La antigua estrella porno y flamante diputada en Italia, llamada
Illona Staller,
pero más conocida como Cicciolina, está a punto de cumplir sesenta años
y se va a retirar. Una merecida jubilación (tres mil euros al mes)
para alguien que ha rendido innumerables "servicios" a la patria...
Si fuera un sainete tendría gracia, pero no lo es.
La realidad política de Italia se ha pasado de largo varios pueblos y
roza los límites de lo aceptable hasta para los estómagos más
acostumbrados a tragar con todo.
Ignoro por qué se empeñan en llamar "caballero" a alguien que prefiere,
con mucho, ser un gran semental. Alguien que ha hecho de la Viagra una
de las bellas artes y presume de haber "podido" en una sola noche con
ocho mozas y haber dejado a otras tres esperando porque (sic) "no podía
hacer más, no se puede llegar a todo".
Poco que añadir a esos alardes de macho, a esa ensoberbecida
personalidad de quien parece creerse Duce y no gobernante en los tiempos
que corren y con la que está cayendo en la vieja, bella y depauperada
Italia.
Dentro de nada veremos anuncios en chino en los canales venecianos.
Dentro de nada el Coliseo será un parque lúdico con propietarios
saudíes, orientales o indios.
La caída del Imperio Romano ha sido suficientemente analizada por los
historiadores. Acaso porque los imperios y las civilizaciones, como los
seres vivos, nacen, crecen, se desarrollan y terminan por morir.
¿No será que este modelo europeo al que nos empezábamos a acostumbrar
está agonizando? ¿No será que hay otras formas mejores de organizar los
gobiernos, la economía y la vida en general?
¿Es razonable pasarse la vida trabajando y cotizando para que, al final,
nuestros menguados ahorros se los lleve una residencia-aparcamiento de
ancianos donde esperamos la inevitable muerte?
¿Es razonable tolerar que ni uno solo de los centenares de asesores económicos de los gobiernos del mundo previera el desastre?
Voy a copiar una cita histórica que una buena amiga ha puesto en su blog. La frase es de
Cayo Julio César el viejo y se escribió en esa época que conocemos como "antes de Cristo", dice así:
"Si la clase media sirve para algo es para trabajar y pagar impuestos,
con los que podemos sobornar a la plebe de Roma y tenerla contenta y
mantenerla dócil. Es cierto que los plebeyos de Roma son animales, pero
son muchos y necesitamos sus votos para alcanzar el poder. Que la clase
media nos sirva hasta el final, porque los nuevos ciudadanos no piensan
nada más que en el trabajo, la industria y el ahorro y otras
preocupaciones por el estilo".
Fin de la cita, fin del ciclo, fin de una era. Volvamos al principio.
Calígula amaba
tanto a su caballo Incitatus (impetuoso) que lo nombró cónsul... El
"caballero" que manda en Italia en este siglo XXI parece gobernar con
sus gónadas en vez de con su cerebro. Y por estos lares seguimos
adormecidos, contribuyendo a que los gobernantes hagan de su capa un
sayo con la excusa de nuestros votos.
Ya lo dijo Cayo Julio César, somos animales... aunque unos más que otros.
Ana Ruiz Echauri. Periodista.
Más artículos de Ana Ruiz Echauri