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Españoles en el mundo: Líbano. El general Asarta toma el mando de los cascos azules

Españoles en el mundo: Líbano. El general Asarta toma el mando de los cascos azules

Españoles en el Mundo es un programa de televisión que nos muestra como viven los españoles y españolas en distintos países, como fueron a ellos y como están integrados. Pero hay otros españoles que han estado en años anteriores y que ahora se encuentran fuera de España con fines altruistas, encuadrados en las Fuerzas Armadas al servicio de Naciones Unidas.

Quizás la coincidencia de la Presidencia de España de la Unión Europea, durante el semestre actual, ha aumentado la importancia de la Misión Líbano cuyo mando acaba de tomar el General de División Alberto Asarta en el por primera vez un español ejerce el mando de la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano (FINUL). Esta circunstancia ha sido recogida por  los Medios de Comunicación como “noticia del día” figurando la fotografía del relevo en el Cuartel General de FINUL en Natura, con el general italiano Claudio Graziano en todos los periódicos. Y también ha sido entrevistado en Informe Semanal de TVE1, la noche del sábado 30 de enero 2010.

Como español y europeo, quiero destacar algunas fechas de las actuaciones de los Cascos Azules para el mantenimiento de la paz, que jalonan su labor de 60 años y los 21 de participación española, desde enero de 1989 que oficiales españoles participaron en la misión UNAVEM I en Angola. Después la “Agrupación Málaga” de la Legión desembarcó en el puerto croata de Split el 8 de noviembre de 1992.

Primera intervención en conflicto

La primera vez que Naciones Unidas se vio obligada a intervenir en un conflicto, fue el 25 de junio de 1950 cuando Corea del Norte agredió a la del Sur. El general Douglas MacArthur llegó a mandar 586.000 soldados de 21 países distintos y logró la paz el 27 de julio de 1953. Tres años después, 1956, organizaron las Fuerzas de Emergencia de Naciones Unidas (FENU) que intervinieron en el Canal de Suez.

Sus valiosas actuaciones merecieron el reconocimiento general y la concesión del Premio Nobel de la Paz en 1988 y el Premio Príncipe de Asturias a la Cooperación Internacional en 1993 por “la labor humanitaria que están desarrollando en Yugoslavia estas agrupaciones militares y su contribución eminente para una solución pacífica del conflicto bélico”.

Las Naciones Unidas fijan en siete las características que debe reunir una actividad para el mantenimiento de la paz: consentimiento de las partes en conflicto, apoyo de la comunidad internacional, contribución voluntaria de tropas, mando unificado bajo el secretario general, imparcialidad de la fuerza, mínimo uso de las armas que solo utilizan en defensa propia y financiación de la comunidad internacional.

Los “cascos azules” que participan en el mantenimiento de la paz realizan las siguientes misiones: observan la situación e informan; investigan incidentes y negocian para evitarlos; controlan movimientos de tropas en áreas sensibles; verifican los acuerdos de alto el fuego; se interponen entre los combatientes; realizan canjes de prisioneros; proveen ayuda humanitaria a la población y contribuyen a mantener el orden.

Desde entonces, muchos miles de hombres y mujeres soldados, en todos los continentes, han tenido que cumplir las misiones mencionadas. Han tenido bajas, como la primera mujer española caída en acto de servicio en Afganistán, la soldado de Infantería del Ejército de Tierra Idoia Rodríguez Buján, muerta en 2007, a quién rendimos homenaje en un artículo en este periódico. Hoy continúan miles de soldados de las Fuerzas Armadas de varios países colaborando por la paz. El 1 de febrero de 2010 en Afganistán una mina mató al soldado español de origen colombiano, John Felipe Romero e hirió a los 6 compañeros que viajaban en el vehículo BMR. Con él son 91 muertos españoles en Afganistán donde existen más de 100.000 soldados encuadrados en la OTAN que van a ser reforzados por 40.000, pertenecen a 40 países. El contingente español es de 1.078 soldados. Como vemos, el tributo de sangre en estas misiones continúa.

Naciones Unidas busca la solución de los conflictos bélicos existentes por medios políticos y diplomáticos, pero no pueden prescindir de los Ejércitos de los países miembros, por ser ellos las únicas organizaciones capacitadas para actuar eficazmente con estas medidas disuasorias ante las fuerzas enfrentadas del conflicto, así como socorrer a la población civil, etc.

El conflicto en el Líbano tiene Cascos Azules desde 1978, eran entonces 5.800 soldados. El conflicto entre milicias palestinas de la Zona del Líbano e Israel ha aumentado en intensidad. Ahora se cometen asesinatos selectivos, como el de Mahmud Al Mabhuh, el 20 de enero pasado, uno de los fundadores de Ezedier el Kassam, brazo armado de Hamás. A su vez, ya ha jurado venganza el jefe militar del partido-milicia chií  libanés Hezbolá.

Actualmente, la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en El Líbano (FINUL), pertenecientes a 29 países, cuentan hoy con 12.200 soldados. Estos son los efectivos que ha empezado a mandar al General de División Alberto Asarta. Su certera elección fue resaltada por la Ministra de Defensa Carme Chacón en el acto del relevo “Deseamos mucha suerte al general Asarta y estamos muy orgullosos de que tome el mando de la Fuerza de FINUL, porque va a hacer un gran trabajo”. Los que conocemos al General Asarta sabemos que tiene una importante cualidad para este cargo la empatía, pues  sabe escuchar, ponerse en la piel de quién le habla para intentar sentir lo que siente el otro, y conocer sus intenciones, puesto que ha de dialogar con miembros de Naciones Unidas, de España, con sus tropas, con los contendientes enfrentados y con la población civil.

Estamos convencidos de que se esforzará  en cumplir con éxito su compleja misión, ya que israelíes y palestinos siguen demostrando al mundo que su reciproco odio y animadversión continúan vivos. Durante los 32 años que como Rector de la Sociedad de Estudios Internacionales (SEI) desde 1975 a 2008, dirigí el Curso de Altos Estudios Internacionales para titulados Universitarios Superiores, invitaba a pronunciar conferencias a los dos Embajadores en España de Israel y Palestina. En su discurso cada uno justificaba las razones de que el enfrentamiento continuara. Sentado entre ambos en el coloquio, al final, siempre les decía lo mismo. “Señores Embajadores, hemos escuchado con atención sus exposiciones que nos han hecho reflexionar a los alumnos y profesores de la SEI y que mucho les agradecemos. Pero van a permitirme les diga que teniendo ustedes un enemigo común, “el desierto, la falta de agua”, sería muy bueno para la paz del mundo (este conflicto se ha convertido en la causa justificativa de otros varios), que “pasarán página”, miraran al futuro y al bienestar de sus pueblos y luego juntos por el agua, convirtieran la zona desértica en un vergel, como casi lo han logrado en Israel. Lógicamente yo predicaba en el desierto. Y el conflicto continúa.

Situación geopolítica

La situación geopolítica de la zona, con un Irán, que sigue exportando la Revolución Islámica y continúa con la obsesión de disponer de un arma nuclear para exterminar a Israel, según ha expresado en varias ocasiones, no es de extrañar que el general Asarta dijera en su toma de posición del cargo “que su objetivo es seguir ayudando a mantener el cese de hostilidades entre Israel y el Líbano, incrementar el diálogo y la cooperación entre los dos países y evitar cualquier incidente a través del control efectivo en la zona de operaciones en estrecha cooperación con las Fuerzas Armadas libanesas”.

Asarta agregó que las “operaciones tácticas” para el control de la frontera son la herramienta mas visible pero insuficiente para imponer la paz. El nuevo jefe de FINUL recordó que entre las reglas básicas para asegurar el éxito de la misión está la obligación de todos de “no tener prejuicios al tratar con las partes”, respetar las diferentes culturas y religiones, “estar dispuestos a ayudar a cualquiera” o “establecer una buena comunicación entre las partes”. También señaló la advertencia de que la misión militar no puede resolver por si sola el conflicto y destacó que actuará con un claro “compromiso de neutralidad”

Como ha sido grande la difusión del relevo del mando de la Misión Líbano, el sábado 30 de enero 2010, Televisión Española  le dedicó un espacio en su programa “Informe Semanal”, en el que pudimos ver y escuchar al general Asarta en la Base Cervantes, y conocer las opiniones antagónicas y justificativas del portavoz de Israel y del Director de Relaciones Internacionales de Hezbolá. Me recordaron mucho los argumentos de los Embajadores respectivos, a que antes me he referido.

Alberto Asarta dijo que la misión es complicada y que se trata de mantener un equilibrio para evitar una escalada que repitiera la Segunda Guerra del Líbano de 2006. Que ahora la situación ha mejorado, por ser  el Gobierno del Líbano de concentración y estar todos los Partidos Políticos representados y el Ejército del Líbano es el que tiene más soldados en la zona.

Se pretende que el final sea la situación controlada por este Ejército y la retirada de las Fuerzas de Naciones Unidas.

Que recomendaba a cada uno de los 12.200 soldados a su mando que se esfuercen en el cumplimiento de la misión y ocupación que han  de realizar por pequeña que fuera, pues todas eran importantes y requerían entregarse a ellas con entusiasmo y al cien por cien. Recordó la importancia que para la población civil ha tenido la ayuda del veterinario militar de la Base en el reciente parto de una yegua, pues en la zona no hay veterinario civil.

Destacó el general Asarta que estaban allí para dar cumplimiento a la Resolución 1701 de las Naciones Unidas y conseguir el cese de las hostilidades de los dos países. Que “lo que falta por darse, se dé”. Que se cumpla por las tres partes y que termine el conflicto con una Paz duradera.

Es importante que sepa el general Asarta y sus colaboradores que cuentan con la admiración y apoyo de millones de españoles, al igual que los demás militares españoles y españolas  destacados en otros conflictos que trata de resolver Naciones Unidas, pues somos concientes de la importancia de las misiones que llevan a cabo con esfuerzo y sacrificio.

Espero y deseo que su claro mensaje sea recibido y asimilado por todos los interesados y pronto podamos celebrar la Paz en Oriente Medio. Será un importante efecto colateral para alcanzar la Paz en otros actuales conflictos calientes, en una etapa, en el aspecto global de la Seguridad y Defensa, que preocupa a Naciones Unidas de su posible complejidad y escalada, pues la Revolución Cibernética y los posibles ciberataques han creado una nueva inestabilidad y preocupación a la causada por las armas de destrucción masiva, que si volvieron a ser utilizadas, sus efectos serían más dañinos y destructores que en Hiroshima y Nagasaki en 1945. Una reflexión nos indica que no hay “un conflicto pequeño” y Naciones Unidas se esfuerza en apagar todos los actuales y que no surjan otros nuevos, para lo cual se han multiplicado por diez los efectivos empleados.

En julio 2009, en 15 misiones diferentes, había 116.413 personas en operaciones, pertenecientes a 118 países diferentes. De ellos 82.223 militares, 10.993 policías, 20.937 civiles y 2.260 voluntarios de Naciones Unidas. A pesar de estos efectivos no es fácil llegar a la raíz de los problemas que generan los conflictos, y los complicados equilibrios a los que han de enfrentarse los políticos y diplomáticos negociadores.

El esfuerzo realizado por Naciones Unidas y los Estados que envían los efectivos ha sido grande: Desde 1949 a 2009 se realizaron 63 misiones. De ellas finalizaron 48 y están en curso 16 (África 7, América 1, Asia 3, Europa 2 y Oriente Medio 3)

Naciones Unidas aunque haya dado por finalizadas algunas misiones y se hayan retirados los efectivos, no quiere decir que haya logrado “apagar totalmente los conflictos”, sino que simplemente están “congelados” y pueden volver a reactivarse.

Fernando De Salas López. (Madrid, 2 de febrero 2010)
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