En la esquina montevideana: el retorno de Lucía
viernes 27 de septiembre de 2013, 09:31h
En la esquina la barra del
"Rover" sigue a vueltas con el análisis de la fuerte crisis económica que está
devolviendo al barrio a varios vecinos que llevaban años instalados en tierras
españolas. El Flaco acaba de volver de Madrid con información de primera
mano después de asistir al casamiento de un sobrino.
-
Tito:
Bueno, Flaco,
tenés que aclararnos la situación de nuestros emigrantes en medio del
descalabro socio-económico que se está viviendo en España. Vos recién estuviste
allí hace unos días. Así que nos podés iluminar porque acá la barra anda medio
perdida entre los que decimos que la cosa está muy jodida y los que suavizan
diciendo que realmente, crisis-crisis, eran las que sufrimos en el Uruguay.
-
Pocho:
Dale, contá.
Vos sos bastante tranquilo y buen observador a pesar de tu mala vista. Es un
chiste que hago sabiendo que si tus estudios de Arquitectura te permiten
diferenciar ---sin ponerte los lentes--- un "Velázquez" de un "Murillo"; sabrás
discernir si hay poca o mucha crisis en nuestra
hispánica vieja patria.
-
Don
José: Lo
primero es felicitarte por gastarte los mangos en un evento familiar. Al final,
con el paso del tiempo, caemos en la cuenta de que lo único importante es la
familia y los sentimientos. Lo digo porque otros en tu caso no le darían bola
al casamiento de un sobrino que casi no conocés y con el que tuviste escaso
trato por motivo de la distancia.
-
Flaco:
Bueno, amigos,
la verdad es que el primer sorprendido soy yo. Ustedes me conocen, soy poco
viajero y nada amigo de las aventuras, se acordarán las vueltas que le di al
primer viaje de laburo al Chaco. En este caso fue muy emocionante el poder
reunirme con mis dos hermanos emigrantes, Elisa y Miguel. En la reunión
recordamos la historia de cuando el desfile de carnaval pasaba por Propios y
desde la azotea de Gildito le tirábamos bombas de agua a las carrozas. Nos
reímos mucho pero también certificamos, con resignación, que una rama de la
familia echará raíces en la capital española. Creo que hablamos más del Pepe y
de las dos yerbas, del mate y de la marihuana, que de los más de 6 millones de
desempleados que hay en España.
-
Tito:
Te entiendo
perfectamente cuando lamentás el tener lejos a una parte de la familia pero por
lo menos tu sobrino tiene laburo. Algo que escasea allí y que de rebote nos
favorece a nosotros. En tu caso, por ejemplo, se equilibra la balanza al volver
tu sobrina Lucía, la hermana mayor de Ignacio. La conocí muy joven de cuando
laburaba en la farmacia "San Roque". Un sobrino permanece y otro vuelve, es una
nueva realidad a la que nos tenenos que adaptar. Habrá que pasarle la factura a
los milicos golpistas que forzaron la huída de miles de familias.
-
Pocho:
Si mencioné a
dos grandes pintores españoles es porque supongo habrás ido al Museo del Prado.
Se me ocurre que el museo es un ejemplo de la más que contradictoria crisis
económica en España. Digo yo que en las diferentes salas del Prado habría
cantidad de visitantes y casi todos turistas extranjeros. Muchos comprarían
recuerdos en la tienda del museo y luego buscarían una mesa en los bares del
alrededor para escribir sus postales. Me parece que con la guita que mueven en
un día en Madrid los turistas, nosotros vivimos todo el año con la panza para
arriba. ¿Me entendés?
-
Don
José: Quiero
recordar a la familia uruguaya desperdigada por el mundo. Soy de la opinión que
es muy distinto el vivir en Madrid, Sydney o Toronto. Todos son emigrantes y por lo tanto sienten
los mismos dolores nostálgicos al añorar un candombe o una canción de
Zitarrosa. A lo mejor soy un boludo al afirmar que sos menos emigrante si vivís
en la hermosa ría de Vigo y laburás en una pizzería frente al mar a la que le
pintaste una bandera a rayas azules y blancas con tres grandes letras:"ROU". Acepto
que los euros-dólares ayudan pero el sentirse integrado en una nueva sociedad
no tiene precio. Se imaginan la alegría que sentí cuando hace unos años entré
en una tienda de Santiago de Compostela, al ladito de la catedral y me encontré
con un banderín de Peñarol colgado junto al mostrador. La propietaria bajó de
un barco en el puerto de Montevideo con 18 meses de vida. Se recibió de maestra
en plena dictadura. Me contó que si le puso al comercio el nombre de "Lembra"
[que en gallego significa recuerda] fue para no olvidarse de su feliz infancia
jugando con su amiga Rosa María en la vereda de la calle Nueva York.
-
Flaco:
Ta, es cierto
que quizás para andar por el mundo es mejor no ser tan ricos en
sentimentalismo. Es una herencia honrosa que nos dejaron los miles de "gayegos"
y "tanos" que anidaron en la orilla de la verde Banda Oriental. El tener que
dejar el país es una cagada que nos empobreció a nivel económico pero por otra
parte, creo sinceramente que nos hizo más cultos. Ojo, no estoy diciendo más educados.
Al vernos lejos comenzamos a valorar una identidad y cultura propias que antes
nos parecía escasamente original o casi inexistente. En los pocos días que
estuve en Madrid me percaté de que el emigrante sigue unido por ciertos
detalles que tienen relación con el corazón y los sentidos. Nadie echaba de
menos el no tener un mango en el bolsillo cuando ibas a los bailes en el
"AGUADA" o en el "CESOPE". El recuerdo masculino era para aquel lindo pelo
rubio de Stella de la calle Soria o para la estupenda melena castaña de Elsa de
La Teja. A lo
mejor estoy payando pero me parece que la evocación de los tiempos felices
---lejos del escenario montevideano--- es el mejor antídoto en contra de la
peste globalizadora que nos quiere convertir en súbditos sumisos de unos
cuantos avarientos empresarios financieros que se adueñan de nuestras vidas
para aumentar su patrimonio.
-
Tito: Pero, Flaco, me sorprendés.
Vos que andás siempre tan sosegado y ahora te destapaste después de unos días
en Europa. Que se vayan preparando en AFE que venís con ánimos renovados para
mover la locomotora oxidada de nuestros viejos ferrocarriles. Estoy de acuerdo
en todo lo que decís, pero te fuiste a la quinta de las albahacas. Lo que me
interesa es saber tu opinión sobre la crisis en España. ¿Es un desastre? ¿Es un
toque de atención a los trabajadores? ¿Es el comienzo de una nueva era
capitalista en el norte?
-
Pocho:
A mi no me
sorprende que el Flaco vuelva bastante calentito. Nunca fue de muchas palabras,
es cierto. Habla sin exaltarse pero defiende con razonamientos sus ideas. Se
acordarán que nos convenció para votar al MPP. Nosotros, medios "latas",
nos pasamos a una agrupación que hasta ayer nomás la considerábamos formada por
una docena de locos ex tupamaros. El Flaco nos fue llevando. Nos chamuyó bien
de bien. Ahora apoyamos con convicción al sector más serio del Frente Amplio
que es el que está empujando el crecimiento en el país para así acabar con la
pobreza y la exclusión social. Creo que nuestro noble compañero está hirviendo
al ver la confianza ciega del votante español en una línea política que en el
Río de la Plata
fracasó y nos hundió en la miseria durante 30 años.
-
Don
José: Al final
hablamos nosotros y no escuchamos lo que piensa el Flaco sobre la gran crisis
que nos está devolviendo al paisito a amigos, conocidos y vecinos del barrio.
El caminar por las calles de Madrid, creo, es la mejor escuela para ver lo que
está sucediendo. No semeja que sea un problema puntual como nos quieren vender
los gurús del afane internacional. Algunos economistas afirman que en un año
España está afuera del pozo o por lo menos en el borde del brocal. Mis años me
indican que no es posible tal optimismo. Estamos delante de un fuerte castigo a
los más beneficiados de la socialdemocracia, es decir, a la clase media. En
España entra mucha guita por las exportaciones y el turismo pero no veo una redistribución de
los ingresos para ir creando puestos de trabajo que saquen del paro a 6
millones de personas. Más bien el proceso es que los poseedores de un millón de
euros pasan a tener dos millones mientras el empleado que cobraba 1000 euros;
percibe 700 o 750.
-
Flaco: Tiene razón don José al hablar
de aprender caminando por Madrid. Iba con mi hermano Miguel por Vallecas y al
pasar al lado de una larga cola de gente de diferentes edades le pregunto sobre
aquella aglomeración. Me informa que son
personas que esperan turno para comer gratis en un centro de ayuda
social de "Cáritas". La mayoría estaban bien vestidos, no me parecieron
marginados. Eran mujeres y hombres desempleados con una hipoteca e hijos a su
cargo que de la noche a la mañana se vieron sin un peso en el bolsillo. Un
ejemplo que entenderán perfectamente es el retorno de mi sobrina Lucía. Si bien
no se muere de hambre gracias a que el marido hace unas changuitas con el
suegro repartiendo en una furgoneta; su nivel de vida se le fue al tacho. Antes
entraban dos sueldos en la casa pero ahora tienen que ajustarse para poder criar a los dos hijas nacidas en España.
Se vuelven porque para vivir con estrecheces es mucho mejor en la propia
patria. El esposo de Lucía, Sandro, además de buen laburador es un experto en
logística de distribución. Confía en encontrar trabajo en su profesión. Se
viene muy animado y con un plan alternativo de futuro. Quiere producir y
comercializar "Miel de Butiá". Hablará con amigos que tiene en Castillos para
que lo apoyen en su petición al Ministerio que corresponda para que la miel
rochense tenga "Denominación de Origen Protegida". Así, solamente llevará el
sello de garantía el producto elaborado con los frutos de las palmeras de
Rocha. ¿Qué les parece? Sandro se fue de su pago sin mirar para las palmeras y
ahora vuelve pensando en ellas. No se bien pero a lo mejor la emigración es
simplemente un sonido, un olor o un sabor
que se nos gravó en alguna parte del cerebro.
Manuel Suárez Suárez