Cuando los ciudadanos se hacen oír
lunes 20 de octubre de 2014, 12:41h
El pasado fin de semana ha sido el de la 'participación
ciudadana' en la cosa política. Parto de la base de que casi todas las
manifestaciones forman parte de esta participación, aunque no se deba, como a
veces ocurre, incurrir en el error de considerarlas lo único válido en
política. Es lo que la ha ocurrido a Artur Mas, hasta que ha percibido que está
ya en manos de la Asamblea, de Omniun y, en el fondo, de Esquerra, que se
hicieron presentes el domingo en la calle para expresarle al president de la
Generalitat, a voz en gritos, sus reivindicaciones. Que, por cierto, tengo la
sensación de que no son las que en mayor medida interesarían a Mas.
El president de la Generalitat desdeñó la vía puramente
política, y se echó en los brazos de los muchos miles de manifestantes de la
Diada, creyendo que ellos eran todos los catalanes y que en el resto de España
se consideraría un dato de autoridad incontestable para que desde el Govern
catalán hicieran lo que se les antojara, sin más límites ni cortapisas. El
sacar 'a las masas' a la calle puede ser un síntoma de fortaleza política, pero
no es toda la política. Que es un arte que se ejerce con paciencia, dando voz a
los ciudadanos, sí, pero ejerciendo también el liderazgo que esos ciudadanos
hemos conferido a nuestros representantes y utilizando virtudes como la
prudencia, el diálogo y el consenso, cualidades de las que no podría decirse
que un Oriol Junqueras, por ejemplo, esté demasiado bien dotado.
Lo digo porque comienzan a penetrar en el cuerpo social
nuevas formas de entender la política y que, por cierto, nada tienen que ver
con la 'vía catalana hacia la independencia', que ya vemos que discurre de
forma traumática e impulsada por gentes que, como los dirigentes de la Asamblea
y de Omnium, carecen de la legitimidad dada por las urnas, aunque puedan
invocar otras legitimidades. El titular que he puesto a este comentario se
refiere más bien a cosas ocurridas este fin de semana en otros ámbitos: la
asamblea multitudinaria de Podemos, las elecciones primarias en algunos municipios
alentadas por partidos como el PSOE y la UPyD...
No seré yo quien se apresure en la condena de cómo se hacen
las cosas en la formación, porque hacia eso va, de Pablo Iglesias y sus
compañeros, sean seguidores o discrepantes. Creo que Podemos es un movimiento
imprescindible para canalizar ordenadamente -o no tanto-las críticas de la
sociedad hacia una manera de entender la gobernación y, en definitiva, el
poder. Dudo de que llegue a votarles alguna vez, porque me parece que ni me
gustan ni les gusto; pero ello no abona algunos ataques injustos,
desproporcionados e inveraces hacia este embrión de partido, que tanto éxito
está encontrando en algunas capas de la sociedad española, profundamente
descontentas, y bien que se entiende, con la manera como nos gobiernan.
Lo de las primarias, en otro orden de cosas, me parece algo
fundamental. Es lógico que los ciudadanos, aunque sea a través del 'filtro' de
la militancia, tengamos algo que decir en el momento en que 'nuestros'
candidatos son elegidos, que no designados. Mejor me parecería que se
universalizase el procedimiento, pero más vale algo que nada. Creo que las
primarias, como la limitación de mandatos, como el desbloqueo de las
candidaturas, como una mayor proporcionalidad en la normativa electoral,
deberían ser asuntos obligatorios e introducidos como mandatos de la
Constitución. Es importante que la voz de la gente 'corriente', la que vota y
paga impuestos para mantener a sus representantes, se escuche cada vez más:
siempre son mejores las voces que los gritos, la participación que el 'todo
para el pueblo, pero sin el pueblo', la transparencia que la impermeabilidad.
Hay muchos, y muy importantes, personajes de la vida
española que desgraciadamente parecen no pensar lo mismo todavía, aunque con la
boca pequeña y sin demostrarlo con actos, digan lo contrario. Que miren a las
muchas cosas que ocurrieron el pasado fin de semana y reflexionen: hay procesos
que no pueden ya detenerse así como así.