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Lo concreto de la CBI: Las ballenas seguirán en la mira de Japón

Lo concreto de la CBI: Las ballenas seguirán en la mira de Japón

La 60° reunión de la Comisión Ballenera Internacional, realizada en Santiago, termino, después de una semana de sesiones “científicas” y otra semana de sesiones “políticas”, sin  adoptar conclusiones sobre las cuestiones centrales de la discusión.

Las ballenas tendrán que seguir esperando uno o dos año más, para que se conozca la decisión de los humanos, sobre su destino.

Y esta no es una frase que quisiera ser ingeniosa o irónica.

Es una advertencia, al mismo tiempo que un triste reconocimiento de la crueldad, de la falta de responsabilidad  del humano, integrante de la naturaleza a la que pertenecen las ballenas- en peligro de extinción- respecto del medio ambiente, de la naturaleza en general, en fin de su irreflexivo caminar hacia su propio exterminio.

Los cerca de dos mil delegados que llegaron a Santiago de Chile cumplieron con el ritual habitual de estas “cumbres” internacionales, pagaron sus cuotas, recibieron unos documentos, discutieron sobre el punto y la coma, se abrazaron mucho reconociéndose ya después de tantas citas, compraron los souvenirs correspondientes.

Los más activos analizaron– o chantajearon o fueron “asustados”- si valía la pena que la instancia siguiera  existiendo.

Japón, por cierto, llevó el pandero, amenazó con poner en tabla su ambición de que se le autorice la “captura ribereña”, la que junto con la así llamada “captura científica- que le permite cazar miles de ballenas al año-, y amenazó con quebrar la propia entidad.

Los países del Grupo de Buenos Aires, instancia de los países latinoamericanos, no pudieron reunir los votos para imponer lo que fue mandatado para sus miembros en su reunión de abril en Isla  Papagaio, Brasil: moratoria definitiva para la caza comercial, Santuario del Atlántico Sur, y otras medidas conservacionistas.

En fin, no había quórum, los dos tercios para la adopción de resoluciones, dijeron los  encargados de la resta y suma de los votos. Del “realismo político” que le llaman.

Japón en definitiva impuso su estrategia de frustrar el debate real sobre la conservación de las ballenas, no en calidad de “recurso”- término propio de la economía de mercado- sino de especie-“monumento de la naturaleza”, como lo declaró Chile el mismo día del inicio de la reunión de la Comisión Ballenera Internacional.

Pero no bastó el gesto de Chile, de declarar a los cetáceos “monumento de la naturaleza” y proponer al Congreso Nacional la declaración de Santuario Ballenero de su mar territorial. Y además, declarar la moratoria indefinida de la captura.

En definitiva, se mantiene el statu quo, que como es obvio, conviene a los depredadores.

En resumen, tras 15 días de reuniones, la Comisión Ballenera Internacional designó una comisión que estudiará la “modernización” de la institución, y que tendrá un año más para seguir reuniéndose y discutiendo.

Se eligió el sistema del “consenso” para frustrar la discusión, eludir las definiciones, y dejar fuera de la tabla los temas molestos, no para dar fuerza a los acuerdos, por la unanimidad propia de los acuerdos profundos y de principios.

Primó lo que definen como “pragmatismo”, con una buena dosis de cinismo, oportunismo y hasta de resignación.

Claro, sin la presencia de los medios de comunicación, los que en las sesiones de la 60° reunión de la CBI -en una medida no sólo absurda, sino impresentable- fueron obligados a pagar 100 dólares para una reunión que no llegó a nada, o sea a lo mismo de siempre: declaraciones van y declaraciones vienen, para que todo siga igual.

El vocero de la delegación japonesa, Glen Inwood, señaló con altanería, pero con franqueza, que Japón seguirá, sin cambio alguno, su “caza científica”  y lo que no dijo, vendiendo la carne de ballena en los más caros restaurantes de Tokio. Y enriqueciendo a unos cuantos traficantes.

“Japón continuará con sus programas letales de investigación en la Antártica y en el noroeste del Pacífico, así como también con la caza sustentable de las especies cetáceas no suscritas a la CBI”, notificó a la comunidad internacional.

La Comisión Ballenera Internacional puso un horizonte de dos años para llegar a definiciones y el equipo de trabajo integrado por 23 miembros -entre ellos Chile- debatirá sobre 33 temas de la agenda “ballenera”.

Las organizaciones no gubernamentales (ONG), hicieron esfuerzos casi desesperados por poner en la discusión los temas conservacionistas, poner en votación la moratoria indefinida y permanente a todo tipo de caza de la ballena, sin aceptar ningún subterfugio ni pretexto. Y dejar por lo menos testimonio de una posición en defensa de la naturaleza y sus riquezas, simbolizados en la ballena.

A pesar de la derrota, no todo fue inútil, sin embargo, porque nuevos países de América latina se adhirieron a las tesis conservacionistas y de fomento al “avistaje de ballenas”.

Aquí se podría explorar una estrategia regional, que -si hay voluntad política- (Unasur podría plantearse el tema, o a lo mejor la OEA)- se podría materializar una posición colectiva, en que todos y cada uno de los países ribereños declaren sus mares-¡y lo hagan cumplir!- santuario libre de caza de todo tipo de cetáceos.

Así, si se da esta demostración de autoridad, de determinación y de integración regional, que podrían detenerse a las flotas japoneses que violan la soberanía y depredan las riquezas de la región.

A la altanería y prepotencia de los cazadores de ballenas habría que imponer la ley internacional, si es que no queremos seguir esperando otros dos años, para llegar a una nueva cita de la Comisión Ballenera Internacional donde países que ni siquiera tienen riberas, mares, ni ballenas, ni barcos, decidan por las ballenas, y en definitiva, por la humanidad.

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Marcel Garcés
Periodista
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