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OPINION/Victor Gijón

La hija de Palin

La hija de Palin

Estoy con Obama en que a los hijos no se les debe meter en una campaña política. Pero los meten. La candidata republicana a la vicepresidencia Sarah Palin apareció en el acto de aceptación del cargo rodeada al completo por su familia: marido, hijos…
Estoy con Obama en que a los hijos no se les debe meter en una campaña política. Pero los meten. La candidata republicana a la vicepresidencia Sarah Palin apareció en el acto de aceptación del cargo rodeada al completo por su familia: marido, hijos…

La gobernadora de Alaska es, además conocida, por su defensa de la familia tradicional, entendida como la entiende alguien que defiende la teoría del creacionismo, frente a la evolución darwiniana. Es decir que cree más en lo mágico que en la ciencia. Pero sólo en materia de religión, porque en otros asuntos, como en el uso y abuso de las armas, defiende pistolas y rifles de verdad, de los que matan y no de mentirijillas. Palin fue elegida por John McCain por ser una firme antiabortista y por aborrecer de las promiscuas relaciones sexuales pre matrimoniales.

Al parecer lo de imponer las reglas morales a los demás tiene muchos adeptos-votantes en Estados Unidos. Pero está claro que, al menos, en un aspecto Palin no puede, precisamente, sacar pecho. El embarazo de soltera de su hija Bristol, por mucho que se anuncie ahora, después de desvelarse el asuntillo, que se casará con el padre de su hijo, no puedo ocultar que algo falla en la casa de la gobernadora.

Si en las mismas narices de la máxima defensora de la abstinencia sexual antes del matrimonio se ha producto fornicio, que dirían los Serrano, es que algo no marcha bien. ¿Qué ha fallado entonces? ¿La educación de Bristol no ha sido la adecuada? ¿Se pueden poner puertas al campo y legislar la castidad?¿Cómo puede pedir a los padres y madres de América que controlen la sexualidad prematrimonial de sus vástagos cuando es evidente que ella no ha sido capaz de hacerlo? ¿Aceptaría Palin, como ha aceptado el desliz de Bristol, que uno de su hijos fuera homosexual y quisiera casarse, a pesar de su rotunda y furibunda negativa a legalizar el matrimonio gay?

 No creo que a la pobre Bristol, que ya tiene bastante con tener 17 años, estar embarazada, ser sospechosa de haber dado a luz hace cinco meses al último hijo de la gobernadora y tener una madre como la que tiene, se la deba convertir en el centro de la polémica de la campaña a las presidenciales en Estados Unidos.

Tiene mucho más interés el asunto de la presión ejercida para despedir a un jefe de policía que no prescindió deuno de sus subordinados, ex marido de una hermana de la gobernadora que litigaba por la custodia de los hijos. Y es que hay gente que cuando llega el momento de defender la familia, la suya principalmente, aplica sin dudarlo la ley del embudo: lo ancho para ellos y lo estrecho para todos los demás.
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