El Gobierno tiene ante sí una semana particularmente crítica: la huelga de los funcionarios, las últimas sesiones de trabajo de sindicalistas y empresarios en busca de acuerdo en la reforma laboral, las reuniones del Ecofin para dar su visto bueno a los planes españoles... Y todo ello, mientras se recrudece el enfrentamiento verbal de Gobierno y oposición. Las versiones que están dando el principal partido de la oposición y el partido que gobierna, PP y PSOE, respectivamente, están enfrentando estos días hasta niveles nunca vistos anteriormente a los correspondientes dirigentes. Basta escuchar los mítines y arengas de cada cual, para comprobar hasta qué punto todo está revestido ya de electoralismo, y de, por parte del PP, las ganas de terminar de derribar al PSOE, al que consideran tocado y casi hundido.
La última novedad, junto con las descalificaciones totales de los dirigentes socialistas, consiste, por parte del PP, en tratar de conseguir el voto de los desencantados del PSOE. Dolores de
Cospedal proclamó ayer en Barcelona que "hemos pasado del milagro español a ser un país intervenido y desprestigiado", y arremetió, particularmente, contra el Plan para el estímulo de la Economía y del Empleo, del que dijo que se habían gastado 13.500 millones en menos de dos años..., y ahora hay que hacer recortes sociales. De Cospedal aseguró, de paso, que si gobierna el PP, las pensiones no se tocarán. E hizo un llamamiento a los electores socialistas que pudieran sentirse traicionados tras las medidas de austeridad y de ajuste del Gobierno. Dijo Cospedal: Desde el PP nunca vamos a engañarles, antes de terminar reclamando para
Zapatero y
Montilla -participaba en la campaña electoral catalana, en apoyo de
Alicia Sánchez Camacho- la condición de los peores gobernantes de la historia de la democracia española. Los populares se están valiendo en su campaña de las encuestas y sus más recientes datos, como la que este lunes ha publicado La Razón, y que señala que casi el 70 por 100 de los españoles se manifiesta contrario al decretazo de Zapatero y sólo una tercera parte cree que patronal y sindicatos lograrán un acuerdo sobre la
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reforma laboral. La mayoría cree que el fracaso del diálogo social equivale a la huelga. O bien, los datos que este mismo lunes aporta también el diario Público sobre la caída de la confianza en el futuro de la economía. El 30 por 100 de los españoles cree que la situación económica personal irá a peor y uno de cada cuatro tiene problemas para llegar a fin de mes.
La prueba de fuego de esta misma semana tiene lugar en los próximos días: el martes, por la convocatoria de huelga de los funcionarios, y el miércoles, porque está prevista para ese día la última reunión entre agentes sociales y gobierno. Sobre la movilización de este martes, los sindicatos la plantean como un test ante la previsible huelga general.
A las invectivas de un PP crecido y eufórico ha contestado el ministro con mejor imagen,
Pérez Rubalcaba, quien recuerda que cuando el PP compara la situación española con las de Grecia o de Hungría no hace daño al PSOE, sino al prestigio de un país cuya economía es seria y solvente. Y en línea con estos propósitos del Gobierno aparece, curiosamente, el presidente de la patronal,
Díaz Ferrán, quien proclama que "la situación requiere que todos arrimemos el hombro en la misma dirección, la de sacar al país de la crisis", y que advierte que las huelgas generales sumergen al país más en la crisis. España no está para paros generales, dice Díaz Ferrán...
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