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José Luis Alonso

16/02/2015@14:15:02
Cuando una pérdida humana te llega y te afecta negativamente la tristeza es inevitable. Cuando además viene envuelta en la sorpresa, uno no puede menos que añadir a esa tristeza una sensación de injusticia vital. Y cuando a esa pérdida se suma un sentimiento no solo personal, sino además de trascendencia social y más general, como es este caso, a uno no le queda sino estremecerse y darse cuenta una vez más de lo incierto de la vida y la certeza de la muerte.
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