gobierno de Valcárcel, al que llegó muy probablemente por la representación sindical que ostentó, y claro, el estar "en Misa y repicando" es difícil, cuando no imposible. Acaso este acto de desagravio, ¿no tendrá que ver con un nuevo servicio que el CSIF le presta a su patrón?, pues es coincidente con los comunicados del PP regional, y da que pensar que este sindicato ya se "haya entregado" a las pretensiones del Gobierno Regional, pues no en vano ha tenido reuniones en privado, desmarcándose de hecho de la unidad de acción sindical. Aunque como eso sea así, probablemente en los próximos comicios sindicales tendrá su censura en las urnas.
Con todo, lamentando infinitamente hechos como los sufridos por el Consejero Cruz, no podemos por menos que confirmar que el ambiente político social está muy enrarecido en Murcia (hasta ahora una "balsa de aceite popular"), y eso más allá de los sucesos, nos lleva a que se han de arbitrar medidas económicas más inteligentes y eficaces con la gestión regional, y menos sectarias en el ámbito político social, y desde luego volver al diálogo social, al entendimiento frente a la imposición, y a regenerar la vida política murciana que actualmente se encuentra bloqueada con un PP que –acostumbrado a moverse a sus anchas- empieza a sentirse "herido y acorralado", un PSOE que como alternativa, no acaba de convencer, y unas minorías políticas meramente testimoniales.
EL MIRAVETE
Si (
No(
